Por Natalia Retamar*
El proyecto de ley aprobado por amplia mayoría (64 votos positivos) en la Cámara del Senado de la Nación el pasado 29 de octubre de 2020 pasó a la Cámara de Diputados esta semana. Pero la primara decisión de la cámara fue hacer pasar el proyecto por seis comisiones, lo cual habría retrasado muchísimo el proceso para la sanción de la ley. Luego se publicó que serán 3 (esto podría cambiar). Cuanto más comisiones se dediquen a tratar el proyecto más tiempo se pierde –o se gana, depende de quién lo mire–.
No podemos permitir que se dilaten más los tiempos, la situación crítica de salud en la que nos encontramos los argentinos merece políticas públicas urgentes. No podemos esperar más porque es nuestra salud la que está en juego.
La cuarta Encuesta de Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) de enfermedades crónicas no transmisibles señala que la epidemia de sobrepeso y obesidad continúa aumentando. Los datos son alarmantes si se tiene en cuenta que la obesidad entre adultos creció de un 20,8 a un 25,4 por ciento en tan solo 5 años. Esto explica por qué la prevalencia de glucemia elevada o diabetes aumentó de 9,8 a 12,7 por ciento durante el mismo período ya que el exceso de peso y la inactividad física son factores de riesgo de diabetes tipo 2.
Por su parte, la segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS) evidenció que el exceso de peso está presente en 7 de cada 10 argentinos adultos y en 4 de cada 10 niños, niñas y adolescentes (5-17 años).
Existen varios motivos que alimentan este problema. En primer lugar, hallamos fácilmente en supermercados, cantinas y quioscos productos de baja calidad nutricional o ultraprocesados que presentan un alto contenido de azúcar, sodio y grasa. No sucede lo mismo con los alimentos naturales y frescos. En segundo lugar, las publicidades de productos ultraprocesados no están reguladas (está ampliamente demostrado que éstas estimulan su consumo). En tercer lugar, los consumidores no contamos con información clara respecto de la composición nutricional de los productos empaquetados.
Esto hace imposible que podamos discriminar los alimentos saludables de aquellos que tienen nutrientes críticos en exceso (azúcares, sodio, grasas y presencia de edulcorantes artificiales desaconsejados para niños/niñas).
Por eso apoyamos el proyecto de ley tal como fue presentado por la Cámara de Senadores de la Nación y pedimos que no se modifique. Esta ley persigue objetivos muy importantes como garantizar el derecho a la salud y a una alimentación adecuada; advertir a consumidoras y consumidores sobre los excesos de componentes como azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías, a partir de información clara, oportuna y veraz; promover la prevención de la malnutrición en la población y la reducción de enfermedades crónicas no transmisibles (obesidad, diabetes, cardiopatías, cáncer, etcétera)
Además de aplicar sellos de advertencia bajo el formato de octágonos negros, con exceso de azúcares, grasas y sodio (basada en el sistema de perfil de nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud –OPS–), esta ley abarca otros aspectos, como la regulación de la publicidad, promoción y patrocinio de aquellos productos que contengan al menos un sello de advertencia; y la restricción de venta de los mismos en los entornos escolares.
¡Necesitamos esta ley y la necesitamos ya! #etiquetadofrontalya #laleynosetoca
*Nutricionista