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Por comida: feria con precios bajos volvió a convocar mucha gente en el centro

La iniciativa de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (Ctep) y del Mercado Popular se celebró este viernes en la plaza Montenegro, de San Luis y San Martín. Se vendieron frutas, verduras y pastas a un costo mucho más accesible que en el supermercado

Más de 1.500 personas pasaron este viernes por la plaza Montenegro, de San Luis y San Martín, para comprar frutas, verduras y pastas a precios más que accesibles de la Feria Rosarina Libre de Inflación, una iniciativa de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (Ctep) y del Mercado Popular. Este sábado, de 15 a 18, la feria estará en las Cuatro Plazas, de Mendoza y Provincias Unidas. Las gran cantidad de gente que se acercó al lugar marcó una vez más la necesidad de adquirir productos a precio más bajo de lo que se ofrece en los comercios a diario.

Esta segunda Feria Libre de Inflación (la primera fue a fines de abril) arrancó pasadas las 10 y terminó cerca de las 15, hasta que se terminó el stock de la mercadería.

«Generamos una economía que está libre de intermediarios y eso hace que muchos productos se reduzcan entre un 30 y un 60 por ciento. Todas las verduras son agroecológicas y las pastas artesanales. Con esta apuesta se beneficia el pequeño productor y también el consumidor que consigue de buena calidad y muy buen precio», remarcó Celcio Moliné, coordinador del Mercado Popular.

El dirigente dijo que «la mayoría de los ciudadanos no llegan a fin de mes y no tienen plata para consumir. Un marcado ejemplo es que los clientes nos piden que fraccionemos los productos con menos volumen. Ahora las papas en vez de embolsarlas por kilo se puedan comprar sueltas. Esta realidad nos duele mucho», remarcó.

Para los organizadores de la feria de ayer sus precios son una prueba fiel de que «el Estado podría lograr que la cadena de comercialización sea más justa para ambos: junta a los productores de forma directa con los consumidores, y reduce los costos intermedios».

Ignacio Rico, referente de la Ctep y del Movimiento Evita, dijo que «el objetivo también es ofrecer productos de calidad, hecho por agricultores y pequeños productores de Rosario y alrededores». “Esta iniciativa nos permite beneficiar al productor generando puestos de trabajo y nos permite oxigenar el bolsillo de los trabajadores”, añadió.

Los concurrentes a la feria  llegaron desde distintas zonas de la ciudad: norte, sur, oeste y centro. Y compraron el kilo de limón a 15 pesos; el de zanahoria a 20; el de cebolla a 20;  las papas por 2 kilos a 25 pesos; la calabaza por kilo a 20; las naranjas a 15 y el camote a 20, entre otros productos.

Otros de los productos que ofreció la Ctep y el Mercado Popular fueron las pastas: los tallarines por medio kilo a 25 pesos; y ñoquis (también por medio kilo) a 35. También se vendieron pizzas y milanesas de soja, por 4 unidades, a 50 pesos.

Los organizadores van a repetir la feria «anti inflación» cada 15 días en distintos puntos de la ciudad que irán informando. La próxima será en zona norte y luego en el sur.

Las voces de los consumidores

Carmen es una jubilada que cobra la mínima. Llegó desde Doctor Rivas al 3900 a la plaza Montenegro acompañada por su hijo. “Viene a comprar verduras para toda la semana. La puedo comprar porque me trajeron. La crisis que estamos pasando es insostenible. A mí no me alcanza ni para los remedios”, lamentó.

Rodolfo es otro que se acercó a la Feria y se escapó un rato del trabajo a comprar verduras. “En mi casa me ocupo de hacer los mandados. Hay que mirar y comparar los precios por la profunda crisis que estamos pasando. Hay que restringirse en muchas cosas. Los productos de la feria son de buena calidad y muy convenientes”, sostuvo.

Julio, por su parte, llegó a la plaza Montenegro de zona norte y aseguró que la diferencia de precios con los comercios de grandes superficies es abismal y arremetió contra el gobierno nacional.  “Este modelo económico nos está dejando afuera del sistema. Ya no podemos ni sobrevivir. Que se vayan pronto porque nos van a terminar de liquidar a todos”, expresó.

Víctor es encargado de un edificio céntrico. Salió de trabajar al mediodía y llegó a la feria a comprar a los apurones. “Ya fui a la anterior. Siempre estoy al pie del cañón con los precios. Tengo una familia que mantener y se nos hace muy difícil sobrevivir con la malaria que estamos pasando”, explicó.

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