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Por mucho trabajo: miles de rosarinos volvieron a mostrar su fe en San Cayetano

Hubo unas tres cuadras de cola en la zona de la iglesia de Buenos Aires al 2100 cargadas de fieles que fueron a rezar, pedir y agradecer al Patrono de la Providencia

Como cada 7 de agosto, miles de fieles se congregaron en la Iglesia San Cayetano de Rosario, de Buenos Aires al 2100, para honrar al patrono del pan y del trabajo, que se convirtió en uno de los santos más amados. Fueron a pedir, a agradecer. Y en una jornada con alto contenido político en la ciudad, no faltaron los que se acercaron a solicitar «que cambie el rumbo del país».

Las puertas del santuario se abrieron a primera hora de este miércoles. Ante la llegada masiva de los fieles, la calle Buenos Aires –de La Paz hasta Cerrito– se colmó de puestos que vendían varitas, velas, espigas, billetes, pañuelos, botellas, llaveros, estampitas, plastificados para billeteras, tazas y rosarios. Tampoco faltaron los choripanes, empanadas, pastelitos y pastafrola.

José es uno de los vendedores que, como cada año, está firme en la esquina de la iglesia ofreciendo espigas y velas a 10 pesos. “Durante el día estuvo floja la comercialización. Espero que repunte”, dijo pasado el mediodía.

Ana Clara es otra de las históricas vendedoras. Hace 10 años que junto con una amiga ponen su puesto en la esquina de la parroquia. “Hay movimiento, pero flojo. En la procesión se vende más y los fieles compran lo más barato”, contó. Y agregó: “Lo más económico son los imanes. Salen 5 pesos. Las espigas se ofrecen a 3 por 40 pesos, y los pañuelos estampados, a 30”.

La mayoría de los feligreses sostenían en su mano una vela amarilla, una espiga o una rosa roja del santo patrono.

Los pedidos y los agradecidos

María y Micaela son madre e hija. Llegaron de zona sur y es la primera vez que pisaron la Iglesia de San Cayetano. “Vinimos para pedir por trabajo, por salud y por el país, que es un desastre. Esperemos que el domingo se revierta”, dijo la mujer, deseando la derrota del presidente Mauricio Macri.

Graciela es otra de las devotas. Hace 25 años consecutivos que le pide al Santo de la Providencia. “Muchos no tienen trabajo y vengo a pedir por todos ellos”, explicó.

Ramón tiene 82 años, es de barrio Las Delicias y hace 30 años que le agradece al Patrono. “Vengo a pedir empleo para todos. Estamos cansados de este gobierno que no hizo una bien para el pueblo. Estamos muy mal. Te acostas a dormir y cuando te levantas no sabemos dónde estamos parados”, lamentó.

La cola de fieles llegó a ser de tres cuadras. Pero no hubo desmanes. Todos se respetaron para poder llegar a tocar la imagen del Patrono del pan y el trabajo. Y así la jornada terminó sin incidentes.

La historia detrás del milagro

Cayetano di Thiene nació el 1° de octubre de 1480 en Vicenza (Italia) en el seno de la familia de los condes de Thiene. Fue el último de los tres hijos del conde Gásparo di Thiene –un militar que murió en 1492– y de la condesa María Da Porto, una laica que se consagró a la orden de Santo Domingo.

Durante su juventud, Cayetano di Thiene servía y visitaba a las personas desamparadas. Su amor a Jesucristo y al prójimo lo llevaron a consagrarse a ellos. Así –cuentan los investigadores de su vida– fundó un hospital en Venecia en el que encontró a una joven que estaba a punto de perder una pierna devorada por la gangrena.

Envuelto en su fe le sacó la venda, le besó la pierna herida e hizo la señal de la cruz frente a ella. Al otro día, los médicos que preparaban a la muchacha para la amputación vieron que estaba curada.

Ese fue el primer milagro que se le atribuyó a Cayetano y que lo encaminó a dedicarse a buscar en la religión su lugar.

San Cayetano fue beatificado el 8 de octubre de 1629 por el papa Urbano VIII y canonizado el 12 de abril de 1671 por el papa Clemente X. Desde entonces, la Iglesia Católica lo reconoce como San Cayetano, el santo de la providencia, patrono del pan y del trabajo.

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