Carla Rivas tenía 33 años y vivía junto a sus tres hijos en barrio Chalet de la capital provincial. Se había hecho amiga de una pareja, el hombre era Juan Eduardo “Juancito” Bovino que en diciembre de 2017 se metió en su casa, la retuvo contra su voluntad, la sometió y la mató. Luego prendió fuego la vivienda con los chicos adentro. Al principio se encuadró el hecho en un homicidio alevoso y agravado por utilizar un medio idóneo para crear un peligro común. Pero con el correr de la investigación y gracias al aporte de la familia y distintas organizaciones el caso llegó a juicio también por femicidio, al entender que el crimen se produjo en un contexto de violencia de género. Así lo entendió el tribunal que presidió el debate y condenó a Bovino, de 24 años, a la pena de prisión perpetua aunque no consideró probado el agravante de alevosía.
La tarde del 1º de diciembre de 2017 Juan Eduardo Bovino llegó hasta la casa de la víctima en una moto. Entró por la fuerza y atacó a Carla, le retuvo contra su voluntad, la golpeó y prendió fuego la propiedad. Los hijos de la víctima, dos de ellos mayores de edad, estaban en el lugar. Los dos más grandes lograron salir mientras que el más pequeño fue rescatado por un vecino, pero Carla quedó atrapada en el interior de la casa. El femicida tirado combustible en seis puntos de la propiedad.
La causa no tenía avances y la familia de Carla junto a la organización La Poderosa no declinaron en el reclamo de Justicia y aportaron mucha información para llevar a juicio el caso en el marco de un femicidio.
Los fiscales Ana Laura Gioria y Andrés Marchi entendieron que “si bien entre el condenado y Carla no hubo una relación afectiva sentimental, sí se trataba de cierta amistad y confianza, la cual fue aprovechada por el hombre para someterla, retenerla en su casa contra su voluntad y, finalmente, para quitarle la vida”, argumentó la fiscal.
Después de cuatro años el caso llegó finalmente a juicio oral y público. El debate fue presidido por los jueces Jorge Patrizi en la presidencia, José Luis García Troiano y Pablo Ruiz Staiger, quienes este martes por unanimidad resolvieron condenar a Bovino a la pena de prisión perpetua por el femicidio de Carla agravado por haber utilizado un medio idóneo para crear un peligro común, tentativa de homicidio en tres casos y evasión.
Bovino fue detenido en mayo de 2018 y tres días después de su arresto se escapo de los Tribunales cuando fue trasladado al edificio para una rueda de reconocimiento. El muchacho desamuró y arrojó al suelo un ventilador extractor de aire que estaba a poco más de dos metros de altura. Cortó el cableado eléctrico, lo apartó, salió hasta un patio interno y luego huyó, describieron. En agosto de ese año lo recapturaron.
“Esta sentencia es el final de un camino que comenzó en 2017”, destacó Gioria y agregó que “podemos afirmar que concluyó de manera muy satisfactoria de acuerdo con lo que esperaba la familia de Carla”.
La funcionaria agregó que “conocimos el contexto, la realidad de Carla, el sometimiento que tuvo por esta personas. Esto fue conocido a través de las declaraciones y mucha información de la familia y de las organizaciones de barrio Chalet que nos fueron acercando distinta información que nos fueron orientando”, contó Gioria.
La fiscal del Ministerio Público de la Acusación (MPA) de Santa Fe dijo que aún no conocen los fundamentos del fallo, los que esperarán para saber por qué se dejó de lado el agravante de alevosía, aunque fue condenado por los otros dos agravantes planteados por la Fiscalía.
Comienza el juicio por el femicidio de Carla Rivas y la tentativa de homicidio de sus tres hijos