Correr. Meter. Jugar ordenado. Minimizar los errores. No sonrojarse por reventar una pelota o por un saque de arco sin salir por abajo. El libreto del Newell’s de Fabbiani es simple, austero y poco pretencioso, pero efectivo. Y ganarle a Boca 2 a 0 es un espaldarazo para esta idea de juego que incluso el hincha de la Visera se atreve a aceptar.
Batacazo de Newell’s en el Parque. Para respaldar la idea de Fabbiani, para aliviarse con esa parte baja de la tabla que nadie quiere ver, y para creer, sobre todo para creer.
El Ogro sorprendió desde lo táctico. Armó un dispositivo táctico 4-3-2-1 sin un cinco tradicional. Ubicó al pibe Jacob como volante central, con Ever Banega y Maroni cerca. Así, obstaculizó el circuito de juego de Boca y lo obligó a jugar por afuera, donde Luciano Herrera y Silvetti ayudaban a Montero y Martino si se proyectaban Blondel y Blanco.
Pero el éxito del sistema tuvo que ver con la entrega, el orden y el esfuerzo de los futbolistas leprosos. Ninguna pelota se dio por perdida, ningún jugador visitante tuvo tiempo para pensar, todo era perfecto en un primer tiempo irreprochable.
Un saque largo de Navas y un toque en el camino puso a Herrera en corrida de cara a Marchesín, y el carrilero picó la pelota ante el achique del uno y puso el 1 a 0. De ahí al final del primer tiempo se vio a un Boca maniatado y a un Newell’s esforzado, con la inteligencia de Banega para pausar la pelota. Y antes de irse al descanso, un centro de Ever encontró la cabeza de Lollo y una ventaja de dos goles impensada, pero justificada.
El inicio del complemento iba a marcar el pulso de cada equipo. Y fue frenético e infartante.
Newell’s tuvo dos contras explosivas. Y mala fortuna. Primero desbordó Silvetti y Cocoliso González buscó colocar el balón lejos de Marchesín y dió en el palo. Y enseguida Maroni metió una corrida por el centro, eludió exigido al arquero y su toque Dio otra vez en el palo.
Y mientras la Lepra se lamentaba, Cavani cayó en el área por un agarrón leve de Martino y Herrera dio penal. El uruguayo se quiso sacar la mufa y remató cruzado y fuerte y ls pelota reventó el palo. Y el rebote de Giménez fue imantado a Navas. Zafó Newell’s y se levantó la gente. Y llegó una lluvia torrencial para hacer el partido más épico.
Boca metió todo lo que tenía en el banco -y era mucho-, y el Ogro puso a Salcedo por Silvetti y construyó una muralla para aguantar. Lollo y Cuesta se cansaron de cabecear y Navas estuvo atento a las pelotas que pasaban. Y así la Lepra se comió el reloj y dejó sin recursos al poderoso Boca lleno de figuras que se perdió en el Parque con un equipo que corrió, metió y dejó la vida por los tres puntos. Y los consiguió con justicia. Y respira.