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Preventiva para Esqueff, el falso financista rosarino que estafó a más de 40 personas en un esquema piramidal estilo Ponzi

La jueza Melania Carrara dio lugar al pedido del fiscal en una audiencia realizada este jueves. Las estafas empezaron en abril de 2021

En una audiencia imputativa realizada este jueves, la jueza de primera instancia Melania Carrara dio lugar al pedido del fiscal María Teresa Granato, quien le atribuyó a Mauro Andrés Esqueff el delito de estafa a 40 personas bajo un esquema piramidal.

La fiscalía le atribuyó al imputado haber defraudado hasta el momento a 40 personas entre el 13 de abril de 2021 a la actualidad, mediante la suscripción de contratos de adhesión a fondos común de inversión y anexos utilizando maquinaciones y artificios a partir de las cuales las diferentes víctimas cayeron en un engaño entregándole al imputado diferentes sumas de dinero con el consecuente perjuicio económico.

Con sus maniobras causó a 43 víctimas el perjuicio económico total de USD 825.321.

Además, de la investigación se desprendió que el imputado figuraba como el administrador del Fideicomiso Arquicentro, y que, bajo ese rol, el falso financista logró concretar diferentes operaciones de ventas de terrenos en un loteo de la localidad de Funes.

Cómo operaba el falso financista

El imputado se presentaba como Asesor Financiero y Comercial del “Grupo Inversor GEMAS” que se dedica a la venta de joyas, bijouterie y accesorios hasta el día de la fecha a través de su Instagram que supo tener varios nombres. Tuvo locales comerciales del rubro, en primer lugar en calle Maipú al 2400 de Rosario y posteriormente en calle Rioja al 900 de Rosario. Asimismo tenía un local, tipo casa de té, en calle Pte. Roca al 100 de Rosario con el nombre comercial Gemas.

Además de utilizar el local de calle Rioja para la venta de productos, aproximadamente a partir 2021, los recibía allí personalmente en una oficina apartada de la atención al público que le servía para obtener confianza y dar apariencia de solvencia frente a sus clientes, oficina donde además se podía observar que se manejaba dinero.

Por otro lado se presentaba como co-titular del Grupo Gemas (no existiendo otro socio). Ofrecía a las víctimas firmar contratos de adhesiones con el fin de invertir el dinero de sus clientes en diferentes negocios, los cuales eran inexistentes, como ser importaciones, exportaciones, compra o venta de bienes muebles o bienes inmuebles, restauración de inmuebles, bonos, acciones, instrumentos negociables, inversiones comerciales (participación societarias en comercios) apertura de comercios, compra o venta de fondos de comercios, manufactura y producción, negocios relacionados al agro, compra o venta de cereales, licitaciones públicas y/o cualquier otra inversión derivada de las anteriores en los cuales no tenían los adherentes, según contrato, derecho de intervenir.

El dinero a aportar tenía que ser entregado en efectivo y en dólares, y por ello les aseguraba un porcentaje elevado de rendimiento anual que iba variando conforme el contrato que firmaban entre el 86% al 122% anual. Que el interés (ganancia) se recibía en pesos y aseguraba que se podía solicitar Rescate Parcial o Total del Capital en Dólares y de la ganancia en Pesos.

Al principio entregaba esos intereses prometidos, a quien se lo solicitara, a los fines de generar confianza y demostrar solvencia, siendo que, en la mayoría de los casos, convencía a los clientes de reinvertirlos e incluso que aumentaran el capital subiendo con ello el rendimiento, volviendo de esta manera más atractiva la inversión. Por ello se firmaban Anexos a esos contratos.

En un origen los contratos se hacían con un mínimo de 90 días, observándose que conforme pasan los años y cuando se le empieza a complicar sostener la forma de pago, empezó a cambiar la modalidad de las contrataciones volviendo más atractiva las inversiones puesto que ofrecía lo que llamaba “fondo de custodia 8, 10 o 15 días” a través del cual la gente podía obtener elevados intereses y a un corto plazo, permitiéndole esto tener una entrada de dinero “rápida” para ir pagando los contratos que se iban venciendo, con el mismo fin ofrecía la compra de dólar MEP, por el cual los clientes abonaban determinada suma de dinero con la promesa del imputado de entregar los dólares al cabo de unos días, circunstancia que no ocurría.

En líneas generales así era la mecánica, como lo que se conoce como “Estafa Piramidal” o “Sistema Ponzi” siendo que Esqueff no usaba el dinero de los clientes para invertirlo en ningún tipo de negocio tal como fuera prometido, sino que una parte era utilizado para pagar intereses de otros clientes que le permitiera sostener el engaño y otra gran cantidad para su propio beneficio, viéndose reflejado lo propio a través de la adquisición de diferentes propiedades.

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