El municipio local avanza con la idea de habilitar un recorrido ecoturístico en sus terrenos ubicados en las islas del Charigüé, entre Rosario y Victoria. Por razones de jurisdicción, será el municipio entrerriano quien recibirá esta semana detalles del proyecto y deberá expedirse sobre la autorización. El camino propuesto para la observación natural no afectará el ecosistema, insistieron desde el municipio y las ONG que participan de la iniciativa. Permitirá el avistamiento de ejemplares de la fauna autóctona, calificada por biólogos como de excepcional diversidad.
Una vez obtenido el visto bueno del gobierno de Victoria, comenzará un relevamiento de los posibles puntos de partida y tramos a cubrir. Este trabajo incluirá a distintas ONG y los lugareños.
“La idea es pasar por los lugares donde la isla te lo permite. No forzar nada y afectar lo menos posible el ecosistema”, explicó Vanesa Paccotti, de la ONG El Paraná no se toca, al referirse a la iniciativa.
En espera
Pasaron nueve meses desde que Rosario presentó ante las oficinas del gobierno de Victoria una solicitud de autorización para montar un recorrido ecoturístico en parte de las dos mil hectáreas donadas al Estado municipal por Carlos Deliot en 1950. Pero el permiso requerido sigue en suspenso ya que el municipio entrerriano pidió más detalles del proyecto, los que serán presentados esta semana por las autoridades de la Secretaría de Planeamiento.
“Pidieron planos de cómo será el muelle –muy básico y pensado con la intención de mantener las condiciones naturales de las islas–, entre otros elementos”, contó a este medio el subsecretario de esa cartera, Eduardo González.
En lo preliminar, el proyecto imagina tres o cuatro recorridos distintos con una duración máxima de cuatro horas a pie. “Será tarea de los especialistas trazar los recorridos al momento que tengamos la autorización. El objetivo es no trasladar valores urbanos al humedal”, agregó González.
La idea de usar los terrenos donados para hacer un circuito ecoturístico fue acordada hace tiempo en reuniones de la comisión creada para generar un proyecto sobre las tierras del Legado Deliot. El grupo reúne a representantes del municipio y ONG ambientales, entre otros actores.
La convocatoria también incluye a los concejales que forman parte de la comisión de Ecología del Concejo Municipal.
Apreciar y cuidar
En diálogo con El Ciudadano, la integrante de El Paraná no se toca y Vanesa Paccotti explicó las características del lugar donde se prevén los paseos ecoturísticos.
“El recorrido puede dar la posibilidad de ver la diversidad de la isla. Están los albardones –sectores altos donde crecen árboles– y los marejones, una serie de sedimentos acumulados colmados de vegetación. También están las lagunas”, explicó la joven bióloga. Según pretenden desde el municipio junto a las ONG, el relevamiento analizará cuáles son los puntos de acceso y posibles recorridos que afecten lo mínimo posible las condiciones naturales del terreno. Esto incluirá una ronda de consultas con los lugareños. “Son los que más conocen el lugar”, agregó la especialista, quien aportó un antecedente a la propuesta entre municipios: el sendero ecoturístico de los esteros del Iberá.
“Al igual que ocurre en los parques nacionales, son circuitos donde no se modifica el medio, permitiendo la observación natural”, apuntó Paccotti.
De la determinación sobre el itinerario del circuito participarán la ONG El Paraná no se toca, el Taller Ecologista, personal de Catastro e Hidráulica del municipio e integrantes del Club de Observadores de Aves de Rosario.
Hay un Paraíso pletórico de flora y fauna a pocos minutos de la ciudad
“Entre las diferentes ideas y propuestas para llevar a cabo el proyecto se está pensando en acceder a una zona de tierras altas conocidas como albardones, al borde de uno de los arroyos de la zona. En estos lugares altos se puede ver el típico monte isleño conformado por sauces, ceibos, laureles y timbós, entre otros árboles”, explicó Pablo Cantador, del Club de Observadores de Aves de Rosario. Sobre las ramas de estos árboles se pueden observar los pájaros que viven y encuentran refugio en la zona. “El más común y confianzudo es la cardenilla. Es fácil de identificar por su cabeza roja pecho blanco y dorsal negruzco”, señaló Pablo.
También se pueden ver zorzales colorados aunque, según los especialistas, son más desconfiados. Cualquier posible recorrido estará con certeza musicalizado por un coro de cientos de aves. “Se pueden ver y escuchar bandadas de tordos músicos, chingolos varilleros y en cuestión de un rato uno pierde la cuenta de la cantidad de especies. Muchas son desconocidas para las personas que vivimos en la ciudad”, señaló el especialista.
Tierra adentro, la presencia de lagunas hace variar la flora y fauna. Los árboles dejan lugar a plantas acuáticas que sostienen a aves conocidas por los isleños como gallitos de agua. También hay garzas blancas y moras y ejemplares de cigüeña americana y de chajá. Entre los camalotes costeros pueden divisarse las mal llamadas nutrias, cuyo nombre es en realidad coipo. “Se pueden ver rastros del roedor más grande del mundo, el carpincho, que es muy tímido. Evita nuestro encuentro ya que es víctima frecuente de la caza furtiva”, explicó Cantador. La isla da refugio a más de cien especies de aves. Algunas se pueden encontrar todo el año y otras sólo en verano.
Los montes, entre tanto, son el hogar del gato montés, hurones y zorros, entre otros cuadrúpedos, y en cuevas viven mulitas, iguanas y otros reptiles.
“Los arroyos y lagunas permiten el paso a la rica y variada fauna ictícola que los usa de paso y para reproducirse”, destacó Pablo completando el inventario.
EN LITIGIO
Mientras está a la espera de la autorización de Victoria para diagramar y poner en marcha un circuito ecoturístico en terrenos propios en la isla Charigüé, el municipio de Rosario lleva adelante acciones legales para recuperar parte de las 2.200 hectáreas donadas por Deliot que son ocupadas por un particular para actividades de ganadería. El sector en disputa judicial es de 800 hectáreas y generó variados incidentes al oponerse el ocupante, hasta con exhibición de armas, a abandonar el terreno que explota.