El surfer que en marzo pasado fue demorado en la autopista Panamericana cuando volvía de Brasil y que se fugó en plena cuarentena a la localidad de Ostende y el personal trainer de Olivos que golpeó a un vigilador que lo denunció por incumplir el aislamiento, fueron procesados por la Justicia federal de San Isidro por violar la medida decretada ante la pandemia del coronavirus.
Fuentes judiciales informaron este viernes que los procesamientos fueron dictados por el juez Lino Mirabelli y alcanzaron al surfer Federico Llamas (27) y al personal trainer Miguel Ángel Paz (40) por infracción al artículo 205 del Código Penal, que castiga con prisión de seis meses a dos años al que «violare las medidas adoptadas por las autoridades competentes, para impedir la introducción o propagación de una epidemia», según la parte dispositiva de las resoluciones, a las que accedió Télam.
Al tratarse de delitos excarcelables, en ambos casos, el procesamiento no incluye prisión preventiva y el titular del Juzgado Federal 2 de San Isidro ordenó que continúen en libertad aunque deberán informar si cambian de domicilio o si se ausentan por más de 72 horas del mismo.
Además, Mirabelli dispuso mantener el embargo por 500.000 pesos que en el caso de Llamas ya le había dictado un juez federal de Dolores, y trabar uno por 100.000 pesos para Paz.
Ambos hechos tuvieron gran repercusión mediática como ejemplos de violaciones a las normativas y restricciones que dispuso el Gobierno para impedir la propagación de la pandemia e, incluso, el propio presidente Alberto Fernández hizo declaraciones públicas criticando la actitud de los ahora procesados.
Llamas fue demorado el 24 de marzo por la tarde en la autopista Panamericana, a la altura de Martínez, porque circulaba en una camioneta con tablas de surf en el techo.
El joven le explicó a los efectivos de la Prefectura Naval que se había ido de vacaciones a Brasil el 8 de marzo con su novia canadiense y que la noche anterior había cruzado manejando al país por la ciudad correntina de Paso de los Libres.
Durante el control, Llamas mantuvo un cruce de palabras con los prefectos y los periodistas que realizaban la cobertura.
Tras la consulta con el juzgado, se decidió escoltarlo hasta el domicilio que figuraba en su DNI, en el pasaje Fabre al 1100 del barrio porteño de Flores, para que allí realizara cuarentena obligatoria.
Pero, según quedó acreditado, el surfer desobedeció esa disposición y primero pasó por la casa de su padre, en un country de la localidad bonaerense de Canning, y luego viajó hasya la casa de su madre en la localidad balnearia de Ostende, donde lo denunciaron los vecinos, lo encontró la policía y quedó unos días bajo arresto domiciliario.
El caso de Paz, que se viralizó en los medios y las redes sociales con el video de la golpiza que le dio a un vigilador, ocurrió a las 21.10 del sábado 14 de marzo en un edificio situado en Rosales 2793, en la localidad de Olivos.
El ataque se desencadenó cuando Paz se enteró que el empleado de seguridad de su edificio, Gustavo Granucci, había denunciado que él no cumplía con el protocolo de aislamiento por 14 días que en aquel momento el gobierno nacional había dispuesto para las personas que, como él que había regresado de Estados Unidos, habían vuelto de países donde circulaba el virus.
Al margen de esta causa federal por la que fue procesado, Paz tiene otra en la justicia penal ordinaria de San Isidro por las «lesiones y amenazas» contra el vigilador, por la que estuvo con prisión domiciliaria algunos días, hasta que un juez de Garantías le otorgó la excarcelación.