En los años 30 los sirios que vivían en Argentina acostumbraban llevar mate y yerba cuando regresaban a su país. Poco a poco, la costumbre nacional se fue extendiendo por los países árabes. En la década del 50 las ventas de yerba mate a Siria alcanzaron los 260.000 kilos y para mediados de los 70 superaban el millón. Siria se convirtió en el principal comprador de Argentina hacia donde se exportó el 70 por ciento de las ventas externas entre 2010 y 2015, donde se llegó a exportar 35 millones de kilos. Desde hace dos años la guerra en Medio Oriente provocó la caída en las ventas en casi un 40 por ciento. La irrupción del Estado Islámico en 2014 y la intervención militar de Estados Unidos y Rusia devastaron el mercado. Ante la ausencia del principal comprador, el mercado externo debió renovarse y abrirse a otros destinos. La India y Estados Unidos aparecen para los productores como dos posibles nuevos mercados. En India la campaña ya llegó a los medios y en Estados Unidos se comercializan algunos productos. La idea es fomentar el consumo de yerba adaptándolo a las costumbres de cada región: sin mate y sin bombilla.
“La forma tradicional de tomar mate tiene un techo para nosotros. El mundo quiere otras formas más ligadas a una infusión. La yerba mezclada con otras esencias queda muy sabrosa y apetecible”, dijo a El Ciudadano el presidente del Instituto Nacional de Yerba Mate (INYM) Alberto Re.
El titular visitó Rosario en el marco de las IV jornadas de yerba mate y salud que comienzan hoy en la Facultad de Medicina de la UNR. El encuentro reunirá a médicos e investigadores en torno a las propiedades nutricionales de la tradicional bebida nacional.
De acá al mundo
Hace 15 años un grupo de productores se reunió para enfrentar juntos la crisis de la producción yerbatera. Había sobreoferta de yerba mate y los precios bajaron en el mercado. Entre integrantes de molinos yerbateros, secadores de yerba, trabajadores rurales, productores y cooperativas buscaron formas de promocionar el consumo de yerba y salir a flote. También financiaron investigaciones científicas sobre las propiedades nutritivas y benéficas para la salud que tiene la yerba. El objetivo es jerarquizar el consumo y abrir nuevos mercados.
Según el presidente de la INYM los argentinos consumen 6 kilos de yerba por año y por habitante, mientras que los principales consumidores son los uruguayos con 9 kilos. Al mercado interno se destinan 250 millones de kilos de la producción total. El consumo de mate abarca a todos los grupos sociales y es elegido principalmente por los jóvenes, según una encuesta hecha por el mismo instituto.
La tradición del mate se exportó a otros países. En 2015 el principal comprador de yerba era Siria (con un 75 por ciento), seguida por Chile (14%), Líbano (2%), Estados Unidos (2%) y Francia (2%). Desde el año pasado, las ventas al exterior bajaron cerca de un 40 por ciento. Por eso, los productores yerbateros exploraron nuevos destinos para vender la producción. La India es uno de ellos, donde el INYM lanzó una campaña mediática. “Hay una agencia que hizo una campaña personalizada y pequeña por los grandes costos que implica. La idea es ofrecer el producto como infusión mezclado con esencias que ellos usan o especies de la región. Por ejemplo, el mate cocido con cardamomo queda riquísimo”, contó Re. Otro mercado posible es Estados Unidos. Allí se ofrecerá la yerba mate por sus propiedades energizantes. “En todos los casos buscamos exportar la materia prima o el producto terminado”, agregó Re.
Propiedades
Desde hace 10 años las investigaciones sobre la yerba mate y las propiedades nutritivas y benéficas para la salud crecieron exponencialmente. Además de la conocida propiedad antioxidante, los estudios indicaron que el consumo de yerba mate favorece a la absorción de hierro, al agregado de magnesio y al descenso de peso corporal. También se estudiaron los efectos antiinflamatorios, la disminución de lípidos sanguíneos y del colesterol. Tomar mate ayuda al tejido óseo y produce mejoras en pacientes con diabetes, Parkinson y riesgo cardiovascular.
“De diez publicaciones que había en 1991, en la actualidad crecieron a mil. También hay gente que estudia la yerba mate en Japón, España y Estados Unidos. Es algo para destacar que estos estudios se den dentro de la universidad, que está libre de intereses económicos”, dijo Nelson Bracesco, magíster en biotecnología.