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Por problemas de salud, renuncia el primer ministro Abe y cierra el mandato más prolongado de Japón

Su salida marca el final de una era de estabilidad política, atípica en un país acostumbrado a gobiernos que terminan antes de tiempo, en la que el líder japonés estableció fuertes vínculos con Estados Unidos, mientras indignó a China y Corea del Sur con sus políticas ultranacionalistas

El primer ministro de Japón con más años en el poder, Shinzo Abe, anunció este viernes su renuncia al agravarse un problema de salud crónico, luego de gobernar al país durante un periodo de inusual estabilidad política y de haber sacado de la recesión a su economía antes de que volviera a hundirse bajo el peso del coronavirus.

Abe, de 65 años, notificó en rueda de prensa su intención de renunciar por las mismas razones de salud que hace 13 años motivaron su primera dimisión como primer ministro: la colitis ulcerosa crónica que viene sufriendo desde que era adolescente y que empeoró en el último tiempo.

Dijo que no quería que su enfermedad se interpusiera en la toma de decisiones y se disculpó con el pueblo japonés por no completar su mandato.

«Si se está enfermo y no se está en buena forma física, no se deben tomar decisiones políticas importantes ni dejar de producir resultados», afirmó ante los periodistas en la sede de la Jefatura de Gobierno, según informó la agencia de noticias EFE.

Su salida marca el final de una era de estabilidad política, atípica en un país acostumbrado a gobiernos que terminan antes de tiempo, en la que el líder japonés estableció fuertes vínculos con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mientras indignó a China y Corea del Sur con sus políticas ultranacionalistas.

Abe también había logrado sacar a Japón de la recesión, antes de que la economía fuera golpeada nuevamente por la pandemia de coronavirus.

Deja el cargo como la persona que más tiempo lo detentó: ocho años y medio, pocos días después de que batiera el récord de días consecutivos en el poder, que arrebató a su tío abuelo, Eisaku Sato, premio Nobel de la Paz en 1973, quien llevó las riendas del país durante 2.778 días entre 1964 y 1972.

Abe se siente en deuda por no lograr completar con éxito algunas de las cuestiones centrales en la política japonesa contemporánea.

Entre ellas se destaca no haber podido reformar la constitución pacifista impuesta por Estados Unidos durante su ocupación, resolver las disputas territoriales con Rusia por las islas Kuriles u obligar a Corea del Norte a devolver a los ciudadanos japoneses secuestrados hace décadas.

Durante su despedida no esquivó la cuestión. «Me queda un año de mandato y hay muchas tareas por llevar a cabo. Debo pedir perdón por dimitir sin resolverlas», dijo.

Pese a los objetivos políticos inconclusos, Abe reforzó la capacidad de defensa de Japón para responder a las necesidades de su aliado Estados Unidos, en el marco de una alianza bilateral que constituye unos de sus mayores logros.

Los «Abenomics», como se denomina a su programa económico, que, basado en la expansión monetaria, estímulos fiscales y reformas estructurales, constituyó el elemento más reconocible de su obra política y económica, condujeron al país a su segunda etapa de bonanza más prolongada desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo la pandemia de coronavirus golpeó a la tercera economía mundial, donde el Producto Interior Bruto (PBI) sufrió el trimestre pasado su mayor caída en siete décadas, agravando la recesión tras tres periodos consecutivos en números rojos.

Se espera que Abe, cuyo mandato finaliza en septiembre de 2021, permanezca en el cargo hasta que el Parlamento elija y apruebe formalmente un nuevo líder del partido.

El sucesor debe salir de las filas del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD), cuya dirección, según dijo Abe, ultimaba este mismo viernes el proceso para proponer el candidato que será elegido previsiblemente por el Parlamento.

La lista de candidatos la encabezan el ex ministro de defensa de 63 años y archirrival de Abe, Shigeru Ishiba, quien además es el líder favorito en las encuestas de medios aunque no muy popular dentro del partido; el canciller Fumio Kishida, el ministro de Defensa Taro Kono, el secretario jefe del Gabinete, Yoshihide Suga, y el ministro de Revitalización Económica, Yasutoshi Nishimura.

No se esperan grandes cambios en la política del país, sea quien suceda a Abe, aunque la mayoría de los analistas consultados por la prensa local concuerdan en que la renuncia puede inaugurar una nueva era de liderazgos de corta duración.

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