Por la Nueva Mañana- Miriam Campos
“Era mucama, eso fue como a fines de los noventa. Trabajaba para una empresa de Río Cuarto que tenía concesión y éramos nueve empleadas por hotel, pero eso variaba según la temporada porque llegábamos a ser unas 13 o 14 en cada edificio, cuando había mucha demanda”, cuenta Verónica Maldonado, una de las mujeres que inició la agrupación Embalseños por la UTE en referencia a la Unidad Turística de Embalse.
La UTE son esos siete hoteles con piscina, parque extenso, capilla, espacio deportivo, edificio administrativo, 51 bungalows y hasta galpones de mantenimiento que tuvieron sus décadas doradas a partir de los años 50 y en este siglo, crisis de por medio y malas administraciones, quedaron doblegados. Hoy solo uno funciona con todos los servicios y calidad, otros dos ofrecen servicio intermitente de menos categoría y del resto, la mayoría perdió hasta los cerrojos de las puertas.
En ese marco, desde hace un año, vecinas y vecinos de Embalse realizan acciones para concientizar en la ciudad y evitar los saqueos de lo que poco que queda. Además, mantienen una pulseada de reclamos oficiales para que se respete el decreto 84/2013 que desde 2013, considera a la Unidad Turística de Embalse como Monumento Histórico Nacional.
En diciembre pasado elevaron un petitorio a la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y Bienes Históricos, organismo dependiente del Ministerio de Cultura, para reclamar atención al deterioro de este patrimonio. A su vez, el reclamo lo hicieron ante la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados y Senadores de la Nación, como también a los legisladores nacionales que representan en Buenos Aires a la provincia.
“El deterioro de la Unidad Turística viene desde hace veinte años, a través del uso, de las concesiones. Eso llevó a una ineficiencia o complicidad de algunos representantes del Estado que no hicieron y no hacen cumplir los contratos a los concesionarios en cuanto a mantenimiento”, explica Sergio Godoy quien forma parte de la comisión de Embalseños por la UTE y destaca que parte del deterioro en el último tiempo tiene que ver con quita de seguridad en los edificios.
“Ese deterioro paulatino a través de veinte años, y después la baja del turismo, hizo en estos últimos cuatro años, que el administrador designado de Buenos Aires con el cambio de gestión, decidiera retirar los serenos a tres hoteles y quedaran prácticamente con las puertas abiertas a manos de cualquiera que vaya a querer buscar cosas. Uno puede ver que hay colchones afuera porque son las cosas que quisieron llevarse, no hay una predisposición a salvaguardar el patrimonio nacional”, explica Sergio y aclara que desde que iniciaron los reclamos, una de las primera cosas que identificaron fue que no había un cumplimiento en cuanto a la función de empleados públicos con respecto al resguardo de la Unidad Turística.
“El hecho que ellos tengan la responsabilidad del cuidado de un patrimonio nacional significa que deben recabar los medios para cubrir y cuidar. Lo que ocurrió en estos años, fue un estado de abandono a pesar de que empleados de la UTE le avisaban al empleador que estaban robando y desmantelando”, dice Sergio y agrega: “Lamentablemente se perdieron muchas cosas”.
El hotel número cinco está abandonado desde aproximadamente 1981, ese hotel fue reformado y modificado por dentro y en la mitad de la obra de reparación, se paró todo y quedó abierto a ser desmantelado. Ese hotel está prácticamente destrozado por dentro. Y quedaron los otros seis edificios de los cuales están en funcionamiento el hotel número dos, el cuatro y siete. Solo esos, están afectados al turismo social en este momento.
El hotel número tres, que también está destruido, así como el número cinco y seís, serían los hoteles que están en condiciones de ser restaurados. El restante, fue traspasado a la Provincia.
Vacacionar el Embalse y Chapadmalal
En conferencia de prensa este lunes, el ministro de Turismo Matías Lammens, junto al de Transporte, Mario Meoni, anunció un programa de turismo social que incluye además, la puesta en valor de los hoteles de embalse: “Vamos a trabajar en poner en valor esos predios, en donde hay solamente tres -hoteles- en funcionamiento, el resto está en situación deplorable” dijo el funcionario y agregó: “Lo que tiene que ver con el turismo social va a ser una de las prioridades de nuestra gestión”.
En esa línea, Lammens anunció un acuerdo de tarifas diferenciadas con 50% de descuentos en pasajes para quienes viajen a los complejos turísticos del Estado, tanto Embalse como Chapadmalal, en la costa argentina. “Queremos poner al turismo al alcance de todos y todas, por esta razón el convenio incluye los descuentos especiales para las unidades turísticas y, para seguir promoviendo el turismo interno durante todo el año, vamos a avanzar con importantes beneficios a quienes saquen pasajes de micro en fechas fuera de temporada”.
La expresión de “turismo social” que usó el funcionario Nacional, hace referencia histórica a ese quiebre social donde ser turista estaba sólo reservado a la clase alta, a principios del siglo pasado. Con la creación entre 1943 y 1952 de los hoteles cordobeses como la Unidad Turística al borde de las playas argentinas, en el país se dio un salto al turismo masivo donde la clase media y baja, conformada por trabajadores, pudieron viajar y conocer. En tiempos de crisis, el no poder hacerlo, vulnera ese derecho a poder descansar y disfrutar.
“El turismo social fue el origen de la creación de los hoteles. Estos eran sitios subsidiados por el Estado, a bajo costo y entonces el trabajador con su familia podían acceder a unas vacaciones anuales”, dice Sergio y cuenta que en la zona había una generación de turismo constante. “En invierno, los jubilados; en verano, las familias; a fin de año, los viajes de estudios y hasta los campeonatos nacionales Evita, y los de la Agencia Córdoba Deporte. Entonces el movimiento generado no era solo económico sino social también”.
El hotel número cinco está abandonado desde aproximadamente 1981, ese hotel fue reformado y modificado por dentro y en la mitad de la obra de reparación, se paró todo y quedó abierto a ser desmantelado.
Discursos y acción
Este lunes, tras la denuncia por abandono que hicieron los vecinos de Embalse, desde la presidencia de la Comisión de Monumentos, con la firma de Teresa Anchorena, les respondieron que desde 2018 estaba aprobada por ellos para “resguardar el valor patrimonial conjunto”, algo que fue dilatándose. A su vez, indicaron que desde el 10 de julio de 2019 está aprobada, con recomendaciones, “el proyecto de puesta en valor de la envolvente, fachadas e instalaciones del hotel número 1”, justamente el que hace dos años fue concedido a la Provincia para su puesta en valor. Sin embargo, las refacciones con inversión local de $20 millones (y otro monto similar de Nación), que el 5 de julio de 2018 desde la Provincia anunciaron entre bombos y platillos, con discurso de Juan Schiaretti incluido, ahora, con otra temporada de verano pasando, las obras están paradas.
“En el hotel uno comenzaron los trabajos pero hicieron solo un pasillo del hotel y luego la obra quedó frenada. No sabemos cuándo continuará y ni tampoco sabemos si es problema de la Provincia o de la empresa”, explica Verónica y agrega: “Nadie comunica nada, así que todos los días estamos viendo hasta dónde podemos llegar, qué puntos se pueden tocar para ver qué movimiento se puede hacer con respecto a eso”.
Para la ex trabajadora del complejo turístico, no solo es importante que se aplique la ley que lo ampara como monumento histórico, sino que se reconozco a la UTE como una fuente laboral de importancia, no solo para Embalse, sino para otras localidades de la provincia, donde la explotación turística del espacio genera empleos directos e indirectos que generan tras el movimiento de familias que vacacionan, una economía dinámica por onda expansiva.
“Es real que podemos contar que en otras épocas había gente de otros lugares también trabajando acá, personas de Río Cuarto, Achira Gigena, Berrotarán que también participaban del trabajo. Es decir que había trabajo no solamente para la gente de acá, sino para la región”, dice Verónica y se entusiasma: “Si logramos salvar esos hoteles sería tan bueno, sería la mejor noticia del 2020”