De esta manera, el diferencial de España superaba su máximo intradiario de 232 puntos básicos registrado el pasado 17 de junio, al dispararse más de 25 puntos básicos en comparación con los 210 puntos básicos en los que cerró la sesión del lunes, informó Europa Press.
En concreto, la rentabilidad de los bonos españoles escalaba hasta 4,93%, frente al 2,55% de los bonos alemanes. Al cierre de la sesión de ayer, la rentabilidad de los bonos españoles era de 4,75% y la de su homólogo germano de 2,65%.
Paralelamente, la prima de riesgo del resto de los denominados países periféricos de Europa también vivía una jornada con fuertes cambios al alza.
La prima de riesgo de Irlanda se disparaba hasta los 600 puntos básicos, desde los 567 enteros, sólo dos días después de conocerse que el país recurriría al fondo de rescate de la Unión Europa y el Fondo Monetario Internacional.
Asimismo, el diferencial del bono portugués respecto de su homólogo alemán se disparaba desde los 413 puntos básicos del lunes hasta los 447 enteros, mientras que la prima de riesgo de Grecia aumentaba casi 20 puntos básicos, al pasar desde los 926 puntos básicos hasta los 945 enteros.
Ante esta situación, los analistas del Saxo Bank auguran que España acabará solicitando ayuda en 2011, ante el encarecimiento de la refinanciación de su deuda.
Sin embargo, advierten que el fondo europeo de estabilización financiera «no tiene la magnitud requerida para ayudar a España», por lo que este país necesitaría «firmar acuerdos de préstamos bilaterales» con los principales países, como Alemania o Francia.
Asimismo, Saxo Bank advierte que una situación de esta magnitud «cuenta con el potencial real suficiente para situar al euro bajo presión, con lo que la renta variable continuaría fluctuando a la baja».
Por su parte, los analistas de IG Markets reconocen además que a corto plazo no ven «ninguna solución» a esta situación, ya que la Comisión Europea ya ha dicho que España no necesita reformas adicionales, y, por lo tanto, no se van a anunciar nuevos recortes que pongan fin a estos movimientos.
«Sin ello, las instituciones españolas y europeas no tienen ningún arma para variar la actual situación de los mercados. El BCE tampoco se muestra partidario de medidas expansivas adicionales (como aumentar sus subastas de liquidez o sus inyecciones a la banca o al sistema), por lo que no parece que el escenario vaya a cambiar a corto plazo», explican.