Los brasileños están convocados este domingo a las urnas con un nivel de polarización histórica y una violencia política sin precedentes. El duelo principal es entre el actual presidente, Jair Bolsonaro, y el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva. El candidato del Partido de los Trabajadores es amplio favorito según casi todas las encuesta, y la incógnita es si consigue la victoria en primera vuelta, para lo cual necesita el 50% más uno de los votos válidos. Si no fuera el caso, la contienda se resolverá el 30 de octubre. Hay más de 150 millones de ciudadanos habilitados para emitir el voto. El traspaso de mando está previsto para el 1 de enero próximo.
El voto en Brasil es obligatorio para todos los alfabetizados mayores de edad y con plenas capacidades legales, y opcional para las personas de entre 16 y 18 años y los mayores de 70.
Una de las últimas encuestas, realizada por la Agencia Ipec, da a Lula un 48% de intención de voto, contra un 38% que le asigna a Bolsonaro, quien se presenta con el Partido Liberal (PL). Estas cifras, sin embargo, no tienen en cuenta el conteo sin los votos anulados o impugnados, por lo que, de reflejar acertadamente lo que pasará este domingo, ascenderían en porcentaje y eneso se cifran las esperanzas del PT de un triunfo en primera instancia.
Otro factor que influirá en el resultado es la participación ciudadana. En la primera vuelta de las elecciones de 2018, la asistencia se acercó al 80 por ciento. Los ciudadanos que no participen y no puedan justificar su ausencia se arriesgan al pago de una multa.
Además de al presidente, los brasileños deberán elegir a los 513 miembros de la Cámara de Diputados y 27 de los 81 escaños del Senado. También, los gobernadores y órganos legislativos de los 27 estados que conforman Brasil.
Después de tres intentos fallidos en elecciones presidenciales, Lula Da Silva tuvo su primera victoria en los comicios de 2002, hace 20 años. El líder del PT no logró obtener mayoría de votos en primera vuelta, por lo que ganó con 52,7 millones de votos (61,3%) en la segunda.
Voto útil
Por fuera de Lula y Bolsonaro, interpelan al electorado, sin chances de terciar en la disputa de acuerdo a los sondeos, otros nueve candidatos. Ciro Gomes, líder del centroizquiredista Partido Laborista, es quien más acumula por fuera de la polarización, con una intención de voto del 7% promedio entre las encuestas.
Según DataFolha, en la recta final previa a los comicios solo el 2 por ciento de los votantes se consideran indecisos o no irán a votar. Por eso, la campaña del PT apeló a redirigir los votos de Gomes, ex gobernador del estado de Ceará.
Brasil tiene un sistema de voto electrónico, por lo que se espera que en pocas horas tras el cierre de los comicios se conozca una tendencia irreversible.
Una elección trascendente para Argentina
Brasil es el principal socio comercial de Argentina. La Cancillería informó que en 2021 fue el primer destino de las exportaciones, por un total 11.768 millones de dólares (15,1% del total de ventas al exterior), y el segundo destino de sus importaciones, detrás de China, con 12.441 millones de dólares (19,7% del total). Del resultado de los comicios de este domingo depende, entre otras cosas, el futuro de las relaciones comerciales entre los dos países, pero también del Mercosur, comunidad de la que son los mayores socios.
Este viernes, Lula acusó a Bolsonaro de encarar una “estúpida” confrontación permanente con la Argentina. “Tenés a toda Sudamérica queriendo que gane en Brasil para ver si podemos coordinar nuevamente una institución multilateral como Unasur y tratar de discutir proyectos de desarrollo. No podés tener un presidente en Brasil que sigue provocando a Argentina todos los días. Argentina es nuestro principal socio comercial”, arengó el líder del PT.
Algunos de los principales productos intercambiados entre Argentina y Brasil son los vehículos, porque ambos tienen una matriz nidustrial del sector integrada, alimentos y combustibles.
En la dimensión política, también de cómo voten los brasileños dependerá el entramado regional. Si Lula es el vencedor, habrá gobiernos que pueden incluirse en un heterogéneo arco de progresismo en México, Honduras, Colombia, Peru, Bolivia, Chile, Argentina (habrá que ver cómo sigue tras las elecciones de 2023) y Brasil, además de las más controvertidas gestiones en Venezuela y Cuba.
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