En medio de intrigas y contramarchas, el plan de reunificación de la CGT avanza y prevé un hito antes de fin de año, con una reunión más amplia y a la luz pública y la posible difusión de un documento para dar cuenta del rol que los dirigentes quieren darle a la central obrera con vistas a las elecciones. Los negociadores de la fusión volvieron a encontrarse sobre el fin de semana para ratificar su voluntad de acuerdo y repasar altas y bajas para la futura CGT.
La nueva reunión se concretó en estricta reserva, una vez más, pero en este caso signada por las primeras maniobras concretas de resistencia por parte de los sectores marginados de las conversaciones. Se trata de los sindicatos industriales, capitaneados por Antonio Caló, jefe de la UOM y de la CGT oficialista, y de otros gremios alineados por completo con la Casa Rosada.
La unidad dio otro paso, además, en un contexto de máxima agitación sindical: mientras se aguarda una eventual audiencia de Cristina de Kirchner con la CGT de Caló, esta semana se prevén nuevas reuniones de los metalúrgicos (UOM) y de los petroleros por su demanda de un bonus salarial de fin de año. Y el jueves se concretará el paro parcial de los gremios del transporte.
El nuevo encuentro por la fusión de la CGT fue después de la cumbre de la «mesa chica» de la central de Caló, en la que se resolvió pedir la audiencia a la mandataria para intentar la exención de Ganancias sobre el aguinaldo de fin de año. En esa reunión, el metalúrgico les hizo saber a los negociadores de la unidad de su malestar por el avance de las tratativas y por su exclusión. En la misma posición están Ricardo Pignanelli, de los mecánicos del SMATA, y Omar Viviani, jefe de los taxistas.
Lo escuchaban Gerardo Martínez (albañiles, UOCRA) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), protagonistas de todos los encuentros con el opositor Hugo Moyano y sus principales colaboradores de la CGT disidente. Días después reanudarían las charlas en privado con el camionero.
En el nuevo encuentro, los negociadores pasaron lista para una futura cumbre, antes de fin de año, ampliada. Para esa ocasión prevén sumar a los «gordos» Armando Cavalieri (Comercio) y Carlos West Ocampo (Sanidad), quienes ya anticiparon su aval para la reunificación de la CGT antes de las elecciones. También resolvieron avanzar sin la participación de Caló ni de Luis Barrionuevo, el gastronómico del que todos los sectores desconfían por su nula lealtad a los compromisos asumidos y por sus habituales declaraciones incendiarias.
Tampoco le harán lugar en las conversaciones, por ahora, a Viviani, a quien responsabilizan de supuestos intentos por boicotear la unidad. Por caso, el taxista había tenido una inicial participación en encuentros de los gremios del transporte que este jueves harán un paro parcial de tres horas, pero a último momento se salió del grupo y se llevó consigo a otros dirigentes afines al Gobierno, como Sergio Sasia (Unión Ferroviaria) y Marcos Castro (Capitanes de Ultramar).
Tanto Caló como Viviani son los principales referentes de la tesis según la cual no habrá unidad de la CGT hasta después de las elecciones. Una tesis que le calza justo al Gobierno, que así pretende mantener calmado el frente sindical hasta el final del mandato de Cristina de Kirchner. Para reforzar las contradicciones con Moyano, el taxista y sus aliados hicieron foco en los últimos días, entre los gremios del transporte, en la decisión del camionero de recibir a dirigentes enfrentados a Omar Suárez por la interna del sindicato de marítimos (SOMU), y le atribuyeron maniobras para fortalecer cualquier línea opositora a los jefes de las organizaciones de la actividad alineadas con el Ejecutivo.