En los comedores y merenderos de Rosario la voz de las referentes es repetido: hay hambre y la comida no alcanza. El gobierno de Javier Milei decidió no enviar alimentos en un contexto de brutal ajuste sobre los sectores populares. La desesperación se siente en las largas filas de espera para poder comer. Reina Torres está a cargo del comedor «El Progreso» de barrio Las Flores, ubicado en Pasaje Cantú 6913 (5 de agosto y Flor de Nácar), y contó que “desde diciembre no les llega comida de Nación y tenemos que sacar de nuestro bolsillo para poder entregar las raciones de comida. La demanda crece cada día”, aseguró la mujer a El Ciudadano.
El comedor de zona sur entrega unas 400 raciones de comida los miércoles y viernes; y los martes y jueves dan una merienda. “Es lamentable ver que hay muchos hombres haciendo la fila, te da tristeza, antes no pasaba esto. Viene el desocupado, el trabajador, y los jubilados, que tienen que elegir entre comer o comprar remedios”, explicó Torres.
Reina es una de las tantas mujeres que ponen el cuerpo para cocinar con casi nada, tratando de solucionar una demanda vital: el derecho a la alimentación.
“Son unas 60 familias y cada una tiene cinco o seis integrantes. Muchas vienen a anotarse pero no tenemos lugar, nos da pena porque sabemos que lo necesitan. Trabajamos menos porque recibimos poca ayuda. La gente está desesperada por un plato de comida. No sé qué va a pasar”.