Los cruces entre los máximos dirigentes del Frente Amplio Unen (FAU) ganan los titulares de los diarios. La heterogeneidad de sus cinco precandidatos presidenciales genera grietas puertas adentro en la coalición de partidos y los acuerdos electorales en cada una de las provincias con otras fuerzas disímiles, como el PRO o el massismo, amenazan con debilitar su estrategia nacional. En ese sentido, el ex diputado nacional y ex presidente del Banco Central Alfonso Prat Gay pidió “trabajar para fortalecer esa unidad y para que sean conocidas las propuestas” del FAU en vez de “perder el tiempo con quién va a ser el próximo que sumamos a la alianza”. Además, consideró necesario bajar a dos el número de competidores en las Paso para la categoría de presidente: “Hoy es una debilidad tener muchos candidatos y creo que sería mucho más potente si pudiéramos reducir la lista a dos”.
En una entrevista concedida a El Ciudadano, el dirigente de la Coalición Cívica-ARI les solicitó a quienes integran el espacio de centroizquierda que entiendan “que Unen es más importante que una candidatura individual”. Y que antes de avanzar con acuerdos por fuera de la estrategia nacional en cada una de las provincias, como Gerardo Morales en Jujuy junto al massismo o el radicalismo y el PRO en la provincia de Córdoba, piensen si el beneficio es personal o colectivo: “Si no beneficia a Unen, entonces no hay que hacerlo”.
—Formás parte de una coalición de partidos cuyos máximos dirigentes tienen diferentes posturas en lo que debe ser la política de alianzas para las presidenciales del año que viene. ¿Cuál creés vos que debe ser la postura del FAU? ¿Debe propiciar algún otro acercamiento con otras fuerzas como el PRO o continuar con el armado como hasta este momento?
—El FAU es una coalición de ocho partidos nacionales, después, en cada distrito, hay distintas manifestaciones de esa coalición. Es una pregunta que tienen que contestar los partidos nacionales. Hasta ahora cada vez que se han expedido los partidos nacionales, se han expedido en la dirección de que está bien como estamos, no porque estemos haciendo las cosas bien, creo que hay mucho por mejorar, pero me parece que no tenemos que perder el tiempo con quién va a ser el próximo que sumamos a la alianza. Me parece que lo que tenemos que hacer es trabajar para fortalecer esa unidad y para que sean conocidas las propuestas que tenemos. No es que no tenemos propuestas, ni que no tenemos equipos. Los tenemos, simplemente que como perdemos tiempo discutiendo quién tiene que estar y quién no tiene que estar, con eso perdemos energía para que se vean cuáles son nuestras propuestas.
—Tener cinco precandidatos presidenciales (Hermes Binner, Julio Cobos, Ernesto Sanz, Elisa Carrió y “Pino” Solanas) en un primer momento se tomó como un símbolo de pluralidad, pero ¿no es una oferta demasiado extensa para llegar fortalecidos a las primarias?
—Sí, creo que dadas las circunstancias y cómo se han ido instalando otros candidatos del espacio opositor, me parece que hoy es una debilidad tener muchos candidatos y creo que sería mucho más potente si pudiéramos reducir la lista a dos. A uno es demasiado idealista y quizás tampoco convendría porque es bueno que haya una primaria, pero sería muy potente la primaria si serían dos y no cinco.
—Con respecto a los acuerdos provinciales, ¿pueden llegar a debilitar la estrategia nacional o creés que es correcto que cada distrito defina con qué fuerza política ampliar la base del FAU?
—Creo que es correcta en tanto y en cuanto no debilite la estrategia nacional. Y lo extiendo como principio general. Me parece que los que estamos en Unen tenemos que entender que es más importante Unen que una candidatura individual. Entonces, creo que el criterio de funcionamiento debiera ser “yo lo que estoy por hacer o la foto que me estoy por sacar o la acción que estoy por tomar me beneficia a mí pero ¿beneficia al colectivo?”. Y si no beneficia a Unen, entonces no hay que hacerlo. Y esto es lo más difícil de instalar. A otros partidos no les pasa porque no son coaliciones, porque tienen un solo candidato que dice “A” y van todos por atrás. Nosotros somos absolutamente transparentes, entonces la discusión interna es la discusión externa. Esto es quizás lo que falta a veces como cultura para interpretar lo que pasa adentro de Unen. Lo nuestro es muy democrático, con sus ventajas y sus desventajas.
—¿Preocupa cómo pueda ver la opinión pública estos cruces entre los líderes del espacio?
—Sí, por supuesto que sí. Pero ese es un dato de la realidad. Habida cuenta de que hay tantos precandidatos, me parece que el foco tendría que estar puesto en otro lugar. De hecho, lo ponemos en otro lugar, pero a los medios les resulta más interesante ver si el candidato tal dijo tal cosa del candidato tal y no que desde Unen venimos presentando cada 15 días propuestas concretas en distintos ámbitos, que tenemos un grupo de dirigentes que podrían conformar el equipo de gobierno de cualquiera de los candidatos. Estas cosas no son noticia porque perdemos el tiempo en otras.
Seguridad: “Va a ganar el candidato que de en la tecla”
—La seguridad gana hoy el tope en las exigencias de la ciudadanía, ¿es un tema central también para ustedes?
—Sí, claramente. Yo creo que el candidato que resuelva o que por lo menos sepa tocar la tecla en este tema, va a ser el que va a ganar. Lo que pasa es que a diferencia de otras propuestas de gobierno, ésta es muy compleja porque toca distintos ministerios, distintas áreas, involucra el manejo de las fuerzas de seguridad que muchas veces son parte del problema más que de la solución. Y hay que moverse con cautela y firmeza. Creo que lo que promete nuestro espacio, a diferencia de otros, es que no vamos a tener ninguna connivencia ni con los narcos ni con la corrupción. Y en eso hay una garantía. Pero por supuesto que con eso no alcanza, además hay que tener la estrategia para vencer los problemas y vemos que las dificultades que hay en la provincia de Santa Fe son un recordatorio que no es un tema que se pueda resolver en un solo mandato.
“Lo que nos pasa a nosotros, no le pasa a nadie más en la región”
—Como ex presidente del Banco Central, ¿cómo analizás la gestión de Alejandro Vanoli? El ciudadano común lo primero que identifica es que el dólar blue bajó.
—Me parece que Vanoli es un obsecuente. Llegó para cumplir lo que le pide Cristina Kirchner y lo que le pide Axel Kicillof. En todo caso, es el mascarón de proa para un nuevo cambio en la estrategia económica de Kicillof, que no es el primero y seguramente no será el último, y que hasta ahora ninguno de esos cambios tuvo efecto. A principio de año decían que había que subir la tasa de interés y devaluar, ahora dicen que hay que hacer todo lo contrario. Bueno, Vanoli es una circunstancia. La baja del dólar blue tiene que ver con algunos controles y con el miedo que instalaron en el mercado. Pero también tiene que ver con un cambio de estrategia muy importante y es que hasta ahora el gobierno se financiaba con emisión del Banco Central y, a partir del último mes, por lo menos una parte se financia colocando títulos públicos en el mercado que están atados al tipo de cambio oficial y que es una manera de vender dólares que no tienen y los va a tener que pagar el próximo gobierno. O sea que esa es la razón por la cual bajó el blue. Ahora, no hay un cambio de fondo, no hay una modificación en la confianza, no es que la gente se está desprendiendo de los dólares porque confía en el peso. Es absolutamente transitorio.
—Planteás que “el gobierno dejó sin dólares al país por una decisión política”. ¿Crees que los problemas económicos obedecen más a errores del gobierno que al frente externo?
—Sin dudas. Yo creo que el país sigue teniendo una inmensa oportunidad a pesar de los errores de política económica. Lo que nos pasa a nosotros, nos pasa a nosotros y a Venezuela, a nadie más en la región. Yo hago la siguiente comparación: si hubiéramos hecho las cosas más o menos como las hizo Uruguay en los últimos 10 años, hoy habría 150 mil o 160 mil millones de dólares en el Banco Central. Entonces no tendría que estar el gobierno racionando los dólares y cortándole los insumos al que quiere exportar o cortando el ingreso de medicamentos. Ellos se metieron en este brete y la consecuencia es lo que vemos todos los días, no sólo la inflación sino una caída en la actividad económica y en el empleo. Eso no le pasa a ningún otro país de la región más que a nosotros.
—¿La punta del ovillo es la inflación?
—No, la inflación es el síntoma final de que las cosas no andan bien. Pero por supuesto que hay que tener un programa que ataque las expectativas de inflación mientras se resuelven los problemas de fondo. Y eso se puede tener. Nosotros estuvimos en el Banco Central hace 10 años y bajamos la inflación del 40 al 4 por ciento y lo hicimos en un año. No digo que haya que hacerlo de vuelta en un año, pero perfectamente se puede hacer en un mandato.