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PJ anti K, entre el enigma Massa y matices por 18A

Sergio Massa tiene encuestas favorables y con ese capital espera ofertas.

—Muchachos, si Sergio no juega, tenemos que hablar con Francisco.

Con la suficiencia que da la extraterritorialidad, José Manuel de la Sota escarbó en el asunto que desafina cualquier táctica del PJ anti-K en la aldea bonaerense: la incógnita sobre si Sergio Massa será o no candidato. Diplomático, el cordobés quiso testear la reacción que la figura de Francisco de Narváez genera en los peronistas que se sentaron, el lunes por la noche, en una larga mesa de la porteña Casa Galicia.

Y se topó con lo que presumía: casi sin excepción, la preferencia de los presentes era el tigrense al tope de una boleta anti-K, pero la efervescencia de que eso ocurra se fue apagando y está, a esta altura, prácticamente diluida.

Les ocurre a Hugo Moyano –que, como contó este diario, se reunió con De Narváez la semana pasada– y a Jesús Cariglino, jerarca inquieto pero silencioso; a los diputados Claudia Rucci y Eduardo Amadeo, y al scrum moyanista que formaron esa noche Facundo Moyano, Omar Plaini, Jorge Mancini y Héctor Martínez.

La última trinchera pro Massa es Luis Barrionuevo. Como un cruzado, el gastronómico recita la promesa de que el tigrense, a quien conoce de veinteañero cuando lo cobijó en el PJ de San Martín, hará finalmente el movimiento que todos esperan. Hay, en esas palabras, una cuota de deseo que desprecia cierta información: el aviso de Massa a sus alcaldes que exploren, por la suya, alternativas para la batalla electoral.

El principio de voluntad, explícito en la cena, de amontonar a todo el peronismo disidente en un frente electoral bonaerense está contaminado por el enigma que constituye Massa y potenciado por añejos desencuentros entre esas tribus peronistas y De Narváez. Se suma otro un componente extra: el jefe de Unión Celeste y Blanco espera con las encuestas que lo dan con más de 20 puntos en la mano que vayan a verlo.

El diputado conversa seguido con De la Sota, y el cordobés se muestra decidido, casi papal, a funcionar como el eslabón que ayude a hermanar electoralmente a De Narváez con los demás exponentes del peronismo de Buenos Aires.

Luego fue el turno del caso porteño. Roberto Lavagna, que antes había tenido una charla a solas con De la Sota y Moyano, deslizó que el pacto con Mauricio Macri está prácticamente cerrado. El ex ministro apareció con Octavio Frigerio, el dirigente que ordena el MID porteño y apuesta a que se selle el pacto entre Lavagna y el macrismo, donde milita su hijo Rogelio.

Lavagna celebra, con su habitual euforia imperceptible, que irá a la mesa de negociación con Macri con el soporte del peronismo y, en particular, del moyanismo que blande como candidato capitalino a Julio Piumato, en 2011 delegado por la lapicera de Cristina de Kirchner en la boleta del FpV.

El lunes, en la sobremesa de Casa Galicia, se hablaba de una marquesina electoral que incluya a Lavagna, Gabriela Michetti y Piumato.

Parados sin retorno contra Cristina, se celebró la convocatoria de hoy que anticiparon masiva. Se analizó, sobre esa base, si participar o no del llamado 18A. Como hubo matices, se acordó apoyar la iniciativa públicamente pero dejar a criterio de cada grupo participar o no. El barrionuevismo y el moyanismo, por caso, estarán presentes. Lo harán, sin embargo, por separado. Moyano y Barrionuevo coinciden en la mesa política, luego de años de forcejeos, pero eso no se transfirió a la cuestión sindical. El gastronómico le propuso al camionero avanzar en conversaciones sobre un plan de lucha contra la Casa Rosada. Barrionuevo pretende que Moyano acepte plantear una seguidilla de reclamos que arranque con un paro general de 24 horas, seguido por uno de 36 con movilización a Plaza de Mayo y, si no hay respuestas, de 48 horas. El camionero quedó en responder.

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