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«Proyecto vestuarios»: desnudar la violencia, los cuerpos, las nuevas masculinidades y el feminismo

Las obras del dramaturgo y director porteño Javier Daulte, “Vestuario de hombres” y “Vestuario de mujeres”, bajo la dirección de Romina Tamburello, regresan este sábado al Galpón 15 de la Franja del Río, donde seguirán en cartel los viernes y sábados de mayo   

El paso de la pandemia de coronavirus arrasó con todo. Se llevó sueños, expectativas, proyectos en etapa de gestión y muchos otros que apenas vieron la luz debieron bajar de cartel con la llegada del aislamiento obligatorio. Lo que iba a durar unos días llevó dos años, pero el teatro resiste, lo hace desde siempre, y la vuelta de la presencialidad, que es la esencia misma del teatro, trajo un montón de regresos a la cartelera local, entre ellos, la reposición de Proyecto vestuarios, el díptico del dramaturgo y director porteño Javier Daulte estrenado originalmente en 2010, y en su versión local en marzo del 2020 (con apenas un par de funciones), integrado por las obras “Vestuario de hombres” y “Vestuario de mujeres”, que este sábado vuelve a la cartelera rosarina en el Galón 15 (G15), el espacio provincial de la Franja del Río.

Allí se presentarán ambas propuestas todos los viernes y sábados, a las 20.30 (mujeres) y a las 22 (hombres), bajo la dirección de Romina Tamburello, con la asistencia de Miranda Postiglione, en coproducción con La Cigarra-Cooperativa de Trabajo Limitada y diario El Ciudadano, con el auspicio del Ministerio de Cultura de la Provincia.

De este modo, si bien también se podrán ver en días y horarios separados, el proyecto ofrece la oportunidad de ver las obras una a continuación de la otra, dado que se vuelve muy interesante ver “en caliente” los acuerdos y las contradicciones que determinan los acontecimientos y el desenlace de cada uno de los materiales donde queda claro que la igualdad entre hombres y mujeres es un tema político o moral y las diferencias innatas son un tema científico, concepto de Allan y Barbara Pease, de su libro El lenguaje del cuerpo, que no casualmente Javier Daulte, uno de los creadores referenciales del teatro argentino contemporáneo, transcribe al comienzo de los textos publicados hace unos años por Corregidor.

Con las actuaciones Lala Brillos, Sofía Dibidino, Leila Esquivel, Belén López Medina, Macu Mascía, María Belén Ocampo, Vicky Olgado, Miranda Postiglione,  Lorena Rey (“Vestuario de mujeres”),  Germán Basta, Emiliano Dasso, Juan Nemirovsky, Mumo Oviedo, Mani Raimondi, Mauro Sabella, Juan Pablo Yévoli y David Zoela (“Vestuario de hombres”), las obras parten de una idea de comedia, para pasar a las instancias de una comedia dramática y apostarse finalmente en el drama.

En ambas obras se dirimen cuestiones vinculadas con la argentinidad, el amateurismo, lo que se pone en tensión la intimidad de un vestuario, donde se desnudan mucho más que lo cuerpos, sobre todo temas como la violencia en general y particularmente en el deporte, el abuso, las nuevas masculinidades y los feminismos.

Qué se cuenta

En “Vestuario de hombres” y “Vestuario de mujeres”, ambas obras sólo aptas para mayores de 16 años, la intimidad desenmascara lo oculto en dos instancias: antes y después del partido. Un grupo de hombres y otro de mujeres que integran respectivos equipos de Lacrosse de un barrio de Rosario, un deporte poco conocido y practicado en la Argentina (podría ser cualquier otro) viaja a Hungría para una final mundial. En ese contexto, el amateurismo, casi como una vocación nacional, estalla en la intimidad del vestuario donde más allá de los cuerpos se desnudan también las miserias, rencores y contradicciones frente a lo diferente, a lo que no se quiere ver o confesar, ante una posibilidad de triunfo que, al mismo tiempo, también puede ser una derrota estrepitosa. Y donde perder o ganar es mucho más que llevarse una copa como trofeo.

“El mayor desafío en todos los sentidos de este proyecto, desde el lugar de la dirección, fue abordar otras maneras de actuar que tienen que ver con un estar permanente en escena olvidándonos un poco, o bien dejando un poco de lado, esta necesidad de componer sino estando, reaccionando y trabajando en equipo frente los acontecimientos que transitan ambas obras”, dijo Romina Tamburello respecto de esta potente experiencia, primero, de adaptación del texto original y luego de la producción de un texto escénico para ambas obras donde ese abordaje del aquí y ahora se hace presente de manera inmanente.

Y sumó: “Si bien tenía la experiencia previa de trabajar con elencos grandes, éste es el más grande de todos, y también hay algo muy rico y poderoso desde lo humano que se armó entre todas la patas que participan de modo cooperativo: desde La Cigarra que es una cooperativa y que sostuvo la producción, y desde nosotros, la gente de teatro, que trabajamos de modo cooperativo de manera habitual, además de cada persona que está involucrada, algunos que se fueron sumando a un equipo, y trabajamos todos de ese modo. Entonces, el mayor desafío y al mismo tiempo acierto de la propuesta, es esta forma horizontal desde donde se aborda una idea de dirección poco frecuente”.

En el mismo sentido, pero en relación con la reescritura del texto para acercarlo a las problemáticas de la agenda del presente, Tamburello expresó: “Más allá de la reescritura hay muchas cosas que siguen teniendo vigencia del texto original; en lo personal, como deportista, hay cosas que me tocan muy de cerca, sobre todo en este tipo de propuestas. Y esta última reescritura la hicimos junto con Miranda Postiglione Martinetti, asistente de dirección y también actriz del proyecto, y fue un proceso muy ameno y revelador porque los dos años de pandemia trajeron, además de incertidumbre, algunas luchas ganadas como la aprobación de la Ley por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y algunos movimientos de los feminismos que nos desafiaron a discutir cuestiones nuevas dentro de las obras, como por ejemplo la sororidad en el de mujeres y las nuevas masculinidades o bien aspectos perimidos de la masculinidades hegemónicas dentro del de hombres que ahora están más a la vista».

 

Cuerpos políticos

El tratamiento de la imagen en general y de los cuerpos en particular es uno de los puntos a destacar en el territorio de la propuesta estética que encierran ambos materiales. Los actores y actrices, en algún momento de ambas obras, muestran sus cuerpos, incluso desnudos, un hecho habitual en cualquier vestuario. La desnudez, corrida de todo erotismo y como un paisaje, busca romper con esa lógica de la desnudez como disparador del morbo en el espectador, más allá de su inevitable rol de “voyeur” que es inherente al teatro. Por el contrario, tomando al cuerpo como un campo político, algo que atraviesa la agenda del presente, la desnudez es la de los cuerpos reales, con sus marcas, falencias y dolores, como consecuencias de lo deportivo, dejando a la vista su fisiología y al mismo tiempo su patología.

“Los cuerpos desnudos en escena son cuerpo deportivos, reales; el ojo no está puesto en la desnudez como algo erótico, tampoco para despertar ningún morbo ni la curiosidad en el espectador, más allá de que sabemos que, en parte, eso es inevitable y nos hacemos cargo. Pero sería irreal que dentro de un vestuario, y en el contexto de lo que cuentan las obras, los personajes no estén desnudos en algún momento; la desnudes es una transición. Los cuerpos desnudos son parte de lo deportivo y del abordaje que proponen estas obras que por momentos son hiperrealistas”, expresó la directora.

Y finalmente planteó: “Trabajar la cuestión de la desnudez con ambos elencos, que es algo poco habitual en el teatro rosarino, fue un proceso muy interesante que partió de muchas charlas previas y luego, de poner en juego esta cuestión de algo muy privado que implica estar sin ropa en escena. Son obras que hablan de lo privado pero también de lo público, plantean ese contraste, hablan de eso que no se cuenta; estos personajes están en un vestuario pero en otro país, representando a la Argentina. Desde ese lugar de la intimidad es que se abordan los cuerpos desnudos en escena, pero al mismo tiempo se desnudan muchas otras cosas”.

Para agendar

“Vestuarios de mujeres” se presentará los viernes y sábados de mayo a las 20.30, al tiempo que “Vestuarios de hombres” lo hará los mismos días a partir de las 22. Las obras se podrán ver una a continuación de la otra o bien en días y horarios diferentes, en el Galón 15 del Ministerio de Cultura de la provincia, que integra la Franja del Río (Estévez Boero 700, ingreso sur). Las entradas anticipadas se adquieren a través de https://entradasculturasantafe.com.ar/

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