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Prometen, a algunos, volver a las importaciones de 2015

El gobierno negocia con sectores industriales clave, un acuerdo virtual: que la cantidad de importaciones autorizadas para este año, sean iguales o sólo levemente superiores (o, porque no, inferiores) a las de 2015.

El gobierno negocia con sectores industriales clave, un acuerdo virtual: que la cantidad de importaciones autorizadas para este año, sean iguales o sólo levemente superiores (o, porque no, inferiores) a las de 2015. El acuerdo alcanzará al sector de artículos para el hogar y electrónicos. Y, si se llega a un acuerdo, podría extenderse a otros rubros que también consideran que están siendo afectados desde comienzos de año por la apertura comercial dispuesta por el gobierno.

El Ejecutivo niega que lo anterior sea una realidad y afirma que el problema sólo se concentró en los primeros meses del año. Y que a mediados de 2016 sólo hubo inconvenientes puntuales con algunos alimentos básicos (fundamentalmente frutas), pero provocadas por la falta de oferta por cuestiones temporales.

Fuera de estos sectores, aseguran desde el Ministerio de la Producción de Francisco Cabrera, no habría mayores problemas y para fin de año se demostrará –juran– que las alertas eran sobreestimadas.

Para esto, desde esa cartera, se comenzará a trabajar sobre las estadísticas oficiales para saber si efectivamente, a cifras de septiembre, hay o no una “invasión de productos” importados, como aseguran muchos dirigentes empresariales; o si se trata una falsa alarma provocada por los primeros datos del 2016. Según la visión oficial, sólo a comienzos del año hubo un incremento sustancial, a partir de una decisión del gobierno nacional de ponerse al día con los pedidos de ingresos retrasados desde mediados del año pasado por la gestión de Axel Kicillof en el Ministerio de Economía. Afirman, desde Producción, que sólo hubo estadísticamente un alza importante hasta abril o mayo (dependiendo del rubro que se analice) y que luego la situación comenzó a estabilizarse. Y para reafirmar el concepto, se afirma que están dispuestos a abrir todos los datos oficiales al análisis, y si hay algún tipo de desajuste serio que realmente amenace con perjudicar la producción local, se acordará que en cantidades o dólares se autorice la misma cantidad de productos importados que el año pasado. Y que la negociación se reabra en 2017.

Cabrera y los funcionarios de su cartera ya comenzaron a trabajar sobre el tema con los productores de artículos electrónicos y para el hogar. Si ese diálogo termina en buenos términos, se podría llamar a otros sectores.

Trabas

Mientras tanto, se asegura que se instrumentarán también barreras para importaciones, pero diferentes a los mecanismos que utilizaban en el gobierno anterior. Sólo se tendrán en cuenta los autorizados por la Organización Mundial de Comercio (OMC); especialmente las que analizan la posibilidad de ingresos de productos vía dumping; dejando de lado las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI). Lo que se instrumentará será la aplicación de licencias y trabas permitidas por el organismo internacional que regula el comercio exterior.

Los instrumentos más comunes para controlar importaciones autorizados por la OMC son las licencias, que no se consideran por el organismo barreras no arancelarias, con lo cual no se ameritan sanciones. Las utilizan la mayoría de los países, incluyendo los centrales, en especial para proteger su producción primaria donde los Estados en desarrollo son más competitivos. En su momento se crearon para proteger las fronteras aduaneras contra el comercio de armas, narcóticos y posibles amenazas de daños a la salud y el medio ambiente de ciertos productos, especialmente alimentos. Pero, con el tiempo, comenzaron a derramarse para todos los sectores primarios e industriales. Requieren, antes, una licencia explicativa al importador, donde se detalla la causa de la restricción. En general, se aplican con “cuotas” de ingresos, instrumento sobre el que trabajaría el gobierno. Se habla de más de 19.000 posiciones arancelarias (productos a importar) sobre los que se aplicarán las licencias automáticas y unas 2.000 más para sectores denominados “sensibles”. Todo, dentro de una actualización y aceleración del Sistema Integrado de Monitoreo de Importaciones (Simi) para que los importadores tengan previsibilidad sobre la celeridad, o no, de las autorizaciones para importar.

Si bien nunca estuvo en mente del macrismo continuar trabajando con las DJAI, lo cierto es que desde el 31 de diciembre de 2015 la Argentina debía abandonar el instrumento definitivamente, utilizado en su momento a destajo por Guillermo Moreno en sus años de secretario de Comercio Interior. De otra manera, hubiera comenzado a recibir una catarata de sanciones por parte de los grandes importadores. Para el macrismo, ésta era otra de las bombas que serían heredadas por el kirchnerismo.

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