Central Córdoba, en el cotejo de ida por los cuartos de final del Reducido, apenas pudo igualar como local 1-1 con Laferrere y ahora deberá ganar como visitante para alimentar el sueño de jugar la Promoción en busca del ascenso a la Primera B Metropolitana.
En la primera parte el Charrúa no estuvo a la altura de las circunstancias: jamás hizo pesar la localía, no tuvo ideas para generar peligro y facilitó en gran parte el buen trabajo del doble cinco del visitante conformado por Britos y Ojeda.
Laferrere cumplió al pie de la letra el libreto impuesto por Vicente Stagliano, un DT con mucho rodaje en el ascenso. Se mostró sólido en defensa, bien ubicado en el medio y temible en ofensiva. A los 14 llegó la apertura del marcador: el movedizo Rodríguez armó una gran maniobra que tras la atajada de Leguizamón derivó en los pies de Benegas y el delantero no perdonó.
Con la desventaja el Charrúa fue un manojo de nervios. Lazo no hacía pie por derecha, Villagra aportaba muy poco y Lescano quería hacer la jugada imposible. Así era difícil. Recién a los 34, y con error incluido del arquero Joaquín González, el local tuvo la mejor oportunidad. Pero el remate del Tate Lescano fue abortado en la línea por Portillo. La segunda etapa no varió demasiado. A pesar de los cambios ofensivos propuestos por Marcelo Vaquero, el Charrúa no podía vulnerar la férrea defensa visitante. Insistía en su afán por igualar, pero siempre caía en la telaraña impuesta por Laferrere. Y para colmo de males, Villagra simuló una falta en el área rival y el árbitro Pablo Giménez le mostró la segunda amarilla. Si con once en cancha era difícil, con diez resultaba casi imposible que Córdoba diera vuelta el marcador.
Pero el Charrúa contó con la inestimable colaboración del arquero González. De Bruno ejecutó un tiro libre, el golero falló en la salida y de esta manera el conjunto de Vaquero lograba la igualdad.
Córdoba encontró el empate en un error ajeno, pero quedó en deuda en casi todo. Deberá mejorar y mucho para intentar seguir en el Reducido.
