La familia de Carlos Saldaño, un cordobés que hace más de 20 años fue sentenciado a la pena de muerte en Estados Unidos, le solicitó a la Cancillería argentina repatriar al condenado para que pueda ser internado en un neuropsiquiátrico argentino. El abogado de su familia, Juan Carlos Vega dijo que el destino de Saldaño “está en manos” del canciller Jorge Faurie.
El caso de Saldaño, quien hoy tiene 45 años, es muy intrincado. Fue condenado a la pena de muerte en 1996 por matar un año antes, junto a su amigo mexicano Jorge Chávez quien recibió la pena de cadena perpetua, a un vendedor de Dallas cuyo cuerpo fue encontrado en un bosque cercano.
En el estado de Texas para determinar la pena capital, debe probarse la “peligrosidad futura” del imputado. Esa sentencia fue cuestionada por racista, ya que un psicólogo determinó que Saldaño tenía más posibilidades de reincidir por ser latino.
El caso finalmente desembocó en la denominada “ley Saldaño”. En 2001 la legislatura de Texas aprobó una reforma al código de procedimientos penales del Estado, y determinó que no se podrán presentar argumentos respecto a la raza o etnia de un acusado como evidencia de ser más propenso a una conducta criminal.
En 2004 el estado de Texas reconoció el error y en 2006 fue juzgado nuevamente. Para entonces el cordobés había pasado más de 8 años en el corredor de la muerte, por lo que su estado mental estaba deteriorado. En ese segundo proceso también fue condenado a muerte por su “peligrosidad futura”.
Hace dos años, la Corte Interamericana de Derechos (CIDH) acusó la “responsabilidad” de Estados Unidos por las “plurales violaciones de las garantías judiciales de defensa” de Saldaño en ambos juicios. Definió al corredor de la muerte como un “sitio técnico de tortura” y ordenó sacarlo de allí.
Es en base a ese fallo que la familia de Saldaño le realizó el pedido de traerlo al país. «El principio de la solución la tiene la Cancillería Argentina», indicó Vega, quien aseguró que el ministerio al mando de Faurie tiene que pedirle a Estados Unidos que cumpla con la resolución de la CIDH.
«Es una cuestión de decisión política del canciller, el tema está en sus manos», agregó el letrado.
En declaraciones al canal TN, Vega señaló que el argentino de 46 años condenado por el asesinato de un comerciante ya «no existe como ser humano» a causa del deterioro mental ocasionado por la gran cantidad de años que pasó en «corredor de la muerte». “Llevamos 20 años de lucha en soledad”, expresó el letrado.
Saldaño, que se encuentra detenido en la Unidad Allan Polunsky, una prisión de Texas, insiste en que si no puede salir del «corredor de la muerte», prefiere que lo maten, según le transmitió el año pasado a su madre Lidia Guerrero.
El 25 de noviembre de 1995, Saldaño y un cómplice mexicano secuestraron a Paul King en el estacionamiento de un supermercado y lo llevaron a las afueras de la ciudad de Plano (norte de Dallas), donde el cordobés lo mató a tiros y le robó un reloj y 50 dólares.
Su madre denunció en 1998 a los estados Unidos por “violación” de la Declaración Americana de los Derechos Humanos.