La seguidilla de homicidios, robos, abusos de arma y resistencia a la autoridad que tiene a mal traer a los vecinos de barrio Tablada fue el objeto de un megaoperativo realizado ayer por orden del juez de Instrucción Juan Carlos Vienna. Más de 60 policías –de la comisaría 16ª, inspección Zona 3ª; Homicidios, Investigaciones y Agrupación Cuerpos– arremetieron contra distintas viviendas en un territorio donde las bandas se disputan a punta de pistola la venta de drogas y viejas rivalidades. Aunque no se encontraron armas ni estupefacientes, en los 14 allanamientos realizados casi al unísono se incautaron tres motocicletas y fueron detenidos tres muchachos. Entre ellos cayó un joven apodado Checho, una pieza clave en la guerra de familias que se desató hace casi tres años en el barrio y a quien sus propios vecinos le achacan dos de los últimos asesinatos.
Sergio Maximiliano Alcaraz, de 24 años, conocido como Checho, fue detenido a primera hora de ayer en el domicilio de su padre, ubicado en bulevar Seguí al 200 bis, a metros del Puente Negro, uno de los íconos del barrio.
Formalmente, al joven se le imputa el último homicidio que tuvo lugar en Tablada, cuando la guerra de bandas se cobró la vida de Miguel Nicolás Alvariño, un pibe de 17 años que murió desangrado tras sufrir varios disparos en las piernas. Fuentes del caso dijeron que Alvariño se encontraba con dos amigos y fue atacado a tiros dentro de una vivienda ubicada a la altura de Cepeda al 3800, por un grupo de entre 6 y 8 personas, entre las que según la acusación se encontraban Checho y Tincho, como le dicen a Hugo Martín F., de 26 años, otro de los detenidos ayer en la misma cuadra de Seguí al 200 bis, vivienda de la que fueron secuestradas dos motocicletas mencionadas en distintos hechos de abusos de arma. Además, se investiga si uno de esos rodados fue utilizado en alguno de los crímenes cometidos en el barrio.
El cuerpo sin vida de Alvariño apareció el lunes pasado tendido en la calle, a altura de Grandoli y Spiro, a unas dos cuadras de donde había sido baleado. Por ese crimen, Checho y Tincho quedaron a disposición del juez de Instrucción de la 4ª Nominación, Juan Carlos Vienna, aunque la causa podría acumularse en otro juzgado ya que existen investigaciones anteriores aún vigentes. Otro joven de 19 años fue detenido ayer e identificado como Ángel Gabriel B.
Checho también había sido mencionado –aunque nadie lo declaró oficialmente– en el asesinato de Domingo Alejandro Ribles, un hombre de 32 años asesinado en la puerta de su casa de Grandoli al 3800 pasado el mediodía del 1º de mayo pasado.
La víctima tenía un parentesco con los Benavente, una familia enfrentada a la del Checho desde fines de 2009, cuando ultimaron a Joel Alcaraz, uno de sus hermanos. Su muerte fue el inicio de una saga de venganzas sangrientas que hasta el día de hoy se sigue cobrando víctimas.
El jueves 3 de mayo pasado, tres hechos de abusos de arma le pusieron más tensión a Tablada, aunque sin cobrarse heridos de bala. Por esos hechos fueron sindicados Checho y Tincho, al igual que las dos motos secuestradas en uno de los domicilios allanados, que se suman a dos robos de una bicicleta y un celular.
De víctimas y victimarios
Hace menos de diez días, un hermano de Checho, conocido como Caballo, fue ejecutado en la vereda de su casa con más de 20 disparos. Ocurrió en horas de la mañana frente a la mirada estupefacta de su esposa, en bulevar Seguí 33. El crimen, perpetrado por tres hombres encapuchados, revivió otro anterior: el de Joel, otro de sus hermanos asesinado a fines de 2009, e inscripto como el origen de una guerra que al día de hoy sigue tan vigente como el primer día. Según las acusaciones de entonces, entre los asesinos de Joel estaban los hermanos Guillermo y Gustavo Benavente y en su cuerpo fueron encontradas vainas de tres calibres: 32, 9 y 11.25. Momentos antes, siete plomos habían impactado en el cuerpo de Jesús Benavente, que sobrevivió aunque no volvió a caminar. La leyenda “Joel Vive” sobre varios paredones de Tablada y tatuada en los cuerpos de sus familiares se revivió en las últimas tiempos. A fines de septiembre pasado, Gustavo Benavente fue asesinado de un tiro tras un ataque a balazos frente al destacamento 24 de Grandoli al 3900, de Tablada.
Por ese hecho, Checho y Caballo fueron imputados junto el Chaqueño T. y Miguelito G., este último baleado en la cabeza a principio de marzo. Todos fueron absueltos por falta de pruebas. Tres meses después, en diciembre pasado, otro homicidio ensangrentó Tablada.
Ariel Alejandro Ruiz, de 28 años y conocido como Pechocho, fue ultimado a balazos mientras caminaba por Gálvez y pasaje Santafesino con su mujer. Antes abrir fuego, su agresor le dijo: “Vos estuviste metido en la muerte de mi hermano”.
Guillermo Benavente fue detenido días después por este crimen, por el cual tiempo más tarde fue procesado. Más hechos engordan la nómina de homicidios por venganza y guerras de territorio, emparentadas con la venta de drogas, en una zona minada de quioscos.
Con la detención de Checho se pretende poner fin una sangrienta rivalidad entre dos clanes: los del Tanque (por el tanque de agua ubicado en Grandoli y Güiraldes) y los del Puente (por el puente de hierro de Seguí al fondo, en el Bajo Ayolas). Los Benavente, según refieren voceros policiales, integran parte de la llamada banda del Tanque, mientras que los Alcaraz están en la vereda opuesta: con los del Puente.
La guerra territorial se desató en Tablada con el homicidio de Joel Alcaraz en noviembre de 2009, cometido en pasaje Bécquer al 500 bis, en un hecho que también se cobró una víctima del bando rival al dejar a Jesús, uno de los hermanos Benavente, postrado en una silla de ruedas.