“Con total tranquilidad” un motociclista que conducía un vehículo sin patente ingresó en el Hospital Geriátrico Provincial, en Ayolas y Colón, se detuvo, extrajo un arma de fuego y descerrajó al menos cinco disparos contra el vehículo de una empleada, un Renault Kwid que estaba estacionado dentro del predio y quedó con visibles impactos en la luneta y la carroceria. Acto seguido, dejó una nota amenazante, sin destinatario, al lado del auto, sostenida con una piedra para que no la volara el viento, y se fue. La situación dejó «consternados» a los trabajadores de la institución, que resolvieron ir al paro este viernes, con asamblea a partir de las 10, en reclamo de «respuestas inmediatas» de las autoridades «tanto a las cuestiones vinculadas con la seguridad, como a de infraestructura del efector».
El ataque generó confusión y conmoción entre los trabajadores de centro, que alberga a 200 residentes. Una comisión policial llegó al lugar, constató el ataque y en las primeras tareas de investigación logró obtener una imagen de su autor, presuntamente un joven que vestía remera oscura y pantalón claro, y conducía una moto color roja de 110 centímetros cúbicos. Entró al lugar por el portón de ingreso de automóviles, sobre calle Colón 3437 y cumplió su cometido, para luego emprender la fuga.
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En el lugar se hicieron presentes miembros de la conducción de ATE Rosario para acompañar al personal y decidir qué medidas adoptar a nivel sindical. La secretaria de Salud del gremio, Eleonora Salvatierra, aclaró en una entrevista de Radio Nacional que en la nota dejada al cometer el atentado no había ninguna referencia a la propietaria del vehículo atacado, una médica psiquiatra que se desempeña en el Geriátrico Provincial, ni tampoco se menciona el nombre del gobernador Maximiliano Pullaro, blanco de otras amenazas hechas con una mecánica similar: llamar la atención con una balacera y dejar un escrito.
Salvatierra relató que, junto a la titular local de la Asociación de Trabajadores del Estado, Lorena Almirón, transitaban por una reunión, precisamente en Salud, cuando comezaron a recibir insistentemente llamados por teléfono: al instante supusieron que algo grave estaba ocurriendo, y lo confirmaron. Levanaron la reunión y partieron raudamente hacia el Geriátrico oficial.
«Los trabajadores de salud no merecemos pasar por estas situaciones, cuando estamos prestando servicio a una población tan cara como son los adultos mayores», sostuvo Salvatierra en referencia al hecho. ,