La nueva película de Lucía Puenzo, Wakolda, que tuvo su première mundial en el último Festival Internacional de Cine de Cannes iniciando así un raíd internacional que ahora la lleva a los certámenes de San Sebastián y Biarritz, se estrena mañana en las salas locales.
El film, que en su primera proyección fue recibido con un cálido y largo aplauso en la sala Debussy de Cannes, cuenta una historia donde se intercalan la intriga y acontecimientos públicos para narrar la relación de una familia que tiene una hija con problemas de crecimiento, con un médico alemán, en 1959, en el sur argentino. Protagonizada por Alex Brendemühl, Ana Pauls, la niña debutante Florencia Bado, Natalia Oreiro y Diego Peretti, junto a Elena Roger, Guillermo Pfening y Alan Daicz, el tercer largometraje de la hija de Luis Puenzo (La historia oficial) abreva en una novela propia publicada en 2011.
La trama comienza con la llegada a la zona de Bariloche de un biólogo alemán y su encuentro con una familia, la de Enzo (Peretti) y Eva (Oreiro, quien además anunció el rodaje de la vida de Juana Azurduy; ver aparte), ella embarazada, y sus varios hijos, entre ellos Lilith, de doce años, no obstante de talla pequeña para su edad.
El visitante, todavía joven, seductor e intrigante, se relaciona con otros de los muchos alemanes de la zona, como él, dedicados a curiosos experimentos, y así se convierte en el primer huésped de la hostería que Enzo y Eva heredaron a orillas del lago Nahuel Huapi, al mismo tiempo que se relaciona de una manera algo singular con Lilith.
En realidad, ese hombre es Josef Rudolf Mengele, conocido como el Ángel de la Muerte, médico y antropólogo que se inició en la Juventud Hitleriana y terminó integrando las SS, criminal de guerra nazi prófugo, que se escondió en la Argentina, Paraguay y Brasil, donde murió en 1979, a los 67 años.
“La película habla de Mengele y de su paso por Bariloche, pero transcurre, básicamente, en un período de tiempo en el que, justamente, se le había perdido el rastro y nadie sabía dónde estaba. Porque a partir de la captura en Buenos Aires de Adolf Eichmann, Mengele escapó hacia el Paraguay”, contó la directora a la agencia de noticias Télam.
Según narró Puenzo, “Mengele tenía una identidad falsa y se movía en Bariloche con total impunidad. La película habla, justamente, de un inmigrante alemán que llega a la ciudad y entabla una relación con una familia con la que se fascina porque tiene una madre de sangre alemana y un padre de sangre mestiza”.
La historia lleva al espectador por varios senderos: por un lado, el de la familia y en especial el de Eva, que está a punto de dar a luz; por otro, el de Nora Eldoc, la aparente bibliotecaria que espía los movimientos de los nazis escondidos en la zona; y finamente la de la relación que se establece entre Lilith y Mengele, uno fascinado por la otra y viceversa, en medio de un entorno germanófilo.
Con la imagen que se repite de un hidroavión saliendo y aterrizando en el Nahuel Huapi, la directora vuelve una y otra vez a la constante de que en ese lugar se escondieron nazis con la complicidad de lugareños (como ocurrió por ejemplo con Erich Priebke) que, como se ve en una foto de la infancia de la protagonista, hacían convivir banderas argentinas con otras nazis en las escuelas.
Lucía Puenzo explicó que la historia tiene puntos de contacto con la realidad, en especial con la historia de Josef Mengele, el siniestro médico nazi que, se supone, vivió un largo período en Bariloche antes de emigrar a Paraguay y luego a Brasil, donde finalmente murió el 7 de febrero de 1979.
El film de Puenzo es riguroso, sin pretensiones alambicadas, sino con la simple y pura meta de contar una historia a puertas cerradas dentro de otra mucho más grande, que le concierne al mundo, que es la del biólogo en busca de la “perfección”, aquella pureza aria que enunciaba el Tercer Reich, que va y viene dentro de un mundo lleno de contradicciones, pasiones, verdades y mentiras.
“Lo que aparece en la película es la idea de personajes encerrados que ocultan historias cargadas de diferentes puntos de vista, que por afuera tienen horizontes muy abiertos. Es decir: un encierro dentro de horizontes muy abiertos que trato de mostrar”, contó la realizadora.
Acerca del proceso de la película, Puenzo detalló: “Tuvo un casting muy largo, de ocho meses, en especial por la niña protagonista, que era muy atípica porque tenía que ser una niña muy pequeña en lo corporal para su edad, y al mismo tiempo poder sostener casi toda la película”.
“Fue difícil, también, la búsqueda de Mengele –relató quien se diera a conocer con XXY en 2007, y rodara luego El niño pez en 2009–, porque debía ser un actor que hablara muy bien español pero también alemán, con acento del sur muy parecido al de Mengele”.
“Brendemühl es perturbadoramente parecido a Mengele y algo que podía cambiar algunas cosas era si la filmábamos en Bariloche, y finalmente concluimos que era importante hacerlo allí y no en el sur de Chile, por ejemplo, porque Mengele había vivido allí esta historia, y cuando fuimos, vivimos en el mismo hotel que filmamos, algo que ayudó a generar el clima que necesitaba el rodaje”, aseguró Puenzo.
En el mismo sentido, finalmente completó: “Los rodajes con todo un equipo lejos de sus hogares permiten un mejor nivel de concentración y de intensidad de trabajo, creo que, en este caso, fue muy importante porque estábamos filmando al lado de los cuartos donde vivíamos y del comedor donde comíamos. Simplificó mucho todo por el simple hecho de estar todos concentradísimos en el mismo lugar y al mismo tiempo”.
La actriz Natalia Oreiro será Juana Azurduy
La actriz Natalia Oreiro, a punto de estrenar Wakolda (ver nota central), afirmó que será la protagonista de una película sobre la heroína criolla Juana Azurduy, que será dirigida por Benjamín Ávila. “Tenemos ganas de hacer otra película con Ávila, director de Infancia clandestina, y nos planteamos filmar la vida de Juana Azurduy”, dijo la actriz nacida en Montevideo y residente en Argentina.
Sobre el alto costo que tendrá el film y los medios necesarios para su realización apuntó que, si los planes se cumplen, “quizá podamos filmarla el próximo año”, una vez finalizada su tarea en Solamente vos, la telenovela que comparte con Adrián Suar en El Trece.
“Es un personaje muy difícil para mí. Me voy a tener que preparar mucho”, señaló Oreiro sobre su compromiso con Juana Azurduy, nacida el 12 de julio de 1780 en Toroca, que por entonces formaba parte del Virreinato del Alto Perú y hoy es territorio boliviano.
Junto a su esposo, Manuel Ascensio Padilla, Juana se unió a las huestes contra los realistas españoles enviadas a Chuquisaca desde Buenos Aires, bajo el mando de Antonio González Balcarce, y combatió en el frente de batalla, incluso embarazada.
En 1813, Padilla y Juana Azurduy se pusieron a las órdenes de Manuel Belgrano, nuevo jefe del Ejército del Norte enviado desde Buenos Aires, y organizó el Batallón Leales, que participó en la batalla de Ayohuma el 9 de noviembre de 1813, donde las fuerzas de Belgrano fueron derrotadas por los españoles.
Poco antes, en agosto de ese año, Azurduy recibió el rango de teniente coronel y fue autorizada a usar el traje del Ejército Argentino.
Más tarde, se radicó en la provincia de Salta, desde donde por años reclamó al gobierno, ya independiente de Bolivia, la restitución de los bienes que le habían sido confiscados por los realistas. Azurduy, quien perdió cinco de sus seis hijos en las guerras por la Independencia, murió en la indigencia en 1862, cuando estaba a punto de cumplir 82 años, y sus restos fueron enterrados en una fosa común, de donde se exhumaron casi un siglo después para ser trasladados a un mausoleo en Sucre (Bolivia).