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Piden que sea juzgado el presunto asesino serial acusado de matar a su familia en San Nicolás

La fiscal a cargo de la causa solicitó al juez que comience la instancia de juicio contra el consignado como homicida, un hombre de 43 años que enfrenta cargos por  homicidio calificado

Una fiscal consideró que el hombre acusado por el triple crimen de su hermano en 2019, de su hija de 10 años en 2021 y de su madre en abril del año pasado, quienes murieron mientras estaban internados en hospitales de la ciudad bonaerense de San Nicolás, tuvo «un proceder artero, taimado y cobarde» y que concretó «un proyecto homicida y serial».

Se trata de la fiscal María Belén Baños, quien solicitó al juez de Garantías de San Nicolás Román Parodi que someta a juicio a Pablo Damián Grottini (43), un empleado de una funeraria a quien le endilgó los delitos de «homicidio calificado por el vínculo, por la alevosía y por el medio empleado (respecto de Ailén Grottini y Teresita Di Martino)», y «homicidio calificado por la alevosía y por el medio empleado (respecto de Germán Grottini)».

En las 66 páginas del requerimiento de elevación a juicio, la titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 12 de San Nicolás detalló las pruebas reunidas para que el imputado con prisión preventiva sea juzgado.

«Se podría pensar -o haberse pensado antes del inicio de la investigación- que Pablo Damián Grottini es simplemente una persona signada por la tragedia al verse castigado por la muerte de sus tres familiares más cercanos», analizó la fiscalía pero, en realidad, fue «el resultado de un plan homicida ideado, desarrollado y finalizado con su detención».

Según la funcionaria judicial, «el primer aspecto que nubla la presunción de inocencia es que las tres personas que fallecieron, fueron la madre, hermano e hija adoptiva del imputado, quienes también conformaban exclusivamente su grupo familiar conviviente».

Además, «las víctimas eran personas jóvenes (10 años su hija, 32 su hermano y 61 su madre), sin ninguna patología previa ni afección repentina que ameritara sus muertes, y que fallecieron de manera súbita».

«Más allá también, y para continuar debilitando la remota posibilidad de que todo haya sido una fatídica casualidad, se agregan más datos inculpatorios: que todos murieron en idénticas circunstancias, ello es, tras arribar a las guardias para ser atendidos por pequeños malestares, habiendo ingresado precisamente acompañados por el imputado, quien también se encontraba a sus cuidados al momento de sus muertes, y que (acreditado al menos en los casos de Ailén y Teresita y fuertemente presumido en el caso de Germán), sus sueros fueron manipulados momentos antes de sus decesos», aseguró.

Grottini comenzó a ser investigado el 23 de abril del año pasado tras la muerte de su madre, quien fue llevada por su hijo descompuesta al Hospital San Felipe de San Nicolás, donde refirió sentirse mareada y angustiada por la muerte del otro hijo y de su nieta, ocurridos tiempo antes.

Tras realizarle los estudios correspondientes, los médicos constataron que estaba recuperada, por lo que planeaban darle el alta, aunque mientras permanecía internada en el box 3 de ese centro asistencial, al cuidado de su hijo Grottini, éste manifestó que el suero «perdía».

La enfermera de turno constató que estaba pinchado, atravesado de lado a lado, y observó que el hombre tenía sus prendas de vestir mojadas, de acuerdo a lo que consta en la causa, que también determinó que tenía su dedo índice de la mano derecha con una lesión punzante, como de aguja.

Una hora y media después, Grottini volvió a llamar a los enfermeros, quienes constataron que Di Martino había muerto.

Los médicos constataron «la existencia de una ampolla de Diazepam, abierta y vacía, siendo una marca que no se correspondía con las que suministra el hospital, aunado a que ese día no habían suministrado dicha droga a ningún paciente».

Mientras se investigaba este episodio, surgió en base a testimonios de conocidos y vecinos que un hermano de Grottini, que era deportista y guardavidas, había fallecido en circunstancias similares el 23 de julio de 2019, al igual que su hija Ailén, de 10 años, quien padecía un retraso madurativo, el 26 de julio de 2021.

Ante esa situación, la fiscal ordenó investigar e imputar las tres muertes y ordenó exhumar el 3 de mayo de 2022 el cuerpo de la niña para una autopsia (el hermano fue cremado), la cual no pudo confirmar la causa del deceso por el avanzado estado de descomposición.

En tanto, la autopsia de la madre determinó que había «signos compatibles con asfixia» y que no se podía descartar como «posible causa de muerte la inyección endovenosa de aire».

Baños reconstruyó los últimos momentos de la hija y del hermano del imputado, quienes estaban para ser dados de alta e imprevistamente murieron mientras era cuidado por el sospechoso.

Para la fiscal, se trató de «un perfecto entrelazado de acciones desplegadas por el imputado, de corte netamente criminal, que lo ubican frente a cada una de las muertes con movimientos y conductas reveladoras y suficientes para vincularlo a aquellas».

«El análisis de tales acciones y de un extenso listado de elementos probatorios habidos en su contra, permite echar luz sobre la oculta historia y revelar el plan criminal. Teresita Di Martino, Ailén Grottini y Germán Grottini no murieron de forma natural, fueron asesinados alevosamente por Pablo Damian Grottini», resaltó.

En el requerimiento valoró las declaraciones de testigos y el análisis de la computadora del imputado, donde se detectó que en Google hizo, entre otras, las siguientes búsquedas: «Qué pasa si inyecto aire en las venas», «qué se puede tomar para provocar un paro», «cuál es la vena que hay que infiltrar para producir un paro» y «qué veneno produce la muerte de inmediato».

Además, la fiscal lo acusó por el delito de «daño» debido a que dos días después de la muerte del hermano Grottini mató al perro de la víctima al darle una inyección y a un testigo le dijo: «Ahora este no va a aullar más».

Por último, Baños aseguró que Grottini tuvo un «proceder artero, taimado y cobarde, que emerge de la colecta probatoria que funda esta pieza acusatoria, y es prueba de la despreciable expresión de un proyecto homicida y serial».

«Las víctimas no se quedaron simplemente dormidas, no hubo paz, no hubo calma en esos momentos finales…el imputado no sólo los mató, sino que los vio morir, los vio sufrir, los vio agonizar, los contempló, lo disfrutó», concluyó.

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