El jueves 10 de marzo, a las 19, tendrá lugar la presentación de Después de Godard. La legitimidad de lo incierto, tercer libro del realizador y docente Gustavo Galuppo Alive, editado por Ciudad Gótica Editorial (CG Editorial) como parte de la colección Estación Cine, que dirige el escritor Sergio Luis Fuster y que con este título inaugura la serie “Filosofía y cine”. El libro esta conformado por tres ensayos que exploran las posibilidades y lo que el cine promete, algo constante y abordado desde otras perspectivas en la dos libros anteriores del autor y en buena parte de su obra.
La presentación, con entrada libre y gratuita, será en el Espacio Cultural de CG Editorial (Mendoza 1184, of. 2) e incluirá el estreno del video Para no gritar, realizado por Carolina Rímini y el propio Galuppo Alive (la realizadora también estará presente), que ya cuentan en su haber con títulos como Pequeño diccionario ilustrado de la electricidad y Binaria. Este nuevo material parte de una única imagen intervenida: la imagen final del maravilloso film Pickpocket, de Robert Bresson. Para dar contexto y marco a la presentación de Después de Godard, el autor participará en un conversatorio con el también realizador y docente Pablo Romano.
En una suerte de prólogo que el también colaborador de El Ciudadano Galuppo Alive denomina “A modo de presentación”, puede leerse: “Si bien la coyuntura global de la pandemia aquí no se menciona, todo esto ha sido escrito en las circunstancias de aislamiento dadas en tal situación. Los tres ensayos que componen este libro, incluso, fueron en sus orígenes los apuntes provisorios de cursos virtuales dictados durante ese período. Los vertiginosos cambios en los modos de habitar el mundo exigieron, en este impensado caso, hacer y pensar las cosas de otras formas inéditas, inventando y reinventándose rápidamente y sobre la marcha, entre caídas y tropiezos, pero siempre con vistas a los posibles porvenires proyectados desde la espera y en la incertidumbre…
De ahí, seguramente, sea que las figuras sobre las que aquí se insiste con cierta tenacidad sean las de las ruinas y el desastre. Pero siempre, e indefectiblemente, tomadas como una pura superficie de consistencia desde la cual pensar en lo que aún es posible prometer y prometerse. Los deshechos, las ruinas, los escombros, todo lo que los desastres que el mundo contemporáneo va dejando a su paso no son sino, aquí, los elementos desde los cuales se hace indispensable proyectar el horizonte de una justeza por venir. Y allí el cine, como promesa, está (o debería estar) para decir que siempre es posible; que aún, y a pesar de todo, es posible (pensar) otro mundo. Que ni los más grandes desastres ni las más feroces catástrofes pueden detener el pensamiento ni anular la esperanza, y que a partir de las ruinas es aún posible proyectar la belleza de otros futuros no pautados en la miserable administración capitalista. De eso, quizás, intenta «hablar», con dificultad e incerteza, Después de Godard. La legitimidad de lo incierto».