“Estamos reaccionando como personas buenas, pero aquellos que quieran lucrar con la muerte de nuestros 22 fallecidos, aquellos que quieran lucrar con ese espacio público, estamos decididos a entrar a mazazos. Si el gobierno provincial no expropia ese lugar, nos vamos a convertir en ocupas. Ocupas de la memoria, de la dignidad, de la esperanza”, desafió ayer Marcela Nissoria, ex esposa de Hugo Montefusco, una de las víctimas de la tragedia de Salta 2141, en ocasión de inaugurar una placa con el nombre de los fallecidos en la explosión ocurrida hace ocho meses, por iniciativa del Concejo Municipal.
Con discursos sin medias tintas, después de las palabras formales de los ediles que concurrieron en representación de todos los bloques, los familiares pusieron énfasis en sus reclamos para que la provincia expropie el terreno donde ocurrió la tragedia.
Agua y estrellas
Alicia, mamá de Maximiliano Fornarese, entre lágrimas, tomó la palabra y señaló: “Para los que no entendieron, no es sólo una plaza lo queremos, el cimiento va a tener sus huellas, pedacitos de cosas que les pertenecieron. Pedimos que se les ablande el corazón de quienes nos gobiernan y que dispongan que ese lugar sea un memorial para ellos, las víctimas. Que tenga agua, 22 estrellas, 22 luces que iluminen la noche de Rosario, que tenga un salón y podamos reunirnos en ese lugar, que de ahí puedan salir nuestros proyectos de solidaridad, tenemos 25 mil firmas que nos avalan. Donde estaban las torres gemelas de Estados Unidos ahora hay agua; nosotros, en el espacio de 20 por 40 metros podemos hacer trabajos. No quiero quedarme llorando a mi hijo. Queremos convertir el dolor en trabajo, sumar a los profesionales amigos de nuestros hijos a que nos ayuden a formar ciudadanía y hacer mejor ciudadanía, desde ese lugar”.
Mientras los familiares continuaban con sus discursos con un alto contenido emotivo, los concejales Norma López, Roberto Sukerman, Carlos Cardozo, Diego Giuliano, Daniela León, Jorge Boasso, María Eugenia Schmuck y el diputado Pablo Javkin seguían con atención las palabras de Nissoria, quien les pidió que “el Enargas haga una audiencia pública e informe qué pasó el 6 de agosto, y es tarea del Concejo también insistir con el reclamo, deben tener el compromiso para que haya justicia y esa también es responsabilidad de ustedes”.
Luego la mujer aclaró que “los que se cuelguen de nuestro esfuerzo y dolor y se mojen con nuestras lágrimas, se las van a ver con nosotros. Hay quienes publican cartas deslindando responsabilidades, dejen de ser caraduras y asuman la responsabilidad que tienen. Hay más de once imputados y acá no hubo costo político, yo he visto llorar a concejales en la comisión de Derechos Humanos, les pedimos que esto no pase de moda, que un muerto tape a otro”.
Dolor y bronca, mucha bronca
“Disculpe padre, pero son todos unos hijos de mil putas”, resumió Gladis, mamá de Carlos López, que con sus 75 años le pone palabras a su dolor. Se abalanza sobre la placa del cantero del bulevar Oroño y apoya sus labios sobre el nombre de su hijo.
El sacerdote Jorge Nardi, enviado por el arzobispado para bendecir el acto, hizo una pausa en su discurso para escuchar a Gladis. “Hay que valorar que unidos como están ustedes se llegará a la justicia, que no nos roben la esperanza, sin odios”, apuntó el cura.
A un costado, un grupo de Bomberos Voluntarios de Paraná daba el presente en la esquina de Salta y Oroño. Fueron las madres las que finalmente colocaron una ofrenda floral en el lugar que recuerda los 22 nombres de la tragedia.