La reintroducción de las cabras criollas neuquinas en la región patagónica recibió esta semana el premio Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria (Fontagro) en Washington, Estados Unidos, luego de varios períodos de sequía y los daños causados por la explosión del volcán Puyehue en 2011. Por ese motivo el stock de ovejas y cabras disminuyó en la zona patagónica y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) –en articulación con el Ministerio de Agroindustria y la Secretaría de Agricultura Familiar de Río Negro– llevó a cabo un plan de repoblamiento basado en la introducción de majadas de cabras criollas del norte neuquino, destacadas por su rusticidad y alta tasa reproductiva.
El proyecto, denominado “Seguridad alimentaria en productores familiares de Patagonia argentina: uso de recursos genéticos locales y adaptación al cambio climático”, obtuvo el premio principal del Fontagro en la categoría Organizaciones Nacionales de Investigación y Desarrollo y Universidades, del “Concurso de casos exitosos de adaptación al cambio climático de la agricultura familiar”.
De la entrega del premio que consiste en u$s 15.000, participaron Amadeo Nicora –presidente del Inta– y Marcelo Pérez Centeno, director del Instituto de Investigación y Desarrollo para la Agricultura familiar (Ipaf) de la Patagonia.
El concurso fue organizado por Fontagro y, además, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Por su parte, el premio recibido se utilizará para fortalecer el trabajo de las instituciones que intervinieron en el proyecto junto con productores de la zona de Comallo y la cooperativa ganadera indígena de Jacobacci.
Para Pérez Centeno, “la rusticidad y la alta tasa de reproducción de estas cabras las convierten en una herramienta de repoblamiento y diversificación más que interesante”.
La investigación buscó desarrollar una alternativa de adaptación de la agricultura familiar de la zona perjudicada por ciclos de sequía y la explosión del volcán Puyehue en 2011.
De hecho, el 60 por ciento del stock animal de la región –majadas de ovejas Merino y de cabras Angora– se vio diezmada por las catástrofes climáticas que afectaron a la región.
Frente a esta situación de emergencia, la cabra criolla del norte neuquino aparece como alternativa para el repoblamiento.
“Desde 1990, las hemos estudiado y caracterizado”, precisó Pérez Centeno, quien explicó que “la rusticidad y la alta tasa de reproducción de estas cabras las convierten en una herramienta de repoblamiento y diversificación más que interesante”.
Gracias al financiamiento del Ministerio de Trabajo y del de Desarrollo Social de la Nación, cada familia afectada recibió un núcleo de 29 madres más un reproductor macho.
“Luego de tres años, los animales manifestaron su adaptación al ambiente, registramos pariciones y destetes superiores al 110 por ciento, en comparación de las ovejas Merino y de las cabras de Angora”, explicó María Rosa Lanari, del grupo de Genética y Reproducción del Inta Bariloche.
En el 2003, la cabra criolla fue caracterizada y reconocida por la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación (FAO) como un recurso genético local.