El verdadero aluvión de demanda que recibió la colocación de bonos de Chubut resultó todo un síntoma de las expectativas de los inversores. La provincia salió a buscar fondos a través de un nuevo título ajustado a la evolución del tipo de cambio oficial y la demanda superó todas las expectativas. Pese a que se trata de un producto a largo plazo para lo que es el mercado local (vence en seis años), hubo pedidos de compra por 318 millones de dólares, cuando habían salido a buscar sólo 50 millones. Al final, terminaron colocando el equivalente a 220 millones de dólares.
Algo parecido había sucedido con Neuquén hace pocos días, cuando consiguió 198 millones de dólares (el máximo que tenía autorizado por la Legislatura provincial) para financiarse a cinco años, también a través de un bono “dollar linked”. Y ya Buenos Aires había probado exitosamente efectuar una colocación a seis años con este mismo producto, aunque hace unos tres meses la demanda no había sido tan impresionante.
La causa de este gran interés de los inversores por este producto está relacionado con la expectativa de una aceleración de la suba del dólar en el mercado oficial, lo que le daría a los tenedores de bonos que ajustan según el tipo de cambio que publica diariamente el Banco Nación un interesante rendimiento adicional en pesos. En lo que va del año, el dólar oficial ya sube 21 por ciento, desde los 4,80 pesos del cierre del año pasado hasta los 5,82 pesos actuales.
Pero la aceleración se hizo más notoria en los últimos meses. En agosto, la suba del dólar formal llegó al 3 por ciento y ese ritmo aflojó parcialmente hasta un 2 por ciento mensual en septiembre, mientras que en octubre se mantendría la misma tendencia. Desde principios de año, la suba de la divisa ya llega al 16 por ciento y se eleva al 23,2 por ciento en términos interanuales (5,84 pesos del viernes contra 4,74 de mediados de octubre de 2012).
Se estima que después de las elecciones legislativas el gobierno como mínimo mantendrá el actual ritmo de devaluación del 2 por ciento mensual, pero no se descarta que incluso lo eleve aún a niveles parecidos al de agosto, es decir acercándose al 3 por ciento. Como además el bono de Chubut tiene una tasa del 4 por ciento mensual, se trata de un instrumento que le ganaría con claridad a la inflación, ya que podría rendir cerca del 30 por ciento anual en pesos contra el 25 por ciento de aumento de los precios. Neuquén había colocado a una tasa similar pocos días antes.
Se trata, por lo tanto, de una apuesta atractiva sobre todo para inversores institucionales como fondos comunes de inversión y compañías de seguros, que tienen pesos en cartera y deben volcarlos a alguna alternativa dentro del mercado local.
Por supuesto que para las provincias representa un peso adicional en sus finanzas, pero lo compensan con el plazo. Además de los seis años del bono, Chubut tendrá dos años de gracia para empezar a devolver el capital. Y Neuquén también consiguió un año y medio para empezar a devolver el capital.
La aceleración del dólar también llevó a que las empresas optarán prácticamente por no seguir emitiendo este tipo de productos. Prefieren, en cambio, financiarse en pesos a tasas muy bajas, aprovechando la línea de financiamiento producto al 15 por ciento anual fija y plazo mínimo de tres años. A todas luces, se trata de una fuente de fondeo mucho más conveniente que captar a través de una cláusula ajustada al dólar oficial, algo que en su momento fue especialmente útil para empresas exportadoras como Cresud o Molinos (lo que venden también se encuentra atado a la cotización de la divisa).
Las empresas le escapan de manera creciente a la financiación vinculada al dólar, ya sea a través de dólar ajustable o con la prefinanciación de exportaciones, que ahora también toman en moneda local. Los últimos datos difundidos por el Banco Central muestran, de hecho, que el otorgamiento de préstamos en dólares (vía descuento de documentos) a las empresas se desploma nada menos que un 31,2 por ciento en lo que va de 2013, pasando de 4.448 millones de dólares a apenas 3.088 millones.
Semejante caída podría atribuirse a la merma de los depósitos en moneda extranjera que sufren los bancos desde que se instauró el cepo cambiario. Pero sólo es una explicación a medias, ya que los depósitos en dólares del sector privado disminuyeron “sólo” el 13 por ciento en el año.
En realidad, las empresas prefieren no estar endeudadas en dólares por la misma causa que evitan los bonos atados al tipo de cambio oficial, es decir que se dispare aún más la suba de la cotización generando un fuerte incremento del costo financiero.