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Plan criminal: el relato de cómo mataron a golpes a Luciano Martínez

“No estamos hablando de excesos en legítima defensa. Estamos hablando de un grupo de personas cobardes que aprovecharon que una persona estaba tirada en el piso y se divirtieron golpeándola”, dijo el fiscal sobre el asesinato del pibe de 16 años al acusar a un segundo sospechoso; otros dos, prófugos

El sábado 8 de diciembre la esquina de Pitágoras y México, en Fisherton Industrial, amaneció con un panorama tétrico. Luciano Nicolás Martínez, un pibe de 16 años, se debatía entre la vida y la muerte, tirado en una zanja. Tenía apenas un pantalón de jean y signos de haber sufrido golpes contundentes que un día después desencadenaron su muerte en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez.

Durante semanas los detectives trabajaron con sigilo y lograron desentrañar lo ocurrido: Martínez murió producto de los golpes que le propinó un grupo de personas, al parecer en represalia porque el chico intentó arrebatar un celular mientras andaba en bicicleta.

Por el linchamiento, el 2 de enero fue imputado un joven de 22 años, Emanuel F., preso desde entonces. Este jueves fue el turno del segundo detenido: Tahiel Iván G., de profesión jardinero y domiciliado a dos cuadras del lugar de la agresión.

Pese a que este acusado negó haber participado en el hecho, el juez evaluó más convincente la hipótesis de la Fiscalía y le dictó la prisión efectiva sin plazo. Otros dos sospechosos continúan prófugos.

Madrugada fatal

Martínez alternaba sus días entre la casa de sus padres y la de su novia, Ayelén, de 14 años, en Tupac Amaru al 6200. El 8 de diciembre la madrugada lo encontró en esa vivienda de barrio Ludueña. A las 5 de la mañana emprendió un viaje en bicicleta del que nunca volvió. Apareció unas horas después, inconsciente y a unas diez cuadras. Tenía golpes en todo el cuerpo, y no había rastros de la bici playera. Un daño encefalocraneano grave derivó en su muerte 24 horas después. El asesinato en un comienzo estuvo rodeado de misterio.

Pasaron unos días y la investigación que comandó el fiscal de Homicidios Dolosos Florentino Malaponte llegó a los presuntos autores a través de testimonios de los propios vecinos. “Con aplaudible deber ciudadano –dijo el fiscal en la audiencia imputativa– una persona no tuvo problemas en venir a declarar, siempre y cuando le protejamos su identidad”. Ese relato y otros indicios son la base de la acusación contra Tahiel, a quien la Brigada de Homicidios de PDI detuvo este martes tras allanar su casa de Vélez Sarsfield y Circunvalación.

Malaponte no ahorró adjetivos para calificar la golpiza que sufrió Martínez por parte –según su reconstrucción– de una turba de cuatro jóvenes ya identificados: Emanuel F., Tahiel G. y los hermanos Gabriel M. y Brian V. Estos últimos todavía prófugos a pesar de que su vivienda ya fue allanada.

Según los testimonios incorporados al legajo de investigación, los cuatro pernoctaban en Junín y México luego de volver de un boliche céntrico. A una cuadra, vieron cómo un Renault Sandero negro –aún no identificado– atropelló a un adolescente “flaquito” que le había arrebatado, sin estar armado, un celular a una chica a la que conocen.

Plan criminal

Según Malaponte, los cuatro acusados se acercaron al adolescente y actuaron como una patota que en forma despiadada molió a golpes a Martínez en el marco de un “plan criminal”. La golpiza incluyó incontables patadas en la cabeza y en uno de los allanamientos fue secuestrado un bate de béisbol, quizá el objeto contundente mencionado en la investigación. Martínez fue despojado de su bicicleta, algunas ropas y la billetera. Por ello, a Emanuel F., el 1º de enero, le imputaron el homicidio y el pillaje sobre las pertenencias de la víctima.

“No estamos hablando de excesos en legítima defensa. Estamos hablando de un grupo de personas cobardes que aprovecharon que una persona estaba tirada en el piso y se divirtieron golpeándola”, describió el funcionario del MPA, quien le atribuyó a Tahiel la calificación de homicidio calificado por el concurso premeditado de más de dos personas en calidad de coautor.

El sustento de la imputación a Tahiel radica en el testimonio de identidad reservada y otros indicios que la Fiscalía recolectó a lo largo de la investigación, tales como audios de Whatsapp de celulares secuestrados y declaraciones de personas presentes esa madrugada que no participaron de la golpiza.

Uno de esos registros echa luz sobre lo cruento del ataque: una voz compatible con la del prófugo Gabriel M. dice que prefirió no salir el sábado por la noche debido a sentir malestar en una pierna, resentida de tanto golpear el cuerpo de Luciano.

“Nunca me vi como autor”

Con sus padres a unos metros visiblemente consternados, Tahiel, quien dijo ser jardinero y decorador de salón de fiestas, declaró ante el juez y se desvinculó del linchamiento. Admitió haber estado en el lugar del hecho, al que llegó luego de salir de un boliche, previo paso por un McDonald’s. Dijo que se limitó a gritar: “Por favor suéltenlo que lo van a matar”. Y añadió que no se podía meter porque los agresores de Martínez “eran tres personas totalmente sacadas”. Su versión, dijo, la puede corroborar un testigo, Alejandro B., apodado King Kong, también presente en el lugar.

El relato de Tahiel no convenció al juez, mucho menos la monótona exposición sobre derecho penal del abogado defensor, quien pidió la libertad del acusado o en su caso la prisión domiciliaria. El magistrado Juan Andrés Donnola resolvió que Tahiel permanezca preso por el plazo de ley, 90 días, sobre la base de la “apariencia de responsabilidad” en los hechos que la acusación le endilgó.

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