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Pubertad cada vez más precoz: durante la pandemia, más niñas menstrúan antes de los 8 años

Para el especialista Diego Colabianchi, los casos subieron más de cuatro veces en el último año. Se debe a la influencia de factores medioambientales: alimentación, sedentarismo, uso de pantallas, que la crisis del covid ahondó. La principal consecuencia es la incidencia en la estatura final adulta

“Mi nena tiene 6 años y todavía sueña con unicornios de colores, duerme con sus muñecas y espera que le lea su cuento de buenas noches. Noches atrás soñé que ella menstruaba, antes de tiempo, y sí, es algo que me tiene preocupada”, escribió en un posteo de Instagram la ginecóloga Melisa Pereyra para hablar sobre la pubertad precoz. El posteo tuvo más de mil comentarios de mujeres que recordaron la experiencia de menstruar antes de los 8 años, cuando nadie les había explicado el porqué, y de otras tantas madres preocupadas por la salud sexual de sus hijas.

Según expertos, el desarrollo hormonal anticipado se debe a factores medioambientales como la alimentación, el sedentarismo, la exposición a la luz de las pantallas y el uso de elementos que contengan químicos y agrotóxicos. Un estilo de vida que la pandemia fomentó. Para el endocrinólogo pediatra Diego Colabianchi, los casos de pubertad precoz o temprana aumentaron más de 4 veces en el último año. La consecuencia, además de las psicológicas o sociales, es la interrupción del crecimiento de los huesos y la incidencia en la estatura final adulta.

“El uso de celulares, hábitos alimentarios, sedentarismo, disruptores endócrinos (elementos químicos como plásticos, protectores solares, agrotóxicos) interfieren con los mensajes hormonales y afectan el eje del desarrollo reproductor. En el último tiempo venimos exponiéndonos a todos. La pandemia fue un compendio de todos efectos concentrados en más de un año. Vino a acelerar algo que ya ocurría en la sociedad”, explicó a El Ciudadano.

Según precisó Colabianchi, se considera pubertad precoz cuando el desarrollo hormonal comienza antes de los 8 años en las niñas y de los 9 en los varones; y temprana, cuando comienza después de los 8 años pero a ritmo acelerado. Estos cambios aparecen con mayor frecuencia en las niñas. “Históricamente, la relación de casos entre nenas y varones en cuanto a la pubertad precoz o temprana fue de 9 mujeres por un varón. Hoy la relación se sostiene pero tengo la sensación de que está aumentada”, señaló.

El especialista explicó que los genes están influenciados por efectos medioambientales –como la alimentación o el confort de vida– y la epigenética –la regulación medioambiental de la expresión de los genes– los enciende o apaga. La exposición prolongada a las pantallas y el sedentarismo son uno de los factores de incidencia. “La luz de led inhibe la melatonina secretada en la glándula pineal que es regulada por la hipófisis que se encarga de regular las hormonas del desarrollo”, puntualizó.

La alimentación es otro de los factores que influyen en los cambios hormonales. “La soja contiene fitoestrógenos y resultan un pequeño estímulo invisible de estrógeno, que termina siendo un factor medioambiental. Desde hace años el pollo es criado con hormonas. Pero la culpa no es del pollo. La alimentación industrial es muy nociva con almidones modificados, grasas trans, aceite de palma, entre otros”, agregó.

 

Las consecuencias

 

La pubertad precoz o temprana tiene dos consecuencias: las psicológicas y sociales de una menarca anticipada; y la variación de la talla final adulta, que puede quedar más baja que lo genéticamente determinado.

Al consultorio de Colabianchi llegan familias derivadas por el pediatra y alertadas por alguien del establecimiento educativo que ya está haciendo un tratamiento. Consiste en un bloqueo del proceso de la pubertad, mediante la toma de un fármaco de forma mensual, trimestral o semestral, que se personaliza para cada caso.

“Se bloquea la producción de hormonas y se suspende el desarrollo mamario, uterino y la maduración del hueso hasta la edad ósea normal. No tiene efectos secundarios importantes ni a largo plazo, ya que es un tratamiento seguro y probado”, señaló.

El mayor inconveniente que mencionan las pacientes es el alto costo del tratamiento –más de 100 mil pesos por trimestre– y que, en la actualidad, no está incluido dentro del Plan Médico Obligatorio.

Para el profesional, se está viviendo un cambio en la edad inicial de la pubertad que con el paso de los años podrá influir en la estatura media de la población. “En el Medioevo la menarca era a los 17 años. Hoy el promedio es a los 11 y medio o 12 años. En materia psicológica es probable que se pueda adaptar con el tiempo, pero tenemos que estudiar si tendrá una consecuencia sobre la talla”, concluyó.

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