En octubre de 2019, un adolescente de 17 años fue asesinado por la espalda de un balazo policial en el barrio Guadalupe de Santa Fe. El crimen quedó filmado y el agente que disparó, un subcomisario que realizaba tareas informales como custodio, fue acusado de homicidio calificado agravado por alevosía y abuso de su función. Durante la investigación, ambos agravantes que prevén pena de prisión perpetua fueron rechazados por distintos tribunales. Sin embargo, este miércoles se conoció que la Fiscalía y la defensa alcanzaron un acuerdo a 20 años de cárcel, que contó con el aval del padre de la víctima, también miembro de la Policía de Santa Fe.
Fuentes judiciales informaron que el procedimiento abreviado fue presentado este miércoles en una audiencia de admisión celebrada en los Tribunales de Santa Fe ante los jueces Sandra Valenti, Gabriel Candioti y Gustavo Urdiales, quienes tienen diez días para homologar el acuerdo de partes y dictar sentencia.
De concretarse, el subcomisario Francisco Aldo “Tronqui” Olivares pasará 20 años en prisión por el homicidio de Lautaro Saucedo, de 17 años, asesinado la mañana del 29 de octubre de 2019, momentos después de intentar robarle el bolso a una mujer que caminaba por la calle, en inmediaciones de Ignacio Risso al 2200.
El momento del asalto quedó registrado por una cámara de vigilancia privada, donde se observa que la mujer se resiste a entregarle el bolso, forcejea con el adolescente que finalmente se resigna y se va. En esos momentos, la mujer lo llama, abre su monedero y le da dinero. El joven acepta esos billetes y se retira.
De inmediato se acerca a la mujer el subcomisario vestido de civil, quien custodiaba un camión de gaseosas de manera informal, y le pregunta a la señora si el muchacho le había quería robar. Cuando la mujer le dice que sí el policía desenfunda un arma y dispara contra el joven, quien se alejaba desarmado, de espalda y no representaba riesgo para nadie.
La escena tomó ribetes más trágicos aún ya que el padre del muchacho justo pasaba en auto por el lugar, y al ver un operativo policial, y a un joven tendido en la calle boca abajo, se acercó a colaborar, ya que también es agente policial. Sorpresa se llevó cuando descubrió que el muchacho herido era su hijo y así pudo escuchar sus últimas palabras antes de morir. “Pa, perdoname”, le susurró el joven en un último suspiro y dejó de respirar.
La investigación
El caso quedó en manos del fiscal Ezequiel Hernández de la Unidad de Violencia Institucional y de su par Martín Torres, de la Unidad de Homicidios Dolosos. Los familiares de la víctima también participaron de la pesquisa tras constituirse como querellantes con la representación de los abogados particulares Martín Risso Patrón y Carolina Walker Torres. En tanto el policía gatillero contó con el patrocinio de la defensora pública Leticia Feraudo.
La calificación legal del homicidio fue uno de los temas más discutidos en la investigación ya que para la Fiscalía, el homicidio fue cometido con alevosía y abuso en la función policial, delitos que prevén prisión perpetua. Pero ambos agravantes fueron rechazados por tribunales de primera y segunda instancia que pusieron en duda la alevosía y descartaron el abuso policial al entender que al momento de disparar, el subcomisario no estaba prestando funciones en la Fuerza sino realizando un trabajo particular como custodio privado.
Por ello, de llegar a un juicio oral y público, el agente policial iba a ser juzgado por el delito de homicidio calificado por el empleo de arma de fuego. Con esa calificación, que haya aceptado una pena a 20 años de prisión dejó más que conformes a los fiscales y a la familia de Lautaro.
En distintas declaraciones, el papá del adolescente asesinado dejó clara su voluntad de renunciar a un juicio oral y público para “poder ponerle un fin a esta etapa” y se manifestó conforme con la pena convenida en el acuerdo abreviado.
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