Las cinco jurisdicciones más importantes en términos económicos y fiscales –Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba)– priorizaron mantener el nivel real de sus gastos corrientes y redujeron sus gastos de capital durante el segundo semestre de 2012. Este balance surge de un informe económico del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que proyectó un déficit primario de 0,4 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) para el consolidado de las provincias, similar al registrado durante 2011. Ese porcentaje significa que las cuentas cerrarán con un rojo de 10.000 millones de pesos, a los que hay que agregarles intereses que lo elevarían a 15.000 millones.
El déficit pudo ser más amplio, de hasta 1,1 por ciento del PBI, pero de los datos recabados en el documento del Iaraf surge que el control del gasto provincial en casi todas las áreas, en particular en la obra pública, permitió a los gobernadores restar entre 4 y 5 puntos porcentuales al crecimiento del gasto primario.
Además, las provincias lograron aumentar los ingresos mediante una mayor presión tributaria, algo que empezó a notarse hacia el fin del primer semestre. Esto les permitiría compensar la caída en la tasa de crecimiento de los envíos nacionales y poder lograr el crecimiento de sus ingresos a tasas cercanas al 25 por ciento, concluyeron Nadin Argañaraz, Ariel Barraud y María Pía Brugiafreddo, autores del informe.
El Iaraf destacó que ambas políticas fiscales –aumento de la presión fiscal y freno en el gasto de capital– estuvieron “fuertemente condicionadas por una desaceleración en la coparticipación”. Esta pasó de crecer al 32,3 por ciento en 2011 a un cierre esperado en alrededor del 25 por ciento para 2012. Y que la desaceleración de coparticipación no fue compensada por “transferencias discrecionales o no automáticas como en otros periodos críticos”, por ejemplo en 2009. Por el contrario, las transferencias no automáticas a provincias crecieron entre enero y octubre 3,1 por ciento, una marcada caída.
De cara al 2013, año electoral, el Iaraf pronosticó que combinará dos factores: estrecheces económica y fiscal, y necesidad política de mostrar gestión a través del gasto. El informe conjeturó que si se mantiene una prudencia fiscal y los gastos vuelven a encarrilarse con los ingresos, como se espera que cierre el presente año, el déficit primario provincial estimado para 2013 por 12.500 millones de pesos volverá a representar un 2,4 por ciento del gasto primario.
Sin embargo, “si se impone la necesidad política de escapar a la restricción presupuestaria, el déficit se profundizará rápidamente”, pronosticó el instituto. Y agregó que, por ejemplo, en un escenario moderado en el que la brecha sea del promedio verificado en las provincias en los últimos años de 3 puntos –el gasto crece al 28 por ciento e ingresos al 25 por ciento–, el déficit alcanzaría los 25.000 millones de pesos. Esta cifra duplica el total del gasto sin financiamiento presupuestario (el déficit en este caso representaría el 4,7% del gasto primario provincial 2013).