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Polimedicación: ¿para bien o mal?

Un equipo del Conicet analiza 20 mil recetas mensuales prescriptas a enfermos crónicos de una misma obra social en Rosario. Alertan sobre riesgos: la mayoría pertenece a la franja de la tercera edad y recibe entre 8 y 9 fármacos por día.

Un equipo del Conicet realiza una investigación focalizada en Rosario donde se analizan más de 20 mil recetas mensuales que son prescriptas a afiliados de una misma obra social (no se dio a conocer cuál) con patologías crónicas. La mayoría recibe entre 8 y 9 fármacos por día, lo que para las profesionales es algo que puede terminar generando más problemas que beneficios. Los casos tienen como protagonistas principalmente a pacientes de la tercera edad con diabetes e hipertensión.

“Cuando se toma semejante cantidad de medicamentos, la probabilidad de encontrar alguna interacción farmacológica que sea desfavorable para el paciente es bastante probable”, explicó al respecto María Eugenia Mamprin, investigadora y directora del grupo.

El proyecto de investigación que se denomina “Estudio de consumo de medicamentos en pacientes con patologías crónicas de la ciudad de Rosario” recibió financiamiento de la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación de la provincia.

“Estamos analizando y cuantificando las potenciales interacciones farmacológicas de relevancia clínica en los pacientes adultos mayores polimedicados así como los posibles medicamentos inapropiados que se prescriben, que podrían desencadenar problemas de salud, porque nuestro propósito también es dar a conocer estos datos para mostrar la situación y ver de qué manera se puede mejorar”, añadió.

“La polimedicación, es decir, la ingesta de muchos fármacos, puede generar problemas. Aún no estamos en contacto ni con el paciente ni con el médico, pero los resultados pueden sentar bases para saber cómo se están usando los medicamentos y qué riesgos existen. La prescripción inapropiada en los adultos mayores es ahora considerada un tema mayor en salud pública, dada su vinculación directa a la morbimortalidad sustancial y desperdicio de recursos en salud que resultan de reacciones adversas a fármacos, particularmente en adultos muy mayores”, agregó Mamprin.

Según la Organización Mundial de la Salud, los estudios sobre el uso de medicamentos tienen como objetivo conocer la comercialización, la distribución, la prescripción y el uso de los fármacos en una población determinada, de manera de poder evaluar las consecuencias en la salud, la economía y la sociedad.

“Abarcan desde la prescripción del médico, pasando por la dispensación, es decir cuando el farmacéutico entrega el medicamento, y finaliza con la toma del mismo, por esto es necesario que el trabajo sea interdisciplinario”, continuó la profesional.

Con respecto a los estudios de consumo, la investigadora recordó que “a través de los análisis de cantidades y gastos se puede comparar el patrón de consumo de medicamentos de una zona a otra, que varía por las particularidades de cada lugar, por eso es necesario hacer análisis locales. Para estudiar consumo, la medida utilizada es la Dosis Diaria Definida (DDD), lo que hacemos cuando trabajamos con pacientes ambulatorios es medir la DDD de un medicamento para una población de 1.000 pacientes por día, entonces a partir de este número de DDD se puede comparar con diferentes zonas del mundo”, explicó.

En cuanto a la prescripción racional, Mamprim aclaró que se logra “cuando el profesional, correctamente informado, haciendo uso de su mejor criterio, prescribe al paciente un medicamento bien seleccionado durante un período de tiempo apropiado y –algo muy importante– al menor costo, tanto para el paciente como para el sistema de salud”, analizó.

“Esto es algo que realmente, a pesar de que hay planes sobre el uso racional, no es sencillo de hacer”, remarcó.

Según se informó, el grupo de investigación está midiendo la calidad con métodos indirectos, utilizando criterios para la determinación de medicamentos inapropiados en pacientes adultos mayores, las guías de las buenas prácticas clínicas, nacionales e internacionales y de publicaciones en revistas científicas de alto impacto. “También estamos trabajando en medicamentos que tienen un valor de utilidad terapéutica baja, que actualmente se siguen utilizando. La pregunta que surge al respecto es ¿por qué se siguen recetando?”, se preguntó.

Por último, y con respecto a los objetivos del trabajo, Mamprin indicó que “la idea es poder publicar los resultados para difundir esto, sobre todo porque es una problemática que está muy vigente y porque va a permitir el mejor manejo de criterios, que son cada vez más importantes para el diseño de formularios terapéuticos. Es tanta la cantidad de medicamentos que hay en nuestro mercado, que se vuelve imprescindible poder saber cómo se los selecciona, de qué manera”, concluyó.

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