El gobierno municipal logró tranquilizar a los referentes de la actividad comercial que habían golpeado las puertas del Palacio de los Leones, temerosos de un potencial golpe a las ventas cuando se prohíba el estacionamiento en 80 cuadras del área céntrica.
Hasta el miércoles pasado, cuando sucedió la reunión definitoria entre dirigentes empresarios y funcionarios técnicos y políticos, corrieron cataratas de opiniones sin mayor sustento argumental que la intuición.
Los dueños de los negocios arrancaron clamando por un “no innovar” ante la incertidumbre de una medida de profundo impacto en la circulación de vehículos y personas que alimenta sus negocios. A ellos, el gobierno municipal parece haber llegado mal y tarde a proporcionarles la información necesaria para que comprendan los alcances de la ordenanza 9238. A tal punto que, con la ordenanza ya aprobada, se dio el contrasentido de que la propia intendenta tuviera que ratificar su implementación.
Ruidos
El ruido se generó por legítimas dudas de los comerciantes ante la falta de información. Pero también porque la política juega. Los concejales que votaron en contra de la ordenanza, esencialmente los radicales disidentes del Frente Progresista, el Frente para la Victoria y Carlos Cossia, apenas vieron reflejados en los medios el descontento inicial reclamaron la suspensión de la ordenanza. Jorge Boasso, por ejemplo, pidió la suspensión de la ordenanza amparado en “el enérgico rechazo de los comerciantes de la ciudad”, los mismos que una semana después consensuaron con el Ejecutivo la implementación gradual. Lo mismo había hecho en febrero de 2012 en ocasión de largarse los carriles exclusivos para el transporte público.
De la calle a la cochera
El objetivo de la ordenanza que levantó polémica es replegar los vehículos hacia las cocheras privadas y liberar espacio de circulación en las cuadras más comprometidas por la congestión vehicular.
Los equipos técnicos del municipio demostraron a la prensa y a los dirigentes empresarios tener un acabado diagnóstico, con información propia relevada durante los últimos años, de lo que ocurre cuadra por cuadra, cuáles son los factores que influyen en la problemática y las alternativas para solucionarlo.
Esto se complementa con una segunda ordenanza (ambas se encuadran en lo que es el Plan de Movilidad General de 2011) que resulta una sentencia de muerte a las playas de estacionamiento a cielo abierto. Promovida por el PRO, incentiva la construcción de edificios de cochera que multiplican la capacidad de albergar autos en la misma cantidad de suelo. El centro está mudando del estacionamiento medido concesionado a la cochera privada.
Hay un dato en especial que, aunque llegó tarde, tranquilizó a los comerciantes: la supresión de los más de 900 boxes de estacionamiento medido que manda la ordenanza 9.238 está siendo compensada por 1.480 boxes que está construyendo y otros 1.500 que esperan permiso de obra del sector privado.
Según los funcionarios de la ciudad, la construcción de cocheras es el negocio del momento, cosa que no ocurría hasta el año pasado, cuando los inversores sólo se enfocaban en departamentos de poco metraje. Si esto es cierto, puede resultar un aliciente para la alicaída industria de la construcción.
Ninguna medida es infalible. Y en ese sentido el acuerdo que alcanzaron comerciantes y Municipalidad para implementar por tramos resulta sensato ante el universo de negocios y actores en juego. No sólo achica el pánico entre comerciantes; también acota el margen de error del Ejecutivo. Ya lo decía Tu Sam: siempre “puede fallar”.
Además, sería penoso que una medida del orden de lo urbanístico profundice el momento económico a la baja.
La pulseada
La pulseada Municipalidad-comerciantes coincidió con la reelección de Ricardo Diab al frente de la Asociación Empresaria y generó un clima de tensión inicial. De hecho esta vez hubo más ruido afuera que dentro del Concejo Municipal, donde la ordenanza consiguió amplio respaldo.
Una vez abierta la negociación las relaciones institucionales volvieron a su cauce histórico. Para terminar de superar la agria desconfianza inicial de los comerciantes, el Ejecutivo la endulzó oficializando el proyecto de “revitalización del casco histórico de la ciudad”, un manojo de intervenciones de mediana y baja envergadura pero alto impacto que reúne iniciativas propias y del sector privado.
Estacionamiento y algo más
A decir verdad, la ordenanza 9238 llegó en un momento en que varios frentes preocupan al sector comercial. Uno es la baja de las ventas que se viene notando. No es una catástrofe, pero cayó en relación con el año pasado.
La otra es la seguridad, problemática muy sensible que los empresarios locales siguen de cerca. Mantienen reuniones regulares con jefes policiales y las tuvieron con los de las fuerzas federales.
Incluso cualquiera que haya caminado por el centro en las últimas semanas pudo observar que también en esta área comercial se reforzó la presencia de Gendarmería. Es resultado de una hipótesis de trabajo que sostiene que, si se cortaron o entorpecieron los principales circuitos de circulación de droga y se tumbaron los búnkers más significativos, es probable que el delito se esté corriendo a rubros como robos a mano armada a comercios en busca de efectivo, o entraderas y salideras en viviendas y bancos, entre otros. El crimen del empresario chaqueño ocurrido el viernes a la tarde tras realizar una transacción pareciera la cruda confirmación de ese escenario. Se trata de delitos que ya existían pero que podrían redimensionarse si es que efectivamente, como parece, se lograron desactivar al menos los circuitos más violentos del narcotráfico, como aseguran las autoridades.