Este martes surgieron versiones confusas sobre despidos en la planta que la fábrica de electromésticos Electrolux tiene instalada en Batlle y Ordóñez y Ovidio Lagos. Primero se mencionaron alrededor de 80 cesantías, y luego el gremio de los metalúrgicos (UOM) explicó que los casos efectivos que se intentan revertir son 3, porque el resto corresponde a la finalización de 60 contratos temporales para cubrir vacantes de personal de planta en vacaciones, más 15 retiros voluntarios. Aunque el número no parece tan alarmante, desde el sindicato recordaron cifras que justifican permanecer en alerta: “Desde que asumió el gobierno de Cambiemos hubo 1.500 despidos en el sector sólo en Rosario. A nivel nacional, más de 25 mil”, aseguró a El Ciudadano el secretario general de la Unión Obreros Metalúrgicos, Antonio Donello. Nada ayuda a pensar que lo que sigue será distinto: la reducción del mercado interno, la continuidad de las importaciones sin regulación estatal y el aumento de servicios e impuestos induce a imaginar un 2018 igualmente complicado.
Dos despedidos
Federico trabajaba bajo relación de dependencia en Electrolux desde 2014 y fue despedido el lunes. En su relato, agrega a lo dramático de la pérdida de su fuente de ingresos el modo en el que se lo comunicaron. El viernes pasado, contó a El Ciudadano, lo llamaron desde la oficina de Recursos Humanos y le comunicaron que ya estaba desvinculado de la empresa y que a partir de ese día no se presentara a trabajar.
“No me llegó el telegrama de despido. El lunes fui hasta la planta en mi horario habitual, estuve una hora y me dijeron que me vaya. Es injusto, porque argumentan que me echan por las faltas y las que tuve son justificadas”, explicó el joven y agregó: “Mi tarea era armar los interiores de los freezer. Me tengo que operar el brazo porque tengo tendinitis del trabajo repetitivo que hago diariamente. No queremos ni indemnización, ni retiro voluntario. Queremos conservar nuestra fuente de trabajo”, contó.
Otra de las cesanteadas es Verónica. Como su compañero, fue a trabajar el viernes último y tras cumplir con la jornada laboral, ya camino de regreso a su casa, recibió una llamada de la empresa, también del área de Recursos Humanos. Le comunicaron que ya no figuraba en la planta de personal. “Me despidieron con la excusa de que había mucho stock y que bajaron las ventas. Pero nunca dejamos de producir. Hacemos 70 heladeras por hora. No bajó la producción. Esperamos que se pueda solucionar”, confió la mujer.
La empresa Electrolux de Rosario cuenta con cerca de mil empleados y en el rubro de línea blanca es una de las tres fábricas más importantes del país junto con Bambi y Briket, también en el suroeste de la ciudad.
Pasado, presente y futuro complicados
Respecto a la inquietud que se hizo pública este martes, el secretario general de la UOM Rosario, Antonio Donello, aclaró que hubo 60 empleados que fueron tomados sólo por dos meses para cubrir vacaciones del personal de planta. “Cuando se les terminó el contrato, terminaron trabajando un mes más. Estuvieron tres meses dentro de la planta de Electrolux”, reseñó para retirar esos casos de un posible conflicto. Mencionó 15 retiros voluntarios y completó el panorama: “Estamos preocupados por la situación de tres compañeros cuyos despidos no nos terminan de cerrar. Los delegados hablaron con la empresa, que se comprometió a que no iba a haber más despidos. Por eso le pedimos a los directivos que envíen un informe sobre estos tres casos en particular”.
El dirigente trazó el panorama del sector industrial al cabo del año pasado: 1.500 puestos laborales perdidos en Rosario en los últimos dos años y 25 mil en el país en el mismo período. Respecto de las causas, apuntó a la apertura de las importaciones, la caída del consumo de productos nacionales y el aumento en las tarifas energéticas que componen un porcentaje significativo de los costos de producción. Todos factores, alertó, que se mantienen y que, incluso, tendrán mayor peso este 2018 con la continuidad de los incrementos en los servicios –que se da en todas las jurisdicciones– y la persistencia del «libre comercio» externo como política nacional.