Un capataz y un jefe de obra de la firma Obring SA fueron procesados por la muerte de un obrero y las lesiones de otro trabajador, que en abril de este año quedaron atrapados en una excavación de red cloacal cuando manipulaban una bomba de agua y una de las paredes de la zanja se desmoronó sobre ellos. El Juzgado Correccional de la 10ª Nominación, a cargo de Marcela Canavesio, entendió que existen elementos suficientes para dictar el procesamiento de los acusados por los delitos de homicidio y lesiones culposas. Según trascendió, además del incumplimiento de las medidas de seguridad necesarias para realizar el trabajo, existieron una serie de circunstancias que colaboraron en la producción del hecho como el clima, la proximidad de las vías férreas y la presencia de un emisario.
La tarde del 18 de abril pasado, una cuadrilla de la empresa Obring SA compuesta por 10 obreros trabajaba en una excavación para la extensión de redes cloacales en Venezuela y Tupac Amaru.
En su interior se encontraban Doroteo Riquelme Lemarchi y Felipe Bertoni, que manipulaban una bomba que había sido instalada para extraer agua. En un momento, una de las paredes de la zanja de más de seis metros de profundidad cedió y cayó sobre los trabajadores. Los obreros quedaron atrapados en un lodazal, donde Riquelme Lemarchi perdió la vida y Bertoni sufrió heridas de distinta consideración.
Por el hecho, el capataz Fernando M. y el jefe de obras Aníbal C. fueron acusados de obrar en forma negligente al no supervisar o controlar debidamente la realización del trabajo. A la vez, les achacaron la inobservancia del deber de cuidado a su cargo y el incumplimiento de la normativa que regula la actividad en referencia a las medidas de seguridad que se deben cumplir para llevar adelante este tipo de trabajos.
Peritaje
Según refirió una fuente judicial, las pericias practicadas en el lugar del accidente determinaron que el suelo donde se realizaba la excavación es heterogéneo y a unos 30 metros del lugar existen vías férreas donde pasan al menos tres trenes diarios, lo que genera movimientos en la tierra. A ello se sumó el incumplimiento de las medidas de seguridad que deberían haber tenido los trabajadores, como por ejemplo la realización de un entibado, el clima –había llovido–, la existencia previa de otras obras de tendido de cañerías en las inmediaciones y la presencia de un emisario.
Con todos estos elementos la magistrada resolvió enviar a juicio a los dos acusados al entender que la prueba colectada es suficiente en este estadio para considerar la probabilidad de hecho en cabeza del capataz y el jefe de obra que estuvieron a cargo de la excavación.