Profesionales de los ámbitos de la educación y la salud de todo el país pidieron, mediante una carta abierta a las autoridades respectivas de Nación, que se posponga el retorno a las clases presenciales dado el contexto de una pandemia que, aseguran, está lejos de ser controlada. La situación epidemiológica causada por el covid-19 es, califican, «alarmante». Citan los ejemplos de varios países europeos que tuvieron que dar marcha atrás con la apertura de las aulas por los aumentos de contagios, y consideran las decisiones de retomar la asistencia de alumnos a las instituciones como «ambigua, imprecisa y temeraria» producto de una «visión idealizada» del contexto en que se formula.
A continuación, el texto completo, que también está dirigido a las autoridades de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires.
A:
Dr. Ginés González García, Ministro de Salud de la Nación
Dr. Nicolás Trotta, Ministro de Educación de la Nación
Lic. Soledad Acuña, Ministra de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Dr. Fernán Quirós, Ministro de Salud de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
La comunidad de profesionales de la salud y de la educación abajo firmantes presenta este pronunciamiento para compartir con la sociedad algunas consideraciones acerca del retorno presencial a las escuelas en 2021 del país.
Debido a las condiciones epidemiológicas alarmantes que estamos atravesando por la pandemia del COVID-19, al crecimiento de contagios, a los miles de personas fallecidas y su consecuente afectación en la capacidad del sistema de salud, como así también a la aparición de distintas mutaciones del virus en el mundo (Reino Unido, Brasil, Sudáfrica), consideramos fundamental que el Estado garantice las condiciones de cuidado de la salud integral de los/as niños/as y adolescentes, así como también de la comunidad educativa en general y de la
sociedad en su conjunto, y posponga el retorno a la presencialidad obligatoria en las escuelas del país.
Las escuelas cumplen variadas e imprescindibles funciones, entre ellas hacer efectivo el Derecho a la Educación, y constituyen un articulador central en la socialización y en los procesos de subjetivación de los/as niños/as y adolescentes. Es requisito considerar estas funciones subsumidas al Derecho a la Vida. Diversas investigaciones llevadas a cabo en Alemania, Gran Bretaña y los Estados Unidos desmienten la idea de que niños/as y adolescentes se contagian menos, y señalan que pueden tener consecuencias a largo plazo (long covid) e incluso desarrollar, en algunos casos, cuadros más graves, como; el Síndrome Inflamatorio Complejo, al tiempo que llevan incertidumbre y angustia a quienes lo padecen, así como a sus familias.
Las circunstancias que estamos viviendo impactan en el psiquismo y la subjetividad de los/as niños/as y adolescentes, pero resulta también de gravedad el daño que les genera la desprotección de quienes deberían garantizar su cuidado. De hecho, las experiencias de apertura de las escuelas en el hemisferio Norte son diversas y muestran resultados alarmantes: incluso en zonas con valores de circulación comunitaria más bajos que los de Argentina, no pudieron evitarse los rebrotes y se ha llegado a situaciones graves, que obligaron a dar marcha atrás por las altas cifras de contagios y muertes. Además, allí donde se ha debido aislar a cursos completos a causa de un contagio, se ha generado, más allá del riesgo de enfermedad y muerte, más incertidumbre y angustia en los/as niños/as y adolescentes. Desconocer esta peligrosa complejidad implica poner en riesgo a nuestra comunidad.
La propuesta de retorno a la presencialidad tal como está siendo formulada en la Ciudad de Buenos Aires y en buena parte del país es ambigua, imprecisa y temeraria, y resulta de una visión idealizada de regreso a las escuelas que soslaya y desconoce las graves repercusiones psíquicas y emocionales que puede implicar para los niños, niñas y adolescentes. Entre ellas, el temor y la angustia que provoca representar(se) como potenciales vehiculizadores de un virus que saben dañino para sí mismos/as y sus seres queridos/as, así como el daño en los vínculos pedagógicos, por la desconfianza que se instala en las relaciones docentes alumnos/as-familias, lo cual obstaculiza las posibilidades de un aprendizaje significativo. El retorno en este momento de emergencia sanitaria ignora también la precariedad de recursos con los que cuenta la comunidad educativa en materia de dispositivos, conectividad, acondicionamiento edilicio, higiene…