Rubén Landini tiene 50 años y desde chiquito se crió entre los patos, las gallinas y los conejos. Su padre tenía esas especies en un sector del terreno de su propia casa y por eso para él eso era como su hábitat natural. El tiempo pasó y el hombre recuerda que ya a los cinco años y a fuerza de “mucho sacrificio” su familia lo “mandó” a estudiar al Colegio San José. Pero eso, decididamente, no era lo suyo. Poco duraría allí. “A mí no me gustaba estar todo el día adentro del aula”, rememora entre risas. Es que su camino, a la larga, estaría marcado por el de su padre, pero eso llegó después.
En los años 90 llegó a trabajar en un hotel y también a hacer otras tareas. Pero la crisis de 2001 lo tocó de cerca y se quedó sin nada. “Estaba todo el día laburando, desde las 6 de la mañana hasta las 12 de la noche. Hacía 200 kilómetros todos los días en bicicleta. Así, con las lombrices, empecé a trabajar para mí”, afirmó Landini.
—¿Cómo empezó?
—En los noventa trabajaba en un hotel céntrico y me quedé sin trabajo en plena crisis. Desde ese momento empecé a hacer de todo un poco, instalaba equipos de aire acondicionado, hacía trabajos de albañilería de 2 o 3 días. Iba a trabajar en bicicleta Granadero Baigorria, al cordón industrial.
— ¿Y con el humus de lombriz?
—Empecé en 2006 había que hacer algo con ese estiércol de las lombrices y eran un auge. Antes de la pesificación, valía 2.500 dólares un núcleo, que sería un metro cuadrado con 11.000 lombrices y se calculaba que en un año tenías 2 millones de lombrices. Estas lombrices tienen una genética especial, son coloradas, las hicieron en California, la llaman la “lombriz del estiércol” y no anda bajo tierra, está debajo de los ladrillos, en las paredes, donde hay comida, no es una lombriz común y llegaron a la Argentina en la década del 80 porque las trajo un yerbatero de Misiones. Las lombrices tienden a estar en el estiércol, en la comida, son hermafroditas pero necesitan de otra para reproducirse y pueden moverse en un radio de cinco kilómetros. Se calcula que cada lombriz puede poner hasta 12 huevitos y por cada uno de ellos nacen 6 o 7 lombrices, y a los tres meses ya son adultas. Dejé muestras gratis en varios lugares y mi número de teléfono. Cuando empieza la temporada, a partir de septiembre, la gente me empieza a llamar porque quieren arreglar sus plantas, sus jardines, los paisajistas vienen a comprar a mi casa. Voy a muchos lugares y siempre algunos te llaman. Busco los negocios chiquitos porque si vas a un vivero grande, por ejemplo, hay muchas marcas. Ahora estoy empezando a embolsar.
—¿Cuáles son los beneficios?
—Son muchas las ventajas del humus, como por ejemplo el aumento del tamaño de las plantas, arbustos, árboles, los protege de enfermedades y cambios bruscos de humedad y temperatura. Se puede usar en toda época del año, regándola para que la flora bacteriana se incorpore rápido al suelo. Además la actividad residual del humus se mantiene durante cinco años, entre otras cosas.
—¿Quién le enseñó a criar conejos?
—Aprendí mirándolo a mi papá. Todos los días les doy de comer a los animales, los limpios si van a tener cría hay que ponerles las madrigueras, que son los cajones donde tienen cría Hay muchos criaderos que le ponen viruta, pero en invierno se mueren de frío, yo les pongo pasto seco y las conejas hacen el nido, trabajan ellas solas. Generalmente, tienen de 3 a 14 conejitos, son delicados porque si sienten el olor de otra coneja o ven que están tocando algo, sienten amenazado el nido, lo abandonan y hacen todo como si estuvieran en estado salvaje.
—¿Cómo se mantienen los animales?
—Los vacuno siempre contra la mixomatosis es una enfermedad que les ataca la cabeza, se les ponen los ojos rojos y les sale sangre, se contagian los adultos y después puede contagiar al resto de los pichones. Hay que vacunarlos contra la sarna cada seis meses. Cuando se enferman, se mueren. Dejan de tomar agua y de comer y mueren deshidratados. La mayoría de las veces de coccidio, que es un parásito que les ataca la zona intestinal. Lo mejor que hay para prevenir esto es la hoja de sauce, hay que darles una vez por semana, y con las hojas de níspero se previene el moquillo. La hoja de mora, el repollo, todo esto es bueno para el conejo.
—¿Hay muchos curiosos que quieren entrar a mirar?
—Cuando quieren entrar a ver lo que hago, siempre les digo que vayan al zoológico porque si molestan a los conejos, las conejas se estresan, les bajan las defensas y se les incrementa el coccidio y así empiezan a caer uno atrás del otro. Sólo se vacunan los reproductores.