Un artista es alguien que más allá de su probado talento, los premios recibidos y el reconocimiento o la experiencia adquiridos, siempre está atento a correrse de sus lugares de comodidad, buscando, indagando, saltando al vacío para poner a prueba, incluso, nuevas instancias de esos lugares ya conocidos o transitados. En ese tránsito se encuentra el director de cine y teatro local Gustavo Postiglione, para quien la hibridación de lenguajes es transversal a toda su producción artística, en la que acredita una veintena de películas entre otras propuestas audiovisuales y varias obras de teatro.
Ahora, Postiglione se prepara para atravesar la adrenalínica y poco conocida experiencia del cine en vivo, con el estreno de este jueves de Simulacro, una propuesta que ya desde el nombre conlleva impresa la idea de algo que será prueba y error. “Será el primer largometraje de cine en vivo realizado en Argentina y una de las pocas experiencias en el mundo, salvando las de Francia Ford Coppola en universidades de Estados Unidos con su proyecto experimental Distant Vision o la comedia Lost in London, de Woody Harrelson, de 2017. Pero más allá de eso, lo importante es la propuesta en sí, para la que vamos a utilizar un encuadre panorámico y la vamos a rodar en blanco y negro”, adelantó Postiglione en relación con Simulacro, que se desarrollará desde el escenario del Complejo Cultural Atlas, con la participación de los actores locales Claudia Schujman, Lara Todeschini y Gustavo Guirado y que se emitirá a través de la plataforma de contenidos stremaing Octubre TV desde las 21, ingresando con nombre de usuario o correo electrónico y una contraseña.
“Estamos organizando para poder cortar la calle en la puerta del Atlas y poner una pantalla para que la gente vea la película en vivo ya que las salas todavía siguen cerradas”, adelanto el director acerca de una movida que no tiene precedentes en la ciudad ni en el país y en la que está acompañado además por Fernanda Taleb en la producción ejecutiva, con fotografía de Marcos Garfagnoli, música en vivo Ivan Tarabelli, asistencia de dirección María Eugenia Solana, sonido de Santiago Zecca y la cámara en vivo del propio Postiglione.
El proyecto de cine en vivo supone la realización y transmisión de una película en el mismo momento en que se produce. “Se filma, se ilumina, se actúa, se musicaliza, se edita, mientras se proyecta y se emite. Todo sincronizado de manera tal que el espectador se encuentre frente a una propuesta única e irrepetible. Los actores trabajarán con la continuidad del teatro, a sabiendas de que el error será parte de la propuesta, algo que tendrá la misma carga para quien haga cámara o para el músico que tocará en vivo”, contó el realizador de El Asadito y Días de mayo, quien pareciera cumplir con ese concepto que asegura que la televisión es de los productores, el teatro de los actores y el cine siempre le pertenece al director.
Cine, teatro, televisión
Con lógicas que se corresponden, en principio, con la tevé en vivo, pero al mismo tiempo, por tratarse de una ficción, con el teatro que se emite en vivo por streaming, algo que en el contexto de la pandemia se experimentó fuertemente, pero apelando a los recursos del cine, lo que supone, a diferencia del teatro, el cambio de planos y no la toma fija, claramente, el cine en vivo hibrida varias cuestiones pero lleva impresa la mirada del director que en definitiva es quien toma las decisiones en vivo. “Hay un cruce de lenguajes más allá de que el soporte en donde está impreso o estará impreso Simulacro es el del cine, o es al menos el lenguaje que se impone. Lo que sí es cierto que en esta propuesta hay elementos que se toman prestados. Y la pregunta que aparece cuando comento lo del cine en vivo es qué tiene de diferente del teatro filmado o de la televisión en vivo. El teatro filmado es un registro audiovisual de una obra de teatro, pero muchas veces se dice que una película que tiene unidad de tiempo y espacio y a su vez mucho diálogo es teatro filmado. Para mí es un concepto erróneo pero es muy utilizado”, destacó el director en diálogo con El Ciudadano.
Y profundizó: “La verdadera diferencia está en el encuadre, la utilización de la música y los efectos sonoros, la fotografía y la edición. Son todos elementos que funcionan de manera diferente en el teatro que en el cine. Esto no descarta que muchas veces encontremos elementos teatrales en el cine y conceptos cinematográficos en el teatro. Por otro lado, la mirada del director a través de la cámara, lleva al espectador a ver lo que el autor quiere que veas, pero en el teatro, al menos para mí, hay más libertad para mirar y observar. Pero si vamos a la génesis del cine en vivo, como en su momento lo planteó Coppola, que fue quizás el primero que lo propuso como una nueva manera de hacer cine, tiene algo del teatro, algo del cine y algo de la televisión. Le ponemos el nombre de cine en vivo porque es más gráfico para explicarlo, pero quién dice que a futuro le encontramos otro nombre que sea más significativo”.
Desde los comienzos de su carrera, Postiglione se cruzó de la vereda del cine a la del teatro, con una primera versión teatral de su clásico El Asadito, estrenada hace poco más de dos décadas, y siempre recurriendo a la enorme cantera de actores y actrices de gran talento que supone la escena teatral local. “A mí siempre me interesó el teatro pero me falta mucho por indagar en ese campo, aunque a veces esa indagación también la hago desde el propio cine. De hecho, el comienzo de Simulacro iba a formar parte de una obra del ciclo Micro Teatro que no se pudo hacer por el comienzo de la pandemia y terminé reescribiéndola hasta que quedó el texto de la película y a su vez también parte de ese relato se transformó en un texto literario que ya fue publicado”, expresó el director.
Y respecto a que este proceso de cine en vivo pueda ser la culminación o resultado artístico de un camino en el que viene trabajando de manera paralela entre el cine y el teatro, desarrolló: “No lo había visto de esa manera, pero algo de eso puede haber. Es muy raro porque los actores saben que están por hacer una película pero la metodología de trabajo y ensayo, como así también el espacio escénico, por momentos los lleva a pensarse en una obra teatral, y yo particularmente no llamo guión al libro sino que hablo de un texto. Podría decir texto dramático, porque lo escribí con la idea de que pueda ser leído tanto como interpretado. Y sabemos que un guión luego de que se filma se tira y ya no sirve para nada. Y en este caso creo que el texto podría sobrevivir al rodaje y así se acerca nuevamente al teatro. También he pensado mucho en tipos como Bergman cuando comencé con esto. Un director que hacía sus películas y también sus puestas teatrales y quizás Después del ensayo sea un punto de referencia para Simulacro. Cargo conmigo los Cuadernos de trabajo de Bergman y también el Cuaderno de notas de Chejov”.
Realidad y ficción
El teatro también se mete en la escena de la película a la hora de pensar que los protagonistas de Simulacro ensayan una obra que intenta ser una adaptación argentina del clásico de Wim Wenders, París, Texas, hasta convertirse en un film de espías con James Bond y una agente de la KGB. Sucede que los protagonistas creen que ya no hay nada nuevo para contar o al menos dudan acerca de eso. “La elección de París, Texas tiene dos orígenes: por un lado es una de mis cinco películas favoritas y por otro, también es una de las películas favoritas del protagonista de Simulacro, un director de teatro que cree que reescribiendo parte de una obra o film que le gustó mucho puede llegar a hacer una obra que lo salvará de la crisis que atraviesa tanto creativa como económica. París, Texas funciona en Simulacro como el lugar inalcanzable del autor y como cuestionamiento hacia ese personaje, que reconoce que mucho de lo que hace es una copia o plagio disimulado”, dijo Postiglione acerca de su elección-homenaje.
Y de cara al presente, profundizó: “Hay una crítica a la ficción dominante que se ha instalado en las plataformas y en casi todos lados. Se habla de la muerte de la ficción, de las modas snobs de cierta forma de actuar o de hacer películas u obras, fundamentalmente porteñas, que son festejadas pero que, según sostiene el protagonista «no tienen sangre»”.
El director, en sus jugadas por fuera de los carriles establecidos en el arte del presente, que van del cine experimental con archivos de todo el mundo en medio de la pandemia a los adelantos de la película que vendrá o a la puesta a punto de su banda de música, siempre parece empujar un carro que va a contramano de lo que indica la mayoría. “Es así, voy empujando el carro para el otro lado. Correr riesgos es una decisión, es experimentar algo diferente, buscar la incomodidad. Y algo que yo cuestiono y también lo hacen los personajes en Simulacro es el hecho de que lo que vemos está preformateado: Netflix, Amazon, Disney no sólo nos están diciendo lo que tenemos que ver sino también qué películas tenemos que hacer. No tenemos mucho margen en ese territorio. Obviamente, vamos a encontrar buenas películas o hasta alguna buena serie, pero sabemos que el 80 por ciento del material de las plataformas digitales está estandarizado porque se tiende a estandarizar el consumo y el gusto de la gente. Esa estandarización, a la larga, va a impedir que apuestas de riesgo o ideas novedosas se metan en esos espacios. Por eso el cine en vivo, de alguna manera, también apunta a romper con ese esquema. No tenemos la fuerza de una plataforma multinacional, pero al menos podemos dar una pequeña batalla. Por eso mismo la elección y el acuerdo con Octubre TV para lanzar la película, ya que es una plataforma nacional y con mucho contenido de películas argentinas y latinoamericanas que tienen una marca autoral importante. Y este jueves veremos si Simulacro es el principio de algo o es el principio y el final”.
Para agendar
Simulacro se emitirá en vivo este jueves, desde las 21, por la plataforma de contenidos streaming Octubre TV (https://octubretv.com/). Para ingresar sólo se necesitan un correo electrónico y una contraseña. A partir de este sábado 7, la película estará disponible en el contexto de una retrospectiva de la obra de Gustavo Postiglione que incluirá otros de sus títulos, tales como la trilogía que integran El Asadito, El Cumple y La Peli, además de Días de mayo, Tremendo amanecer y Brisas heladas, entre otras.
