En los últimos tres años las presentaciones judiciales por casos de violencia familiar vienen en franco ascenso. En el año 2008, se registraron 2.128 denuncias, mientras que el año pasado esa cifra aumentó 4.003. Y la tendencia en alza continúa. En lo que va del añola Justiciaya cuenta con 2.279 hechos denunciados. Según explicaron funcionarios judiciales, el incremento posiblemente se debe a un mayor conocimiento de la gente de sus derechos y la posibilidad de asistir a lugares donde pueden obtener una respuesta. Ante esta problemática, que en su gran mayoría afecta a mujeres aunque no escapan a ello un porcentaje menor de ancianos y hombres, El Ciudadano consultó a las abogadas Carolina Pangia y Mariana Velazco, quienes se encuentran a cargo de las secretarías de violencia familiar de los Juzgados de Familia 4 y 5 respectivamente, que atienden a diario este tipo de conflictos domésticos donde tienen un contacto directo con las víctimas.
Según la estadística oficial de los Tribunales provinciales de la ciudad, en el año 2005 se iniciaron 1.744 causas de violencia familiar, esta cifra se mantuvo en similares niveles hasta el año 2008 donde el número se elevó a 2.128, y desde allí la escalada no ha mermado.
En el año 2009 existieron 2.636 casos denunciados, en el 2010 las presentaciones fueron 4.003 mientras que en el primer semestre del 2011 ya hubo 2.279 denuncias de violencia. Pangia y Velazco refirieron que este fenómeno, que se incrementó en un 30 por ciento en el último año, está relacionado con la difusión que el tema ha tenido en los últimos tiempos, “tiene que ver con la cuestión educacional sobre el tema de violencia familiar, porque a veces uno vivía situaciones y no sabía que estaba sufriendo violencia o no sabía que había una instancia donde se podía recurrir, a lo mejor tiene que ver con eso”, expresó Pangia, mientras que Velazco consideró que además la gente ahora se anima a denunciar más.
En el Tribunal existen tres secretarías de violencia familiar dependientes de los juzgados de familia que intervienen en estos casos. Las profesionales explicaron que ni bien la persona llega al Tribunal se analiza si hay que tomar una medida urgente, que se hace en el día, y a partir de allí comienza un trámite.
Pangia explica que trabajan con el Centro de Asistencia ala Víctimaque está en la planta baja de Tribunales, con los asesores que escuchan a los menores, los trabajadores sociales que tiene cada juzgado, el médico legista que le hace la primera revisión a la víctima o la cátedra de Paleopsiquiatría dela Uiversidad Nacionalde Rosario que también realiza informes. “Éstas son las herramientas que podemos utilizar, aunque muchas veces funciona la audiencia que realizamos entre las partes donde por lo general se logra una solución salvo que haya un temor referencial de la víctima y esta herramienta no pueda ser utilizada”, sostuvo Pangia.
Ambas letradas explicaron que es importante aclarar que las medidas urgentes que se aplican en un primer momento –que por lo general se tratan de exclusiones, prohibición de acercamiento, retiro de efectos personales, entre otras– son provisorias. Es que luego, continúa el trámite para lograr una solución de fondo. La medida no significa que la persona a la que se le ordena retirarse de la casa pierda derechos sobre la propiedad donde se asienta el hogar familiar.
En relación a quiénes son las víctimas de violencia, las secretarias sostuvieron que en un 90 por ciento son mujeres. “La franja de edad de ellas es muy amplia, puede venir la madre acompañando a su hija de 17 años que tiene problemas con su novio o un integrante de un matrimonio de 50 años que pide que el otro se vaya del hogar. En menor medida se ven casos donde la víctima es un anciano o un hombre”, explicaron.
En el caso de los adultos mayores Velazco refirió que “muchas veces tiene que ver con que a los hijos les cuesta irse de la casa por una cuestión económica y terminan viviendo muchos adultos en la misma casa, lo que crea situaciones difíciles. Se produce una desautorización del anciano y surgen los conflictos, si bien el porcentaje es mínimo tiene que ver generalmente con el tema de la vivienda”, concluyó Velazco.
En el caso de los hombres víctimas de violencia, las abogadas sostuvieron que se reciben no más de 4 o 5 denuncias al año, aunque explicaron que el varon está asistiendo al tribunal a denunciar a su ex pareja, pero por la violencia que ejerce sobre los hijos de ambos.
La época del año donde más denuncias ingresan es el verano. Las abogadas explicaron que sobre todo cerca de fin de año, cuando surgen los conflictos de las fiestas o con quién va a pasar las vacaciones el chico; también hay casos donde hay temor de que iniciada la feria judicial no le van a permitir ver a su hijo. Pangia y Velazco afirman que en Tribunales tienen turnos de urgencia, ante una situación puntual y urgente: “Más allá de la denuncia policial se puede recurrir al Tribunal y siempre hay un juez de turno por si hay que tomar alguna medida urgente en día inhábil”, abundaron, aunque aclararon que estos casos deben tratarse de temas urgentes y cuando existe un riesgo.
Otra de las situaciones que se ven con frecuencia son las denuncias de abuso sexual que un progenitor le achaca a otro en relación a los hijos. Las letradas sostuvieron que hay muchos casos de este tipo y se trata de una situación muy delicada. “Cuando se presentan estas circunstancias esperamos que avance el proceso penal mientras realizamos las medidas sumamente controladas, las visitas con el menor se realizan en el tribunal con un asistente social”, sostuvo Velazco.
“Muchas veces los acusados terminan absueltos. En estos casos donde se denuncia un abuso la situación es espantosa para el chico de las dos formas, si la denuncia es cierta o si la madre la inventó”, refirió Pangia. También hay casos en que la denuncia tiene que ver con la vivienda, a ver quién se queda con la casa, refirieron.
Otro fenómeno que se reitera son los casos en los que se pide una medida, por ejemplo una exclusión, y luego se permite el ingreso del excluido al hogar. Las profesionales refirieron que hay muchos de estos casos, “y muchas veces puede pasar porque la persona tiene que elaborar toda una cuestión psicológica de lo que está viviendo o por una cuestión económica, muchas veces el que se va es el proveedor del hogar. También sucede que la persona presuntamente violenta no deja de ser papá y ello crea todo un conflicto con el resto del grupo familiar, para esto está el Centro de Asistencia ala Víctimadel tribunal, el equipo interdisciplinario y también estamos trabajando con los centros barriales”.
Pangia y Velazco consideraron que hay que trabajar en conjunto con los centros de salud y la escuela, porque aseguran que desde Tribunales se pueden librar un sinfín de órdenes, pero la persona después vuelve a la casa, al barrio y necesita contención. “Hay casos en que desde el centro de salud incluso, desde la iglesia, se sienten apoyados y denuncian”, concluyeron.