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Profe Pablo Fernández: el perfecto socio del silencio

Le puso alas a los equipos de Sampaoli en sus inicios. Llegaron al éxito por caminos separados.

No ocupa los primeros planos de los medios gráficos. Los programas no se ocupan de su trayectoria y logros. Es prácticamente desconocido para el hincha, sin embargo tuvo y tiene un papel preponderante. Obsesivo, perfeccionista, arrollador, con un estilo que convence y seduce, Pablo Fernández, como todos aquellos que estuvieron cerca de esa dupla exitosa reconocen, fue el socio perfecto del Zurdo Sampaoli.

Los equipos no sólo tenían la impronta y el sello del técnico casildense, sino que también del preparador físico. Ambos se potenciaban y se necesitaban para practicar el fútbol que los ilusionaba.

Nada hubiera sido igual en la carrera ascendente de Sampaoli sin Pablo Fernández a su lado. El tiempo le dio la razón. Hoy es pieza clave en el constante crecimiento del Toto Berizzo en el Celta de Vigo. Además, el ex Newell’s cuando se desprendió de Bielsa, se apoyó en la experiencia y los conocimientos de su coterráneo.

Uno de los jugadores que formó parte de aquellos planteles de Belgrano de Arequito y Aprendices Casildenses define de esta manera al profe, que se hizo rosarino tras casarse con una mujer de esta ciudad: “Pablo es una de esas personas que vos agradecés que se te haya cruzado en la vida. Profesionalmente fue un profe que, cuando comencé a trabajar con él, me di cuenta que todo lo que habías hecho antes no servía para nada. Sentí que recién allí empezaba a entrenar. Un tipo de llevarte al límite, con un carácter y una potencia humana avasallante. Con objetivos claros, paralelos a los del Zurdo. Personalidades similares. Nunca vi ni conocí un preparador físico igual. Estaba en todos los detalles, desde los más sencillos a lo más complejos. Sin dudas que fue el socio ideal de Sampaoli y a pesar de sus orígenes humildes, los dos traspasaron las barreras y hoy están en el primer mundo del fútbol”.

Fue y es un cultor del perfil bajo. En aquellos momentos de sus inicios, se acercaba para hablar como amigo, pero era reacio a las entrevistas. Nunca se arrimaba al periodista para exigir el protagonismo. Al que debíamos destacar y elogiar era al técnico, en este caso su amigo Sampaoli.

Allá por finales del 99, cuando River festejó la condición de “campeón del siglo”, nos encontramos después de mucho tiempo en el Monumental. Cuando le preguntamos sobre los motivos de su presencia allí nos respondió: “Estoy con el profe Oscar Dean, soy el segundo preparador físico de Ramón Díaz”. Semejante noticia nos movilizó para querer efectuarle un reportaje. Se negó rotundamente: “No. Somos amigos, pero entrevistas no, sabes perfectamente que no me gustan. Prefiero el silencio”.

Un abrazo selló ese encuentro. Por un lado nos llenaba de felicidad el lugar que estaba ocupando y por el otro saber que nada lo hacía cambiar, que seguía siendo el mismo tipo humilde, trabajador y alejado del ruido.

Días atrás, el portal La Voz de Galicia lo definió así: “Incansable, intenso, exigente y sobre todo apasionado de su trabajo, el profe Fernández fue uno de los motores emocionales del equipo de Rancagua (O’Higgins de Chile) y hoy lo es del Celta. Su pasión y sus arengas a los jugadores le costaron más de una expulsión, pero también sirvieron para que la plantilla cerrase filas en cuanto a sus indicaciones”.

Hace un par de meses, cuando iniciamos estas confesiones, escribimos sobre el Zurdo Sampaoli y entre las opiniones que requerimos estuvo la de Yayo Lombardi, elegido por votación popular como el mejor técnico de la historia de la Liga Casildense.

El hombre de San José de la Esquina, consultado por los motivos del éxito del casildense, expresó entre otras cosas: “Siempre supo rodearse de excelentes profesionales”.

Y el Yayo conoce perfectamente a Pablo Fernández y a Jorge Desio. Nada de lo que hoy es Sampaoli hubiera sido posible si primero no se cruzaba con Pablo y luego con Jorge. Por eso Fernández es el socio ideal y con un condimento extra: silencioso.

FERNÁNDEZ Y BERIZZO: Una dupla bien ganadora

De Cruz Alta para el mundo. Junto a Eduardo Berizzo lograron un título en Chile y ahora comandan el Celta de Vigo.

Pablo Fernández se recibió de profesor nacional de educación física en el Isef N° 11. Se vinculó con el Zurdo Sampaoli en Renato Cesarini y así trabajaron juntos en Alumni, Belgrano, Aprendices y Argentino de Rosario. Luego emigró a Venezuela. Con el Indio Solari transitó por Newell’s, la selección de Arabia Saudita y el Yokohama Marino de Japón, donde conoció a Ramón Díaz. Por eso en el 99 lo convoca el profesor Deam cuando el Pelado se hizo cargo de River. Formó parte del cuerpo técnico también en San Lorenzo y Inglaterra. Luego se unió a su coterráneo Eduardo Berizzo, primero en el O’Higgins y ahora en Celta. Con el Zurdo mantuvo su amistad y se visitaban con frecuencia cuando los dos estaban en Chile.

Con el Toto son de la misma ciudad: Cruz Alta. Por primera vez en la historia el O’Higgins de Rancagua, logró coronarse campeón de Chile. Fue en el Apertura 2013/14  y gracias a una gran campaña levantó su primera corona.

Y el último jueves consiguieron otra gran hazaña: la dupla Berizzo-Fernández lideró al Celta de Vigo a las semifinales de un torneo internacional por primera vez en su humilde historia. Por un lugar en la final de la Liga de Europa, el elenco español se medirá nada menos que con el poderoso Manchester United que comanda el portugués Jose Mourinho.

 

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