Science no es una revista científica del montón. Es el órgano de expresión de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia y tiene unos cuantos años de prestigiosa trayectoria: fundada en Nueva York por John Michaels en 1880, contó inicialmente con el aporte financiero de Thomas Edison y luego de Alexander Graham Bell. Este viernes, publicó una nota sobre la crisis de los investigadores en el país que preside el autopercibido anarco capitalista Javier Milei bajo el título «Cienticidio: la fuerza laboral científica de Argentina se reduce mientras el gobierno aplica medidas de austeridad».
«Por primera vez en dos décadas, la comunidad científica argentina está sufriendo pérdidas sustanciales de empleo y recortes de fondos como resultado de las políticas de austeridad impuestas por el presidente Javier Milei, según dos análisis recientes. Los investigadores temen que la disminución de las perspectivas en el país lleve a más científicos argentinos a buscar trabajo en el extranjero», comienza el artículo que lleva la firma de la periodista y licenciada en Letras María de los Ángeles Orfila.
«Volví con el programa Raíces y me voy con el programa motosierra» (Alejandro Díaz-Caro, especialista en computación cuántica)
La nota hace foco en el Conicet para resaltar que el principal organismo científico de la Argentina «ha perdido alrededor de 1.000 empleados, o el 9% de su fuerza laboral, desde que Milei asumió el cargo en diciembre de 2023«. La autora remite los datos al análisis publicado una semana antes por el Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIICTI), un grupo de investigadores afiliados a universidades de Argentina.
En base a la misma fuente, el artículo señala que «el gasto total del gobierno en investigación ha disminuido un 31% durante el mismo período, a alrededor de 1.200 millones de dólares«.
La autora del texto le da voz a referentes de la comunidad de Ciencia y Técnica. Uno de ellos es la inmunóloga Alejandra Capozzo, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta). “Están destruyendo la actividad científica del país y estamos perdiendo un capital que será muy difícil recuperar”, transcribe las palabras de la investigadora, quien agrega que tuvo que desmantelar su propio laboratorio por falta de fondos. Eso, además, hizo que sus estudiantes hayan migrado al sector privado o a grupos de investigación en el exterior.
«El gobierno parece decidido a desvalorizar gran parte de la actividad científica» (Luis Moyano, especialista en electromagnetismo e inteligencia artificial que renunció a la CNEA)
Siempre según datos del CIICTI, el artículo señala que la plantilla del Conicet fue objeto de una campaña de despidos y presiones para que los investigadores en edad de jubilarse pasen a retiro. Así, sigue, los empleados del organismo se redujeron de unos 11.800 a 10.750 en los últimos 10 meses. Entre los que ya no están, completa, se cuentan 598 científicos de planta y 457 que están becados y en el inicio de su carrera.
«Según el CIICTI, los recortes de personal del Conicet representaron alrededor del 40% de una pérdida mucho más amplia en la ciencia financiada con fondos públicos de Argentina. El empleo general en el sector disminuyó un 3,6%, de 75.051 en diciembre de 2023 a 72.355 en septiembre», agrega la nota de Science. Resalta, entre los organismos vaciados, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti), la Secretaría de Ciencia y Tecnología y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
Otro consultado por la autora de la nota es el físico y especialista en historia de la ciencia y la tecnología nacional Diego Hurtado. “Esto crea una fuga de cerebros interna”, dice el también docente de la Universidad Nacional de San Martín.
El texto recupera en ese sentido la voz del especialista en computación cuántica Alejandro Díaz-Caro, quien hace un mes dejó la Universidad Nacional de Quilmes tras perder su financiación y aceptó un puesto temporal en la Universidad de Lorraine, en Francia. Había regresado a la Argentina desde Francia en 2014 gracias al programa Raíces, una iniciativa del gobierno destinada a revitalizar la comunidad científica del país. «Volví con el programa Raíces y me voy con el programa motosierra«, responde con ironía la consulta de la periodista de Science. Y, desencantado, aunque asegura que continuará trabajando para apoyar la ciencia en América del Sur, afirma decidido: «No volveré a Argentina».
Otro entrevistado que se desvinculó del sistema público es Luis Moyano, especialista en electromagnetismo e inteligencia artificial de la CNEA. Había regresado a la Argentina en 2019 después de casi 20 años en el extranjero y comenzó a trabajar en el Instituto Balseiro, repasa la nota. Por los mismos motivos que sus colegas, renunció junto a otros 60 investigadores. Ahora está en España, donde confiesa que aún no encontró una institución donde poder continuar investigando. Tampoco tiene en mente volver a la Argentina, declara: «El gobierno parece decidido a desvalorizar gran parte de la actividad científica».