El martes 25 de septiembre a la noche comenzó a circular en redes sociales esta información: la policía de la Ciudad de Buenos Aires se presentó en las casas de los chicos y chicas que estaban tomando colegios secundarios. Los hechos se fueron confirmando con las horas y aunque la gestión de Horacio Rodríguez Larreta se apegó a supuestos protocolos de actuación, los mismos estudiantes, familiares y organismos de derechos humanos encendieron las alarmas por el intento de amedrentamiento.
En este contexto, El Ciudadano conversó con la psicóloga y docente de Rosario Marisa Germain. Consideró que el hecho le parece claramente parte “de una escalada de violencia”: “Sería inadecuado leerlo como una medida aislada. En todo caso, el contexto no es sólo de incremento de la violencia en un sentido general, sino que lo que pone de manifiesto el uso de la Policía tal como lo pone en juego el gobierno de CABA es que ponen a la vista de toda la sociedad que la respuesta al conflicto va a ser la represión. Y que en todo caso variará de qué manera se va a reprimir, con qué instrumentos, con qué gradación o modalidad pero que la respuesta al conflicto no va a ser abordarlo, tratar de procurar soluciones o atender a la demanda que genera sino que la respuesta es un modelo de represión a los sectores que demandan y generan conflicto”.
También dijo que se trata de un acontecimiento “completamente en consonancia con las respuestas en el campo laboral y en el campo de la ocupación de la calle cuando la gente se fue a manifestar en favor de Cristina alrededor de su domicilio”: “Es decir en cualquier caso que haya una presencia de grupos movilizados en el espacio público articulados alrededor de una demanda o de una conflictividad, la respuesta que propone la derecha de la que el gobierno de Rodríguez Larreta es un modelo explícito es el modelo que quieren mostrar y es que va a ser una respuesta represiva”.
Al mismo tiempo, la académica planteó que este tipo de respuestas de la gestión porteña se dirigen a “un electorado modelo” que existe pero que al mismo tiempo ellos construyen “a partir de sus discursos y de este tipo de respuesta”.
“Es un electorado, podríamos decir, al estilo del electorado de Thatcher en el sentido de que es el electorado que busca una respuesta de fuerza para minimizar las demandas, para que la demanda no pueda surgir, no pueda visibilizarse”, consideró.
Para la socióloga, el gobierno de Larreta logra que modelo represivo se vuelva susceptible de ser votado a través de “una estrategia de estigmatización de los sectores que demandan y protestan”. Sobre esto dijo que se trata de una estrategia de muy largo plazo, de hace mucho tiempo, y que además “cuenta con un apoyo mediático y de redes muy extendido”.
¿Una persecución que puede sentar precedente?
Para Germain la definición del gobierno porteño de amedrentar a los estudiantes que tomaron sus colegios “justamente tiene como pretensión dejar sentado un ejemplo, en el sentido de que van a utilizar el sistema policial judicial como la herramienta de represión”. En otras épocas, continuó, en Argentina esto “funcionaba en el marco de los golpes de Estado a partir de las Fuerzas Armadas, hoy no hay una intervención similar por parte de las Fuerzas sino que ese papel lo está cumpliendo el continuum policial judicial porque las intervenciones policiales no tienen en el sistema judicial ningún contralor, ningún contrapeso, ninguna función por parte del sistema judicial de protección de las garantías ciudadanas ni de las garantías constitucionales”.
Le parece que este modus operandi se extiende por todo el país, no es una singularidad de la Ciudad de Buenos Aires: “Todo el sistema judicial funciona más bien como un sistema de resguardo de los privilegios de los privilegiados y no como un sistema de respaldo o resguardo de las garantías ni de los trabajadores ni de los padres ni de los estudiantes. Ninguna garantía constitucional está preservada”
Corrimiento a la derecha del electorado
Una de las preguntas que recorre los debates públicos de estos días tiene que ver con el giro a la derecha de parte de una extensa parte de la población. Es un fenómeno que no se circunscribe a Argentina sino que está ocurriendo a nivel global.
Sobre esto, Germain desarrolla: “Me parece que habría que pensar más bien en un efecto estructural en el sentido de que el retroceso de las condiciones económicas, la brusca destrucción de las condiciones económicas, el sometimiento a un sector extenso de la clase media baja a un proceso de pauperización creciente históricamente produce como resultado un corrimiento a la derecha. No es una novedad, no está ocurriendo por primera vez”.
Por esto considera que no es el momento más oportuno para reprochar al peronismo o al progresismo los errores que cometió en los últimos años, aunque puede enumerar unos cuantos como “la falta de iniciativa, de voluntad de propuesta de cambio y de claridad de conducción”. De todos modos, insiste, no es lo debería estar en primer lugar a la hora de pensar la coyuntura.
“Hay quienes en el campo de las ciencias sociales se ofuscan cuando se responsabiliza a quienes padecen la miseria por un corrimiento a la derecha, yo no no estoy responsabilizando. Lo que digo es que efectivamente el proceso de pauperización que sufren determinados sectores sociales, que por no encontrarse en los últimos tramos de la pirámide no son receptores de los sistemas de cobertura solidaria del Estado, no reciben planes. Y para decirlo más fácil, hace que se sientan especialmente desprotegidos, desatendidos y por lo tanto que el rechazo a la política como la instancia capaz de resolver los problemas, la decepción, el sentimiento de defraudación respecto de una política que siempre los deja por afuera es bastante entendible”, consideró.
Al mismo tiempo, observó que esta derechización viene acompañada por el hecho de que “el sector progresista no toma ni el coraje ni el empuje ni conduce ni moviliza en función de apuntar a los sectores más concentrados para quitarles privilegios. En buena medida, podríamos decir que no estamos disputando en la calle el sistema de privilegios de los que tienen la mayor riqueza concentrada. Es lógico que haya sectores sociales que se sientan sumamente defraudados”.
Estrategias a futuro
Sobre cómo disputar los sentidos de parte de los sectores políticos asociados al peronismo o el progresismo, Germain consideró un error estratégico centrarse en el discurso de Rodríguez Larreta o la ministra de Educación Soledad Acuña: “No tiene ningún sentido hablarle ni a Larreta ni a la gestión. Es lo mismo que hablar con la pared. En todo caso hay que encontrar modos de interpelar a su electorado poniendo en evidencia contradicciones frente a las cuales le sería difícil sostener el apoyo”.
Ejemplificó de esta manera: “Mostrar que los chicos a los cuales mandan hacer las pasantías en realidad terminan haciendo trabajo gratuito en empresas y poner en evidencia a las empresas con capturas y filmaciones, antes que difundir en las redes sociales donde se los escracha como gente que quiere tener trabajo esclavo para ganar más plata en el negocio”.
“Poner en evidencia cuáles son esos negocios, por qué no hay que pisar esos negocios, por qué los chicos no tienen que estar haciendo trabajo esclavo cuando tendrían que estar estudiando. Mostrar algo de esa inconsistencia a los votantes de Larreta y no a Larreta creo que es es mucho más productivo y para eso no estaría mal usar las redes tal como ellos las usan”, concluyó.