“Nos robaron la posibilidad de ver algo único, irrepetible. Se llevaron nuestra pasión a Madrid”, dice Mariano B., 37 años y socio activo de River desde los 16.
“Hay una mafia que no podemos correrla. Son 100 tipos, los 50.000 restantes no tienen nada que ver”, dice por su parte, resignada, Alicia B., de 63 años y socia de Boca hace 25.
Las palabras de Mariano y Alicia reflejan la bronca, el descontento, la desilusión de los hinchas. River y Boca dirimirán el título de la Copa Libertadores de América, sí de América, en España. Una situación rara e ilógica por donde se la mire. El fabuloso estadio Santiago Bernabéu fue el escenario elegido por Conmebol para que uno de los dos termine levantando el trofeo más preciado a nivel continental, pero americano no europeo. Y con las dos hinchadas en las tribunas más simpatizantes neutrales de todo el mundo. Porque nadie se quiere perder este prometedor encuentro entre dos grandes de Sudaémerica.
La final más final de todos los tiempos está allá. Esta tarde en el inusual estadio de Real Madrid, a miles de kilómetros del Monumental de Núñez (hogar inicial de partido), se escribirá una de las páginas más recordadas en la historia del fútbol argentino. Que sea lo que Dios quiera… Todo puede pasar. Desde un partidazo electrizante como lo fueron los primeros 45 minutos en la Bombonera en la ida (que lejos que quedó eso), a otro con un ritmo totalmente distinto como fue la etapa complementaria, esa que terminó con la increíble salvada de Armani ante la apurada definición de Benedetto.
Dos semanas después aquel clima en la previa de la revancha se ha perdido en la noche de los tiempos, ha quedado tan lejos como lo está el Monumental del Santiago Bernabéu.
River ya no será local, en el medio fue eliminado de la Copa Argentina y hoy afrontará la urgencia adicional de ganar el derecho de jugar la Libertadores de 2019. Boca tampoco será visitante, pero lleva consigo la intención de obtener el título para alcanzar a Independiente en la historia de la Copa.
La madre de todas las finales promete entregar un sinfín de emociones únicas, de esas que perduran por siempre en la memoria colectiva de los hinchas y pasan a formar parte directa de la idiosincrasia de un pueblo. Y se sabe: no hay pueblo más futbolero que el argentino. Las consecuencias de lo que sucederá hoy en el Bernabéu son difíciles de imaginar. Lo único cierto es la recompensa: de un lado la más embriagadora de las victorias acompañada por la gloria eterna; del otro la más dolorosa de las derrotas que solamente la peor de las pesadillas pudo concebir. Es ahora o nunca. Todo o nada.
DATOS
8
superclásicos se jugaron con Marcelo Gallardo y Guillermo Barros Schelotto como técnicos. Tres fueron victorias para River, dos de Boca y tres igualdades.El primer choque fue el 6 de marzo de 2016 e igualaron sin goles en el estadio Monumental y la última el 10 del actual con el 2 a 2 en el cotejo de ida por esta final en la Bombonera. El único encuentro en el cual se enfrentaron en cancha neutral fue en Mendoza, por la Supercopa, con triunfo del Millo por 2-0 con tantos de Pity Martínez y Nacho Scocco.
5
encuentros, ninguno de manera oficial, jugaron fuera de Argentina River y Boca. Tres de ellos se desarrollaron en el estadio Centenario de Montevideo, uno en el Orange Bowl de Miami y otro en el Azteca del Distrito Federal. Dos fueron triunfos xeneizes en diciembre de 1955 (5-2) y en febrero de 1984 (2-0), dos ganó el Millo en febrero de 1978 (2-0) y en junio de 2002 (2-1) y el restante fue empate en mayo de 2014 (1-1) y que se definió el ganador por definición por penales, quien finalmente ganó River.
25
partidos por Copa Libertadores jugaron entre sí River y Boca en la historia del certamen con una pequeña ventaja del Xeneize en cuanto a los triunfos (10-8), más siete igualdades. La primera vez se dio en la Libertadores de 1966, en esa ocasión fue en cuatro oportunidades con dos triunfos de Boca, un empate y uno de River, que finalmente perdió la final ante Peñarol de Uruguay al caer en el tercer encuentro por 4-2. La última vez fue el reciente 2 a 2 de la ida por la final jugada en la Bombonera.