Por: Paulo Menotti
En el marco de la campaña “Basta de matar a nuestrxs alumnxs”, la Secretaría de Derechos Humanos y Cultura de Amsafé presenta la muestra plástica “Reaparecidos. Retratos de jóvenes ausentes”, una serie de retratos del artista Ariel Gabiniz. La exposición compuesta de nueve pinturas sobre adolescentes, estudiantes de Rosario víctimas de la violencia en nuestra ciudad, será presentada este jueves 31 de agosto, a las 19, en la sede del sindicato de docentes (Catamarca 2330). Antes de la presentación, Gabiniz quien también es docente, dialogó con El Ciudadano para brindar los detalles y las razones que lo inspiraron para componer esta obra mientras se pregunta “¿A quién más le importan estas vidas”.
—¿De qué se trata la muestra?
La muestra es la cristalización de un proceso de trabajo que comenzó con la idea de retratar en tamaño real a jóvenes que había conocido en mi labor docente, y que por diversas causas ya no se encuentran presentes. Para esto recopilé fotografías de esos jóvenes de mi archivo personal, y tomé otras fotografías de medios masivos de información sobre casos resonantes de violencia hacia niños y jóvenes en la ciudad de Rosario. Aparecer es un verbo intransitivo, que en relación a las personas significa ir a un lugar donde se es visto por otras personas, especialmente si esa aparición es de forma inesperada. Titulé todo este trabajo “Reaparecidos”, porque son personas que ya no están, pero han vuelto a aparecer representados a través del dibujo y la pintura en tamaño real.
—¿Cuál es el propósito de esta muestra?
La muestra es una muestra y una acción, ya que, en un primer momento, los nueve retratos que la configuran, fueron plasmados mediante la técnica del dibujo con carbonilla sobre lienzo y fotografiados, para luego ser impresos en tamaño real sobre papel. De manera que la silueta de esas imágenes de jóvenes y niños en tamaño real, posando para la cámara con la que fueron retratados, en una imagen feliz y propositiva, serán difundidas en diversas instituciones y en la vía pública en pegatinas, y especialmente en algunos establecimientos escolares apoyando la campaña de Amsafé Rosario “Basta de matar a nuestrxs alumnxs”. Y es una muestra, porque los lienzos con las imágenes dibujadas fueron posteriormente pintadas al óleo y al esmalte sintético, en un tamaño que ronda los 200 centímetros por 100 centímetros.
En la muestra del 31 de agosto, serán presentadas por vez primera éstas nueve pinturas que conforman la serie “Reaparecidos”, y cuyo tratamiento formal alude a la mixtura entre la representación figurativa y ciertos grados de abstracción lírica y gestual, ya que las imágenes de los niños y jóvenes aparecen dentro de un cúmulo de formas libres e irregulares, y de colores que exaltan los contrastes, o se quiebran para dar paso los tonos de la tierra.
—¿Por qué sentiste que había que dedicarla a las víctimas de la violencia actual?
En un primer momento mi actitud fue de impotencia y bronca, como cuando uno comienza a atravesar un duelo, y la forma de atravesar ese dolor es hacer algo positivo con ello, por eso comencé con los retratos de alumnos que perdí. Personas jóvenes con las que había compartido espacios de aprendizaje en materia de arte, con las que compartí procesos de producción y objetivos, alegrías. También eran personas cuya desaparición física, como sucede muchas veces, no había sido reportada por ningún medio de comunicación. Luego, decidí retratar también a jóvenes de casos resonantes, que tuvieran la atención pública, quizás como diciendo todas éstas vidas jóvenes son valiosas. Quizás como preguntando ¿a quién más le parecen valiosas estas vidas?
—¿Pensás que la cultura es una forma de salir de la violencia?
La cultura y la educación. La cultura sobre todo no como espectador sino como productor, hacedor, creador. Participar de proyectos creativos ayuda a acrecentar nuestro mundo simbólico, a comprender nuestras sensaciones, nuestras emociones y nuestro ahora. Y esto debe venir de la mano de proyectos educativos que permitan esa participación y la formación en trayectos
artísticos. De todas maneras, el condicionante siempre es económico, siempre pasa por la desigualdad de oportunidades, de ascenso social, de formación. Hasta que no logremos mejorar esas condiciones, y mirar al otrx como un igual, no sabría decir si podremos salir de esta espiral de violencia.