La instalación de una planta procesadora de uranio y un reactor nuclear por parte de la empresa Dioxitek en Formosa generó el rechazo de vecinos, autoridades de la capital de esa provincia y de la Iglesia. Mientras, desde el gobierno nacional defendieron ayer la iniciativa, asegurando que del estudio de impacto ambiental no se desprende ninguna posibilidad de contaminación radioactiva.
La polémica comenzó en abril de este año, cuando se conoció que Dioxitek, una sociedad anónima estatal perteneciente a la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea), planeaba trasladar su planta de Córdoba a Formosa. Aunque luego la titular de la CNEA, Norma Boero, aseguró que el proyecto pretende la construcción de una planta nueva.
Mientras tanto, el gobierno provincial de Formosa, encabezado por Gildo Insfrán, avanzaba junto con autoridades nacionales en la eventual construcción de una planta de energía nuclear, como parte del Proyecto Carem.
De esta manera, la oposición de fuerzas políticas y sociales, junto con la Iglesia y vecinos manifestaron su rechazo.
El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, y los presbíteros de la diócesis, emitieron ayer un documento expresando que “no es lícito hipotecar la vida y la salud de generaciones futuras de formoseños” y consideraron contradictorio embarcar a la provincia en un nuevo megaemprendimiento cuando aún restan obras sin concluir.
El documento indica que la diócesis de Formosa “no convalida ni el estudio de impacto ambiental ni las decisiones ya tomadas previas”.
Por su parte, Boero afirmó ayer que “no se pueden desechar los usos pacíficos de la energía nuclear dado los avances que produjo en materia de salud y en generación de energía, siendo una de las fuentes más confiables y que combaten el efecto invernadero producido por la quema de combustibles fósiles”.
En una audiencia pública convocada para informar sobre el estudio de impacto ambiental que producirá la instalación de la planta Dioxiteck en Formosa, autoridades nacionales aclararon que del análisis no se desprende posibilidad alguna de contaminación radioactiva “por tratarse de una planta química que transforma el mineral natural en dióxido de uranio utilizado como combustible para las plantas nucleares que funcionan en el país”.
En cuanto a los desechos nucleares, el estudio de la empresa Estrucplan indica que no existe ningún riesgo de contaminación para la comunidad formoseña, ni para los habitantes del Paraguay.
Por su parte, el senador paraguayo Fernando Silva Facetti, en representación del vecino país, aseguró que “a partir de ahora se analizará en profundidad toda la documentación recibida para adoptar una postura”.