Una eventual caída de las exportaciones argentinas, derivada de la crisis económica que afecta a las naciones desarrolladas, no impactaría del mismo modo en las distintas regiones del país. Las economías regionales deberían estar, en cambio, más atentas a la evolución del gasto público.
Una investigación del Ieral, instituto económico dela Fundación Mediterránea, procuró trazar un escenario de menor ventas externas, derivado de un mundo que crecerá más lentamente y que, por lo tanto, demandará una menor cantidad de bienes, algo que afectaría también los precios de las materias primas.
El escenario no es caprichoso. Por ejemplo la soja, generadora de divisas parala Argentina, cayó la última semana hasta los 425 dólares por tonelada en el Mercado de Chicago, lo que significaba una merma del 20 por ciento sólo en los últimos dos meses. Además, desde el 31 de diciembre de 2010, la oleaginosa disminuyó 17 por ciento, unos 85 dólares por tonelada en la plaza estadounidense.
Las exportaciones argentinas representan un 13 por ciento del PBI, expresadas en moneda constante, es decir sin inflación. La investigación del Ieral se planteó dos interrogantes: en cuánto podrían disminuir las ventas al exterior debido a un mundo más estancado y en cuánto impactarían los cambios en exportaciones sobre la actividad económica en cada región.
Para la primera inquietud, tomó como referencia la crisis global de 2008-2009. Recordó que las exportaciones cayeron cerca de 20 por ciento en dólares en la mayoría de las regiones dela Argentina.“Las excepciones fueron Cuyo con mayores ventas desde San Juan, debido a la minería, yla Patagonia, por el petróleo”, puntualizó.
Para la segunda, el Ieral excluyó las exportaciones de combustible, excepto parala Patagonia, porque tienen menor efecto derrame sobre las economías, según diagnosticó. Y destacó que lo importante para el análisis no es la cantidad de dólares recibidos por los exportadores, sino la capacidad de compra de esos montos percibidos.
La primera sorpresa de la investigación es que, en general, la actividad económica en las distintas regiones es más sensible al gasto público provincial que a sus exportaciones. El Ieral destacó que la estimación de sensibilidades regionales arrojó resultados dispares:
Salvo el noreste argentino (NEA), la mayoría de las otras regiones tienen un grado de sensibilidad baja. Si se toma en cuenta la región pampeana, se estima que ante un aumento del poder de compra de sus exportadores en 10 por ciento, la actividad económica en dicha región (sensibilidad) mejoraría en 1 por ciento.
Bajo esa hipótesis, la sensibilidad del NEA supera el 2 por ciento; la de Cuyo se ubica entre 1 y 1,5 por ciento; la del NOA entre 0,5 y 1 por ciento, y la de Patagonia es de 0,5 por ciento.
Entre las provincias más sensibles a exportaciones pueden mencionarse Entre Ríos, Salta, Misiones y San Juan, con una sensibilidad equivalente al 2 por ciento.
Las provincias grandes, Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, tienen una sensibilidad de 1 por ciento.
Algunas provincias casi no dependen de las exportaciones, como San Luis.
La baja sensibilidad regional a los cambios en exportaciones sería un indicio de que los impactos externos afectan menos a las regiones que los de origen interno.