El lunes por la tarde, mujeres voluntarias de una ONG protectora de animales de Cañada de Gómez llegaron a un campo e intervinieron en el caso de un pitbull que pasaba sus días atado a una correa y pronto estará en adopción. En una chacra lindera algo les llamó la atención. Eran dos zorros que vivían en cautiverio. Como su fueran animales domésticos. El hallazgo derivó entonces en otra intervención. Los aguará guazú fueron trasladados por la Policía Ecológica y los propietarios de la finca terminaron demorados por tenencia de armas.
Los aguará guazú, especie amenazada por cazadores y vehículos en las rutas, estaban enjaulados. Les calculan un año de vida, y ya se encontraban domesticados.
Según un parte policial, al llegar al campo los efectivos policiales que acompañaban a las proteccionistas vieron a dos camionetas intentando retirarse con uno de los animales. Una fue interceptada y uno de los ejemplares fue puesto a resguardo. El otro animal fue entregado más tarde en la comisaría local.
Luego intervino la Dirección General de Policía Comunitaria Delegación Sur-Rosario que trajo los zorros a Rosario, para luego llevarlos a otro hábitat: la granja Esmeralda en Santa Fe, según dijeron a este diario fuentes de Policía Comunitaria. Se trata de un «centro de rescate, reproducción e investigación de la fauna silvestre autóctona» cerca de la capital provincial que depende del Ministerio de Ambiente.
En el lugar también constataron que había 14 ciervos de los cuales se contaba con autorización como depositarios judicial de su tenencia. Además, secuestraron una escopeta calibre 16, cartuchos y un rifle aire comprimido.