En la 4ª edición del Concurso Nacional y Federal de Estudios sobre Cine Argentino – Biblioteca ENERC/INCAA, el libro El cine como eco: Vaivenes de la lengua en el cine argentino, escrito por el periodista y crítico rosarino Fernando Varea fue uno de los ganadores del primer premio. El próximo viernes 14, a las 18 y con entrada libre y gratuita, el libro será presentado en El Cairo Cine Público.
En la ocasión el periodista y director de la Biblioteca y Centro de Documentación y Archivo del INCAA Adrián Muoyo acompañará al autor y se proyectarán fragmentos de películas argentinas. Acto seguido tocarán los músicos Ezequiel Di Carlo y Marcelo Rossia
Autor también de El cine argentino en la historia argentina 1958/1998 (1999) y El cine argentino durante la dictadura militar 1976/1983 (2005), Varea acomete en este nuevo trabajo una tarea compleja pero al mismo tiempo riquísima en sus connotaciones puesto que se ocupa de uno de los aspectos inherentes a la realización cinematográfica y que termina por definir buena parte de su carácter: el habla y sus diferentes usos en el cine nacional.
Varea va camino a trazar una línea de análisis y reflexiones posibles en algunos tópicos del cine argentino como lo prueban sus dos libros anteriores, y que seguramente ahora se ampliará con El cine como eco: Vaivenes de la lengua en el cine argentino a partir de la variedad de acotaciones que propone el trabajo.
En un segmento del texto que prologa el libro, Adrián Muoyo señala acertadamente algunas de las virtudes del libro premiado. Dice en relación al entramado central de El cine como eco: Vaivenes de la lengua en el cine argentino: “El análisis del habla en el cine puede darnos pruebas del estilo afectado de determinado tipo de actuación, o nos revela pistas de un cambio de época, de una coyuntura política, de un comportamiento social o del tratamiento que se daba a algún tema de la sociedad en un determinado momento. Las frases extraídas de las películas que el autor rescata en el libro son, de alguna manera, un compendio de ideas o comportamientos que se dieron en la Argentina a lo largo de su historia durante los siglos XX y XXI”.
En un sentido similar, Varea apunta en la introducción a su libro: “Detenerse en el vocabulario utilizado en las películas argentinas puede ser una herramienta para comprender ciertos pliegues de nuestra cultura, reparando en la declinación de determinados términos en tanto se incorporan otros, revelando la oscilante franqueza para aludir a ciertos temas, descubriendo cambios en el modo de hablar (relacionados con diferentes formas de actuación en el cine de ficción), reconociendo problemáticas de interés en distintas épocas; en definitiva: explorando la elasticidad del idioma para mutar, transparentando acciones del mundo de la política y avances o retrocesos en materia de derechos”.
La lengua diversa del cine
A continuación Varea describe algunas de las motivaciones y tópicos que conforman parte de la esencia de El cine como eco…. Acerca de qué fue lo que le disparó la idea de trabajar sobre la incidencia de la lengua en el cine argentino, el autor explica que (fueron) “unas ponencias sobre el tema en un Congreso de la Lengua, que vi de casualidad por televisión, me despertaron curiosidad y ganas de escribir e investigar. Después, fui escribiendo varias versiones de este trabajo, algunas más extensas que otras. Incluso presenté en una ocasión a este mismo concurso un ensayo que no ganó, por lo cual lo reformulé y mejoré”.
Sobre cuáles fueron las curiosidades más sobresalientes que encontró en las distintas épocas del cine nacional respecto al uso del lenguaje y cuál es el momento donde el cine refleja mejor el habla cotidiana, Varea destacó: “Probablemente sea en los años 60 donde las palabras, la forma de decirlas, las actuaciones, los registros documentales, el uso de la voz en off, todo se descontractura logrando, por un lado, un mayor realismo, y por otro, un sentido lúdico que el cine argentino casi ignoraba hasta ese momento.
Se aprecia en muchas películas de esa época, desde Shunko (Lautaro Murúa, 1960) y los films de Fernando Birri hasta The players vs ángeles caídos (Alberto Fischerman, 1969). En cuanto a lo de reflejar adecuadamente el habla cotidiana, es una aspiración discutible: una de las cosas que creo que mi libro permite, es recordar que esa «lengua cotidiana» de los argentinos en realidad no es una sino muchas. Es más diversa de lo que suponemos”.
El libro propone bucear en las palabras más prohibidas en el cine y en los vocablos o tonadas más absurdos o delirantes. Sobre eso, el autor menciona que “las llamadas «malas palabras» fueron «liberándose» con el tiempo, a fuerza de costumbre, pero no es algo propio del cine ni de nuestra lengua. Lo mismo ha ocurrido con otras que aluden a supuestas transgresiones morales o sexuales.
Otras palabras, en cambio, han sido resistidas en determinados períodos por razones políticas –o en todo caso antipolíticas– como «marxismo», «socialismo» o «peronismo». Lo absurdo o delirante aparece por distintos motivos a lo largo de la historia, de eso doy cuenta en el libro a través de anécdotas, testimonios o frases extraídas de los guiones o de los afiches promocionales de las películas”.
Finalmente, Varea subraya cuál fue el propósito (u objetivo) principal que se planteó con la escritura de este libro. Dice que fue “reflexionar sobre el uso de las palabras en el cine argentino, que es mucho más rico que el que ofrecen las ficciones televisivas, por ejemplo. Y también, en definitiva, analizar las formas que hemos tenido los argentinos para comunicarnos”.